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Brasil: el país detrás de la Copa

Entre aplausos y silbidos, Bolsonaro tomó un rol protagónico en la Copa América celebrada en ese país

11 de julio, 2019 - 14:10

La confianza en el gobierno brasileño ha caído bruscamente, pasando de ser del 49% en el momento de su asunción a un 32% en tan sólo seis meses. La falta de experiencia en el gobierno de su líder y los continuos choques contra la vieja casta de la política brasileña provocaron que el Partido Social Liberal sea incapaz de lograr un consenso sostenible que le permita gobernar.  Durante el gobierno de Bolsonaro la “luna de miel” que suele existir entre la presidencia de Brasil con el congreso en los primeros momentos del mandato nunca existió.

La reforma previsional planificada no pudo ser aplicada aun; ha quedado estancada en Cámara de Diputados. Esta medida es el punto de partida desde el cual Paulo Guedes, ministro de Economía, apunta a implementar su agenda de resurgimiento económico a largo plazo, a través de un plan que incluye privatizaciones, reformas fiscales y una fuerte reducción del gasto público.

En los últimos días esta situación parece haberse destrabado y los miembros del gobierno se mostraron optimistas con el futuro de la reforma. Sin embargo, es otro el escenario que muestran los datos. Cuando Bolsonaro asumió la presidencia se especulaba con un crecimiento económico de entre 3% y 3.5% en 2019. Hoy la situación es diferente; el PBI se redujo un 0,2% en el primer trimestre y las expectativas de crecimiento no alcanzan el 1%. El temido fantasma de la recesión económica se encuentra cada vez más cerca del gigante sudamericano.

El otro eje conductor de su campaña, la lucha contra la corrupción, tampoco muestra  un gran avance. El paquete de medidas contra la corrupción y la criminalidad fue congelado en la cámara baja de la misma manera que la reforma previsional.

Mientras se viven estas situaciones, Brasil celebró la Copa América de fútbol. El presidente brasileño se dejó ver en varios partidos de la selección de su país, entre medio de los hinchas que gritaban tanto a favor como en contra, haciéndose con un lugar preponderante en las transmisiones de dichos encuentros. Destacan particularmente los partidos de semifinal en donde Bolsonaro realizó una “vuelta olímpica” en el entretiempo del partido; y en la final donde el presidente fue invitado por los jugadores a participar en los festejos del campeonato. Todo esto a pesar de que la FIFA prohíbe los actos políticos antes, durante y después de los partidos.

El poeta romano Juvenal acuñó la locución “Pan y Circo” para explicar la forma en que los emperadores romanos mantenían tranquilos a los ciudadanos, evitando levantamiento, proveyendo alimentos y entretenimiento masivo. Esta táctica continúa siendo utilizada por los gobernantes de hoy en día, más de 1500 años después de la caída de Roma, pero no de la misma forma. En gran parte del mundo, el fútbol ocupa el lugar que ocupó el coliseo durante la época del Imperio Romano.

En el caso de Brasil se continuó con esta táctica. Ante el mal momento que vive la gestión actual de gobierno, el presidente ha aprovechado el torneo de fútbol más importante de Sudamérica para desviar la mirada de la prensa y la sociedad en general, haciéndose participe de este espectáculo. El triunfo de la 'Verde amarela' en el certamen continental fue funcional a Bolsonaro, que podría retomar su actividad política con una confianza renovada y con los problemas barridos bajo la alfombra.