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“Su modo de entender el fútbol es cómo lo jugó”

‘Trinche’ es la flamante biografía sobre Tomás Carlovich. Hablamos con su autor Alejandro Caravario

05 de junio, 2019 - 19:10

La biografía se llama Trinche y como su nombre (o apodo) lo indica es nada menos que un relato sobre la trayectoria de una de las leyendas más grandes del fútbol argentino: Tomás Felipe Carlovich.

Porque claro, para muchos ex compañeros y rivales suyos fue uno de los jugadores con mayor riqueza técnica que pisó los suelos argentinos, en tiempos de campos amarillentos, duros o semipelados. Sin embargo, todo quedó circunscrito en la memoria del ascenso; los torneos provinciales y a la altura de mito.

Salió de Central adonde jugó poco y nada, y de allí armó un derrotero por Central Córdoba de Rosario, adónde es una suerte de semidiós. El destino lo trajo a Independiente Rivadavia adónde lo apodaron el Rey, luego de romperla en un clásico ante Gimnasia, en el que además fue campeón en 1976. También jugó años después en el Deportivo Maipú.

Pero su cénit fue la noche que integrando la selección rosarina la rompió contra la Selección argentina que se preparaba para el Mundial del 74. Un episodio al que se le atribuyeron cientos de historias paralelas como que Vladislao Cap (Dt de la albiceleste) le pidió a la dupla Montes-Griguol de Rosario que lo sacaran para seguir evitando papelones.

De Carlovich no hay mucho más registro que los testimonios orales, pero su historia es de culto (incluso a pesar del propio protagonista). Y ello motivó al escritor y periodista Alejandro Caravario a abordarla.  

“Trinche es una crónica. Quise descular el mito y armar un relato en torno a su vida, hecho con el testimonio coral de quienes lo acompañaron y vieron jugar. Y es mi historia, aunque yo no sea el protagonista”, cuenta Alejandro desde Buenos Aires en diálogo con El Tapón.

Alejandro Caravario y un ejemplar de Trinche, un relato sobre Carlovich.

“La primera vez que alguien me habló del Trinche fue un compañero rosarino de la Colimba. Años después cuando dirigí la revista Mística teníamos en el staff a Adrián Piedrabuena, quien conocía de memoria la historia y actualmente es uno de los que motoriza la logia del Trinche Carlovich, una suerte de culto, como si fuera la iglesia maradoniana.

“Luego en la revista De un caño surgió la posibilidad de hacer el libro a través de la Editorial Planeta y fue natural que la decisión de hacerla recayera en mí”, añade el autor de la Biografía de Tomás Felipe Carlovich de reciente aparición.

–Tuviste que entrevistarlo al Trinche varias veces. ¿Te ayudó en el armado de su historia?

–No mucho. Es cordial, amable, pero parco. Me recibió en su casa,  fuimos a ver a Central Córdoba y a caminar por Rosario, pero es renuente a hablar de su carrera; no se acuerda mucho de ella. Tampoco de aquella noche célebre ante la Selección argentina. Yo le preguntaba y le dije: “Trinche ponete las pilas que es tu historia”. Pero no había caso, no se acordaba de mucho. Sí se acuerda de las lesiones que sufrió, eso evidentemente lo marcó.

Trinche, el libro de Alejandro Caravaio.

“Se abre con los que fueron sus compañeros de Central Córdoba como Forgués o Sullivan”.

“Vio la obra de teatro que se hizo sobre él y se emocionó. “Vi cosas de mí que yo no sabía”, me dijo.

–En el libro tenés diversos testimonios. ¿Cuál es la opinión general sobre Carlovich?

–No hay exageración en que era un crack. Sean sus compañeros y rivales, así como otros que lo vieron. Pekerman, Bielsa, Menotti, no dudan que fue extraordinario.

–Hay quienes sostienen que era mejor que Maradona. Casi un sacrilegio...

–Mirá que hay que hacer mucho para ser mejor que Diego, ¿eh? (risas). Es una idealización que fue mejor que Maradona. Pero no caben dudas que tenía recursos asombrosos, cosas de varios jugadores, no sé como Riquelme en cuanto a panorama y pegada. Aparte era muy mañero.

–¿Desde tu óptica por qué el mundo se lo perdió?

–Era más apto en el campo que en el circo profesional. Tenía la imposibilidad de jugar en otro fútbol con mayor rigurosidad. Su modo de entender el fútbol, es como lo jugó y en los clubes como Central Córdoba encontró donde jugarlo como lo sentía. Cuatro pasos tuvo ahí.

Trinche en la Lepra de 1976. Jugaba con el número 8.

“En el programa español llamado Expedición Robinson se emocionó y dijo que se arrepentía de algunas cosas, pero diría que no es un arrepentido de la forma en que entendió o sintió el fútbol. Creo que cuando se emociona tiene más que ver con que le gustaría seguir jugando al fútbol, con el paso inevitable del tiempo. Él sabe que sus amigos que rondan los 72 años y siguen jugando y él por un problema en la cadera es imposible.

–Acá en Mendoza, los hinchas de  Independiente Rivadavia lo adoran.

–Sí. Es curioso que no llegó a los 15 partidos pero es comprobable la admiración que le tienen.

“El Cura Vergara (exjugador de la Lepra) me contó que lo pusieron en caja. Porque no iba a los entrenamientos y se pusieron firmes en que debía entrenar para jugar. En la Lepra fue su momento más profesional. Además cobraba más. Todos decían que era chanta, pero buen tipo. Un enigmático, pero que tenía carisma. No gritaba los goles, pero su presencia era imponente.