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¡Ay, país! Él le pega a camioneros, ella sueña ser amante de Belgrano

24 de junio, 2019 - 08:25

El solemne acto del Día de la Bandera no fue tan solemne y mucho menos lo fue para recordar a nuestra enseña patria. Al menos para los principales protagonistas de la grotesca escena nacional.

Y en esto hay que tener un poco de sensatez en medio del pestilente lodo. Miles de docentes y millones de alumnos en cada rincón del país sí rindieron sentido homenaje a ese gran prócer que fue Manuel Belgrano.

Escuelas y escuelitas de las grandes ciudades, pueblitos y parajes tomaron la enseña patria con ese orgullo de un país que algunos se empecinan en borrar. Belgrano recibió de ellos el reconocimiento al sentido de nación que él, con su lucha, ayudó a construir.

Recordación que se dio en el medio de una profunda tristeza de su gente, que deben sobrevivir con el aumento de la pobreza que creció un 19,1 % en lo que va del año, acumulando con el 2018 el duro 61,2 % Con un desempleo que aumentó un 10,1 % mostrando más de 2 millones de ciudadanos que contiene esa grave situación.

Porcentajes que son consecuencia directa de cierres de emprendimientos rurales, fábricas, conserveras, comercios e inversiones. Donde despiadada inflación, devaluación y recesión, son el combo explosivo que condiciona sin miramiento alguno el vivir de todo un país.

Mientras, en el escenario de la torcida política argentina, un Presidente en ejercicio y quien alguna vez tuvo esa investidura confluyeron en un mismo lugar con desacertadas actitudes que  muestran a los argentinos que la nación, su democracia y sus instituciones, están en problemas y en manos no tan correctas.

Mauricio Macri fue directo y muy fuerte, como no lo había sido en lo que va de su gestión. Le pegó duro a los Moyano, al gremio que dirigen y, de paso, dejó un mensaje al resto de la dirigencia gremial.

Pero lo hizo en el lugar donde solo debía resaltar la figura de un hombre de nuestra historia como Manuel Belgrano y no dedicarse hablar de mafias y lo que ellas encierran en el accionar de Hugo y Pablo Moyano.

Los ojos de los docentes y niños vestidos con pulcros guardapolvos blancos, flanqueados por cientos de banderitas, no sabían a ciencia cierta si era el acto de la bandera o el inicio de campaña proselitista en la que se debía denostar las figuras de los camioneros señalados.

El despropósito presidencial en la ciudad del perpetuo homenaje a la bandera, no fue el excluyente. También desde Rosario y hacia todo el país la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, presentando su libro Sinceramente (¿?), intentó interpretar la vida privada de Manuel Belgrano.

Sin tapujo alguno y reflexionando que el prócer no se había casado y que fueron vanos los intentos por producirlo, lanzó la frase, "Yo hubiera sido la amante. Algo con Belgrano hubiera tenido, estoy absolutamente segura. En serio".

Esta es la Argentina de hoy, donde todo se condice. Desde pobreza, desocupación, inflación, devaluación y profundo deterioro económico, con conductas y expresiones de una dirigencia política que es absolutamente responsable de cada punto señalado.

Unos por incapacidad para administrar al país, otros por haber administrado con niveles de corrupción que no tienen precedentes en la vida de la nación. Para completarla, unos pretenden seguir administrando Argentina y los otros quieren volver hacerlo. Estos últimos sin importar todo lo que se robaron, que investiga la Justicia y que han comenzado a negar descaradamente.

Es la hora de la gente, sin lugar a dudas que es así. Hora de plasmar un fuerte mensaje en las urnas, de manera tal que no quepan dudas de que el país dijo basta.

Al muestrario de estos días no se le agrega ni quita nada. Porque los argentinos, con toda su pena, no son necios y sabrán decir lo que quieren para sus familias y esencialmente sus hijos. Ellos, que en su escuelita, junto a sus docentes, descubrieron y aprendieron que la historia se hizo con sensatez, valentía y sin sectarismos.

Por eso, quizá, el prócer Manuel Belgrano y su legado pretendieron ser cubiertos con la ignominia de los que nunca podrían asumir los dorados ejemplos de los que cimentaron la nación.