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El duelo entre el futuro y el pasado

17 de junio, 2019 - 07:10

Sobran ejemplos de cosas mal hechas en la Argentina. Por el contrario, encontrar historias virtuosas se hace demasiado cuesta arriba, no abundan, o a veces son mero acting para la “gilada”.

Pero cada historia, además de sus particularidades, puede ilustrar también de los devenires políticos, los oportunismos, la inevitable corrupción, y dejar datos que permitan intuir caminos a seguir. Nada ilustra mejor, por estos días, que el caso FADeA.

Con más de 90 años desde su creación, pasó por etapas de gloria y ocaso. Fue la factoría desde donde salieron los Pucará, el Pulqui, los Pampa, y también los Rastrojeros, el Justicialista y las motos Puma.

En tiempos de Alfonsín comenzó el proyecto de fabricar aviones en colaboración con Brasil. De ese convenio surgió el Embraer/FMA CBA 123 Vector, un avión turbohélice diseñado para servicios regionales, pudiendo llevar hasta 19 pasajeros. El avión fue desarrollado por un consorcio entre la compañía brasileña Embraer y la Fábrica Militar de Aviones Argentina, y "CBA" en su nombre significa "Cooperación Brasil-Argentina". El avión fue uno de los turbohélice más modernos de su tiempo, incluyendo novedades tecnológicas en cuanto a aviónicaaerodinámica y propulsión.

El proyecto fue tirado por la borda por Menem. El peronismo de los 90 la privatizó, haciéndose cargo la norteamericana Lockheed Martin por 25 años, con opción a 10 más. Mil trabajadores, entre ellos ingenieros y técnicos, recibieron sus telegramas de despido. Hoy Embraer exhibe orgullosa sus aviones en todas las aerolíneas del mundo, incluso las nuestras.

El peronismo de este siglo la estatizó, en marzo de 2009, con el anuncio de la entonces presidente Cristina Kirchner de convertirla en “un instrumento estratégico de desarrollo nacional”. Vino la etapa de presentaciones de proyectos nunca concretados, de anuncios grandilocuentes que nunca fueron reales. "Se llegó al extremo de descorrer el velo que cubría una mera maqueta a escala real de la aeronave", recuerdan miembros de la Fuerza Aérea Argentina, con respecto al Pampa III.

Desde la reestatización no se hizo absolutamente nada, más allá de pagarse miles de sueldos a empleados improductivos, que hasta se avergonzaban de ello. En 2013 desembarcó La Cámpora para ponerse al frente de la gestión. Según los delegados gremiales de APTA, la planta llegó a tener 1700 empleados para cumplir tareas que solo requerían de 60 operarios.

A partir del 2016 se impulsaron cambios que tienen que ver con una reconversión que ya muestra sus frutos. De aquella fábrica que en su mejor momento tuvo 11 mil operarios y tareas netamente productivas, no solo se perdió prestigio, sino también capacidad técnica y conocimiento.

"Tomamos la empresa con un déficit operativo de mil seiscientos millones de pesos y el año pasado terminamos con trescientos cuarenta. Hay que mirar toda la película y no la foto", señaló su actual presidente, José Antonio Beltramone, exejecutivo de Fiat, en una nota con Infobae. "Pasamos de un 1% de negocios con particulares en 2016, al 13% en 2018 y proyectamos un 25% para el cierre del ejercicio 2019. Nuestra meta es llegar al 50% en 2021.

En 2018 FAdeA firmó un convenio con la firma líder mundial en mantenimiento de aeronaves Etihad Engineering para brindar servicios de mantenimiento y reparación de aeronaves comerciales de las series Airbus 320 y Boeing 737. A partir del convenio comenzaron a prestar servicio a empresas como LATAM.

El déficit operativo bajó de mil seiscientos millones de pesos en 2017 a trescientos cuarenta en 2018. La idea es que el Estado deje de ser el único cliente. Del 1% de negocios con particulares en 2016, al 13% en 2018 y un proyectado de 25% para el cierre del ejercicio 2019. La meta es llegar al 50% en 2021. Eso significaría que la mitad de la capacidad se utilice en material para la defensa, y el resto en la generación de negocios.

FAdeA, según su presidente, comenzó con reparaciones muy menores en virtud de carecer de certificación internacional para intervenir en el mantenimiento de partes sensibles de las grandes aeronaves, pero se ha realizado una fuerte apuesta a la capacitación del personal y se han incrementado las certificaciones, lo que pondría a la empresa en condiciones técnico-operativas de realizar mantenimiento profundo de aviones, llamado en la jerga aeronáutica Check C.

La última noticia de la reconversión fue la firma de un contrato con Nordex (empresa de capitales alemanes y españoles) que permite, dentro del predio, ensamblar partes para generadores eólicos. Ya se han despachado varias unidades para un parque generador en la Patagonia.

La historia no está terminada. La reconversión de FADeA puede ser exitosa o un rotundo fracaso. De prosperar, puede servir de ejemplo para reconvertir cientos de enclaves que cuestan a los argentinos miles de millones sin entender muy bien para qué. Astilleros, institutos, fábricas que dejaron de cumplir sus funciones para transformarse en refugios y fuentes de ingresos para vividores de lo público.

EL caso ilustra con claridad meridiana cómo fue nuestro pasado. Y mejor aún, muestra futuros posibles.