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Sólo con Messi no basta

08 de mayo, 2019 - 19:26

Estruendosa caída del Barcelona ante el Liverpool en las semifinales de la Champions Legue. El conjunto español no pudo defender el 3 a 0 logrado en el Camp Nou y perdió por cuatro goles en Anfield para despedirse del torneo más importante de Europa.

Es fuerte observar la caída del Imperio Culé. Un club con mucha historia fue derrotado ante un Liverpool que fue creciendo con la llegada de Jurgen Klopp a partir del 2015, que le imprimió su espíritu combativo y luchador, además de devolverle la mística al equipo inglés.

Es la derrota más dolorosa que sufrió el Barça en los últimos años. En el 2018 había quedado eliminado ante la Roma en Italia con un 3 a 1 a favor. Y no supo aprovechar la diferencia. Pero no pego tan fuerte como la del martes pasado

El Barcelona de hoy no es el mejor equipo de su historia. Indudablemente, el de la etapa de Pep Guardiola se lleva todos los laureles y así lo demuestran los títulos ganados, además de su elegancia a la hora de jugar. El de Valverde tiene una fortaleza de nombres, mantiene la misma ambición y los mismos objetivos marcados lo que le permite estar siempre peleando en diversos torneos, pero carece de falta de juego colectivo.

Hay un puente que une el equipo súper competitivo de Guardiola con el de Valverde. Es Lionel Messi. Se nota la diferencia entre un equipo que se lució ante el mundo entero llegando a la élite mundial contra este tibio, apático y hasta por momentos conservador que se observó en Anfield y que dependió durante todo el torneo de lo que producía el capitán. El Barcelona llegó hasta donde pudo el número 10.

El equipo ante el Liverpool se mostró débil, golpeado, indefenso en la defensa con errores infantiles. Esto no pasaba cuando Guardiola era el entrenador. Pero lo peor de todo fue observar que si Messi no reaccionaba, sus compañeros tampoco lo hacían. Una clara muestra de que está más latente que nunca la Messidependencia culé.

En la última conferencia de prensa, Valverde afirmó que “la Messidependencia existe”, tras igualar 4 a 4 con el Villarreal. La Pulga entró en el segundo tiempo y fue determinante para llegar el empate.

Cuando existe la dependencia de un futbolista el equipo que la ejerce se encuentra en problemas. Hoy, los grandes jugadores ganan partidos, pero los equipos ganan campeonatos. El último mundial es una clara muestra de eso.

Es que más allá que Portugal tuvo a Cristiano Ronaldo, Argentina a Messi y España a Andrés Iniesta, se volvieron temprano a sus casas.

En la Champions 2018/19 sucedió lo mismo: Ronaldo eliminado con la Juventus ante un buen equipo como el Ajax; Mbappe y Neymar con el PSG quedaron a mitad de camino y ahora Messi y Suárez se despidieron en las semifinales.

Casos fáciles de mencionar donde el juego colectivo está por encima de las individualidades podrían ser lo de la Selección de Francia, campeona del mundo, y más cerca, en nuestro país, el River de Marcelo Gallardo, ganador de la Copa Libertadores 2018. Ambos ejemplos muestran un fútbol dinámico, no teniendo como eje que la pelota pase por su jugador estrella, sino que el equipo trabaje en bloque y que cada protagonista en su rol tenga un mismo porcentaje de importancia en el funcionamiento.

Podemos atar cabos y comparar el Barcelona de Valverde con la Selección argentina. Y vamos a encontrar un hilo conductor con un mensaje claro: que Messi sea el estandarte y que el juego pase siempre por él.

En Anfield, Messi no pudo impregnarle al equipo lo que hace siempre: empujarlo hacia adelante, hacerlo ganar siempre, o casi siempre por esta idea de que no existe el juego colectivo y que las victorias dependen de su figura. Y cuando él no entra en juego, se frustra, se sale del partido, se deja vencer anímicamente, sus compañeros no encuentran respuestas.

En el primer tiempo tuvo chances para abrir el marcador, pero le faltó determinación a la hora de definir. Pero por lo menos les generó situaciones a sus compañeros Coutinho y Jordi Alba quienes no pudieron concretar. Ya en el segundo tiempo el rosarino desapareció del juego y fue anulado por la defensa de los Reds.

El recurso de que Messi sea el salvador del Barça y de la Selección argentina deberá terminarse de una vez por todas. El fútbol de hoy ya no depende de un sólo jugador sino de un juego colectivo. Y a la vista está que el todo terreno Liverpool, con una idea de juego en equipo, se llevó por delante a Messi y compañía.