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Frente a graves necesidades, una millonaria campaña electoral

27 de mayo, 2019 - 07:19

La Mendoza de hoy muestra inadmisibles contradicciones que desembocan groseramente en el corazón de su existencia, sus ciudadanos. La radiografía provincial muestra a la gran ciudad y todos sus departamentos con una impresionante campaña electoral con miras a las PASO del 9 de junio.

Cartelería de todo tamaño, spots de radio y TV y los agregados que tratan de no mostrarse: cajas de mercaderías, vales de combustibles y catering criollo para los asistentes a cada acto político en pueblos, barrios y villas. Del otro lado, aturdidos por el ruido, miles de personas que viven como pueden y sin resolver el mañana para ellos y sus hijos.

Es sostenida y creciente la cantidad de personas que por la calle arrastran de la mano a sus hijos, mujeres, jóvenes y ancianos. Es lo único que los cobija luego de haber perdido trabajo, casa, todo. Son el producto de una política que los excluyó, aplicada por aquellos que los cachetean, junto a la oposición, con una orgía de despliegue electoral.

Sin importarles que ellos están ahí, tratando de acaparar como pueden cartones y diarios en los escasos sitios que les permiten aguantar las frías noches.

Los pocos albergues para indigentes están desbordados. Obliga a las nuevas familias pobres recurrir a esa calle donde han comenzado a recibir el abrazo solidario de jóvenes y adultos. Aun así faltan manos porque la suma de personas para asistir no cesa.

Por eso también comedores comunitarios y merenderos están colapsados y, entonces, cientos de viandas de comidas son preparadas diariamente por los voluntariosos.

El panorama muestra ahí una compleja situación que solo entienden los que la viven, pobres e indigentes atendidos por personas que solo están un poco mejor, no tanto, solo un poco mejor.

Ambos seres convergen en dos sitios en común que cuentan con un abultado presupuesto provincial, salud y educación. En este último con sus múltiples problemas, como esa comprometida estructura edilicia –a pesar de los anuncios- en donde los docentes, con sus raídos bolsillos, sostienen la copa de leche para esos niños que sufren grave desnutrición.

Un estado en el que pensar en educarlos se trasforma en una utopía. Tanto como es la utopía de un sistema de salud óptimo y digno para esos seres que concurren sin recursos, ni obra social, para ser asistidos en sus dolencias, muchas veces terminales.

Los centros de salud los reciben con la advertencia de que serán atendidos siempre y cuando lleven toallas, algodón y gasas. Si lo que se busca es la atención e internación en un hospital, la exigencia (no el pedido) son cubiertos, sábanas, frazadas, fundas y en muchos casos almohadas. En caso de cirugías también son gasas y algodón.

Si la gente no puede, como es el caso de la mayoría, deberá estar sobre una lona que apenas cubre el colchón.   

La campaña de las primarias del 9 de junio demandarán $80 millones de pesos solamente en la impresión de boletas. Una cifra de la que nadie trató de ser discreto a la hora de mostrarla en el duro panorama económico que vive la gente. Un monto que bien podría ser ínfimo, si se tiene en cuenta que la campaña propagandística de cada partido puede haber implicado dos veces más este valor.

Esta es la Mendoza que se ve insensible y despiadada. Con un camino electoral que solo le interesa a esa clase política imbuida en sus estratégicas y objetivos. Sin importar siquiera lo grave que está sucediendo con la gente. Que hoy come, mañana no; que hoy tiene trabajo, mañana no; que hoy tiene su casa, mañana la perdió; que hoy tiene sueños de un digno vivir, mañana nadando en la desesperanza.

Total, todo lo que se le negó, está calculadamente invertido en la campaña que lo excluyó.