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Pablo Colucci, mártir de la medicina mendocina

El doctor Colucci sacrificó su vida en pos de la ciencia médica y la de sus pacientes.

12 de marzo, 2019 - 09:17

Tenía a penas veintisiete años cuando falleció en 1931, con un futuro promisorio como médico. La sociedad mendocina quedó atónita al conocerse la noticia de la muerte del doctor Pablo Colucci.

Es seguro que este nombre y apellido en la actualidad suena como un anónimo más en la larga lista de personalidades que en su tiempo aportaron con su trabajo y dedicación a que esta provincia fuese diferente.

El doctor Colucci sacrificó su vida en pos de la ciencia médica y la de sus pacientes. Es por eso que en esta nota queremos destacar la acción de este desconocido galeno.

Nacer con vocación

Colucci nació en Mendoza en 1904. Después de finalizar los estudios secundarios, y como muchos de tantos mendocinos de aquel momento, partió hacia la ciudad de Buenos Aires para estudiar Medicina en la Universidad de aquel lugar.

En el aula, este brillante joven completó súbitamente la carrera y fue convocado para trabajar como practicante del hospital Muñiz. Luego de su doctorado, fue jefe de trabajos prácticos de la cátedra de Clínica Epidemiológica, destacándose como profesor, y se especializó en las enfermedades respiratorias.

Con sólo 22 años este profesional resaltó entre sus pares de la metrópoli, no solo por sus conocimientos, sino porque también supo destacarse en la investigación de diferentes enfermedades relacionadas con su especialidad.

El doctor Pablo Colucci murió cumpliendo con su apostolado de salvar vidas.

Pero, como esas cosas locas que tiene el destino, un día decidió regresar a su terruño mendocino.

Regreso a los orígenes

Después de algunos años de estar en Buenos Aires, el joven médico llegó a su ciudad e inmediatamente fue contratado por el Hospital Lencinas donde se dedicó a la lucha antibubónica. Posteriormente pasó a integrar la jefatura del Hospital Lagomaggiore, en donde se destacó por sus características de persona sencilla y estudiosa, pero lo más importante, por su dedicación a los pacientes.

Fue a principios de los 30’s cuando Colucci instaló en la Ciudad la primera clínica pulmonar de Mendoza, que contaba con un moderno centro de rayos X, radioscopía, radiograma y radioterapia.

Una de las salas de la clínica pulmonar del doctor Colucci.

Sus aparatos fueron los más modernos de aquella época que tuvo la provincia. Estos equipos importados, le daban una exactitud en su diagnóstico de cada paciente que el doctor examinaba. Gracias a esto, se salvaron cientos de enfermos de este tipo de patologías.

También tuvo una intensa actividad en el recordado Lazareto. Fue allí donde contrajo una enfermedad que posteriormente le trajo consecuencias negativas para su salud.

Muerte sin gloria

A principios de noviembre de 1931, trabajando para el Lazareto, el doctor Colucci contrajo una extraña enfermedad que lo postró en la cama

Se pensó que podía ser totalmente controlada por sus amigos médicos, pero el joven especialista no encontraba mejoría alguna. Su salud se deterioraba rápidamente.

La noticia llegó a todos los profesionales locales, que intentaron salvarlo, pero la lucha de estos galenos fue nula y aquel mártir de la medicina falleció el 20 de noviembre de ese año, víctima de una difteria hipertóxica, aquella enfermedad que intentó siempre combatir.

Al enterarse los medios, inmediatamente dieron la triste información que repercutió hondamente en sus pacientes y todos los que lo conocieron.

Sepelio del doctor Colucci en el cementerio de la Ciudad de Mendoza.

El 21 de noviembre, una multitud se congregó en el cementerio municipal de la Ciudad para darle el último adiós. Allí, el director de la Salud pública Provincial, doctor José C. Palma, pronunció un discurso destacando sus virtudes y el dejar la vida por la humanidad. También otras entidades, como la Sociedad Italia Unita, saludaron al sacrificado galeno.