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Unos arreglan, otros desarreglan

11 de marzo, 2019 - 07:21

Ya sumergidos de lleno en las campañas, los partidos en Mendoza parecen haber mudado sus equilibrios. Aquellos que parecían sólidos muestran sus fisuras, mientras que los desunidos se unen, y así suman a la desorientación. Cualquier ciudadano se preguntará ¿Qué hacen estos juntos si hasta hace 10 minutos se odiaban? O, ¿qué hacen estos peleando si hasta hace 10 minutos se amaban?

Lo cierto es que los calendarios electorales parecen mostrar caras ocultas en la dirigencia. Algunos se inclinan por el miedo: "mirá si pierdo, mirá si tengo que volver al llano…", ya que dejar el poder parece una pesadilla inimaginable para dirigentes acostumbrados a una democracia de baja intensidad, donde ingresar en un cargo parece, entre otras cosas, una garantía de vivir del Estado vitalicia.

El primer dato es la unión del peronismo. Según se supo, en los cuatro departamentos que anticiparon las elecciones, cuyos caciques van por la reelección y lograron un dictamen favorable de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia para volver a presentarse, los distintos sectores llegaron a un acuerdo y habrá lista de unidad.

El acuerdo fue para sumar al sector que parecía más remiso, o al menos así se mostraba, que es el ala dura del kirchnerismo, encabezado por Anabel Fernández Sagasti. Si bien en los cuatro departamentos Unidad Ciudadana ya impulsaba candidatos propios en contra de los históricos intendentes, a horas del cierre de listas se canjearon esas intenciones por lugares “entrables” dentro de las listas oficialistas para dirigentes del kirchnerismo.

Obviamente se archivan viejos rencores, y se dejarán de lado palabras altisonantes y descalificadoras, motes de traidores, y enemistades que parecían irreconciliables, en aras de derrotar al denostado gobierno.

La maniobra no sorprende, es parte del ADN del PJ, donde parafraseando a Adrián Otero, “se aman, se pelean, se vuelven a amar”. Pero abre otro interrogante aún más profundo, y es de conocer la letra chica del acuerdo. Y la pregunta es detrás de quién se encolumnará el peronismo a nivel provincial. ¿Que Unidad Ciudadana haya bajado sus candidatos a intendentes puede leerse como que se pliegan al pejotismo tradicional, y en consecuencia, apoyarán a un candidato que surja de los nombres en danza, o será lo opuesto?

La otra posibilidad es que Sagasti haya garantizado los atractivos votos del kirchnerismo duro para los actuales intendentes, un tercio de la población, más o menos, según las encuestas, y pero que se reserve para sí el apoyo de ellos para su candidatura a la gobernación, bendecida explícitamente por Cristina, y eso cambia radicalmente el panorama. Lo sabremos con el paso de las horas. Pero si el peronismo se unifica detrás de la actual senadora sería un fuerte golpe en el tablero y dejaría sus heridos.

Por el lado de Cambia Mendoza, la buena convivencia parece haber quedado a un lado. En los diferentes escenarios de vendimia los candidatos y precandidatos se cruzaron en algunos casos con dura cordialidad, y en otros con munición más pesada.

Omar De Marchi, que competirá en las PASO con Rodolfo Suárez, mostró sus caras más críticas, y la alianza parece hacer agua por varios lugares, no solo por la salida de parte del Partido Demócrata, sino por la elección de algunos candidatos.

Concretamente, la postulación de Martín Kerchner a la intendencia de Luján de Cuyo, la cuna de De Marchi, mereció un comentario mordaz del actual jefe comunal. El anuncio lo dejó al pasar Rodolfo Suárez en el desayuno de la COVIAR, señalando: "Le propusimos a Martín Kerchner que sea candidato a intendente de Luján y él aceptó. Conoce mucho al departamento, como a toda la provincia y tiene mucho que aportar".

Consultado De Marchi, señaló: "Estoy sorprendido con la candidatura de Kerchner, no es de Luján. Creí que se iba presentar en Ciudad", a la vez que preguntó qué tiene que ver el candidato con su departamento si no vive ahí.

Lo concreto es, en conclusión, que todas las certezas que había en política hasta hace pocos días, se han diluido muy rápidamente. Seguramente, la posible unión del peronismo, va a reordenar las fichas del oficialismo. La esperanza de quitarle ciertos departamentos se dificultaría ante el nuevo escenario, y la incertidumbre crece.

Los tiempos de Vendimia patearon el tablero. Veremos que dice la sociedad, que por suerte, tiene la última palabra.