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Grito de guerra por los Derechos Humanos en África

El año comenzó con grandes avances para las minorías y las mujeres en el continente africano. Crece la esperanza de un efecto contagio

04 de febrero, 2019 - 08:00

Dos países africanos fueron portada de grandes noticias en lo que va del año 2019: Angola despenalizó la homosexualidad y prohibió cualquier discriminación basada en la orientación sexual. A su vez, Sierra Leona prohibió la mutilación genital femenina. Interpretados como un gran avance en materia de derechos humanos, la Organización de las Naciones Unidas se pronunció a favor de las acciones de estos dos Estados.

La República de Angola es un país ubicado al sur de África. Consiguió la independencia de Portugal en 1975 luego de una larga guerra en busca de su autodeterminación, aunque se sumió en una contienda civil hasta el año 2002. Desde septiembre de 2017 es  João Lourenço quien ejerce como Presidente de la República, siendo también el líder del Movimiento Popular de Liberación de Angola.

Con 155 votos a favor, uno en contra y siete abstenciones, hace escasos días el Parlamento angoleño, en el marco de una profunda reforma del Código Penal todavía prevaleciente desde tiempos de la colonización portuguesa, aprobó dos modificaciones de suma importancia para el colectivo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales). En primer lugar, se removió una cláusula sobre los “vicios contra natura” de su legislación, la cual fue una de las causas detrás de graves violaciones a los derechos humanos contra el colectivo LGBT, quienes sufrían una pena de cárcel entre seis meses y tres años. La segunda modificación se realizó en relación a la prohibición de la discriminación de las personas por su orientación sexual, determinando que cualquier persona que se niegue a emplear o prestar servicios a alguien debido a sus preferencias sexuales podría enfrentar una pena de hasta dos años de cárcel.

Los colectivos LGBT festejaron el avance en la legislación angoleña.

Organizaciones tales como la ONU o Amnistía Internacional se mostraron a favor y celebraron esta valiente decisión denominándola un “momento histórico” en la defensa de los derechos de las minorías. Siendo Angola el primer país en el año 2019 que despenaliza las relaciones homosexuales, se espera aún que 68 países de los 193 reconocidos por la ONU actúen de igual manera.

Entre tanto, la República de Sierra Leona, un país de África occidental liderado por su presidente Julius Maada Bio, tiene una de las mayores tasas de mutilación genital femenina en África. La misma es considerada parte de la cultura, contando con casi un 90% de mujeres que han sufrido ablación. Esta práctica, que implica la extracción total o parcial de los genitales externos, es uno de los rituales que forma parte de la iniciación femenina en distintas etnias tribales, marcando el paso de la niñez a la adultez.

La mutilación genital era un ritual cultural milenario.

A pesar de que había fuertes manifestaciones en contra de la abolición de esta tradición, alegando que sería un ataque a la cultura local, el gobierno de Sierra Leona prohibió con efecto inmediato la mutilación genital femenina, motivado por la muerte de una pequeña niña de diez años a causa de la misma. Para entender más en profundidad  la complejidad del caso es necesario comprender la naturaleza de las denominadas “Sociedades Bondo”, las cuales están integradas sólo por mujeres y se extienden por varios países de África Occidental, pero es quizás en Sierra Leona donde mayor importancia tienen. Estos grupos de mujeres se encargan de enseñar a las adolescentes todo lo que deben saber en “su paso a la edad adulta”. Entre sus funciones más controvertidas está la de realizar la ablación. Las llamadas Soweis son las mujeres con el rango más alto en estas comunidades y las mismas se han mostrado muy reticentes a acabar con dicha práctica. A este hecho hay que añadir la problemática que representa este asunto para una parte considerable de la clase política del país, interesada en mantener buena relación con las cabezas de estas sociedades, ya que son las Soweis las que indican al resto de las mujeres de la comunidad a quién deben votar.

En resumen, estos dos recientes acontecimientos se pueden traducir como un gran avance en lo que respecta a los derechos humanos de las minorías y permite vislumbrar el camino venidero con un atisbo de esperanza para que los demás países que siguen llevando a cabo estas prácticas puedan formar parte de este cambio de pensamiento que busca proteger la integridad de la mujer y las minorías. A pesar de que es una ardua tarea, debido a que son costumbres muy arraigadas en las tradiciones del continente negro; los gritos de guerra de los más desprotegidos se están haciendo escuchar por todo el mundo y están dando sus frutos.

 

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