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Romina Platero, Reina de La Paz

"Hoy la violencia se genera por cualquier cosa y en todas partes"

20 de febrero, 2019 - 10:35

A los 8 años le pidió a su mamá un trozo de tela, la cortó para tener su banda de reina y le pintó “La Paz 2019”… Vaticinio, deseo, coincidencia… Lo que haya sido, convirtió en realidad un sueño que ronda en el alma de Romina Platero desde que tiene memoria. Alguna mágica conexión con Vendimia que la impulsó a bucear en cada información, en todos los detalles. Y aferrarse a esta oportunidad que la realidad le ofrece a manos abiertas.

Esta fascinación no solo puso donde quería estar a esta morena de 18 años, sino también a la Agrupación Gaucha Amigos Tradicionalistas de La Paz, porque presentaban por primera vez una candidata al cetro departamental advirtiéndole que eran pocos, con escasos recursos, pero con toda la fuerza y el corazón para acompañarla. 

No lo dudó y ambos entusiastas impulsos, sumados al apoyo de su pueblo, coronaron a Romina en la fiesta Vendimia envero.

Envero… esa transición entre el crecimiento de la uva y su maduración representada por el abandono del verde en búsqueda de los colores propios de su varietal, que se produce alrededor de 50 días antes de la vendimia, es decir, de la cosecha. 

Y como nada estuvo librado al azar, la fiesta de La Paz llevó ese nombre, entre otras cosas, porque se realizó cerca de 50 días antes de la Fiesta Nacional.

Un proceso de maduración que también vive esta mujer como soberana. Atrás quedó la pequeña que caminó por los pasillos de la escuela Primera Junta y también la adolescente que pasó por la Marcelino Blanco. 

Un fuerte deseo

En el sendero hubo hechos que, tristes o felices, son parte de su propio ‘envero’: la tristeza por la muerte de su abuelo en 2013 aún ronda por sus ojos al recordar; ser Reina Departamental de los Estudiantes en 2016, lo que le permitió conocer a muchas personas y aprender: “Me ayudó a crecer… noté una diferencia en mí”.

Hoy, esta futura profesora de Enseñanza Primaria atraviesa por la experiencia que siempre esperó y no duda en afirmar que ser reina deja una marca profunda y eterna en su vida. 

Lo hace convencida de disfrutar, aprender y conocer al máximo, aferrada a la consigna de representar a su pueblo tan bien como esté a su alcance. Asegura que dará lo mejor para lograrlo porque si obtiene la segunda corona nacional para su tierra, será un orgullo inconmensurable.

Es un deseo fuerte, como el de recibirse y trabajar de lo que le gusta: ser maestra es que lo anhela, nunca tuvo una idea distinta. 

Otro deseo que ronda su esperanza es que su familia tenga buena salud. Una familia que está feliz de ver una banda real en vez de aquella pintada que aún conserva en algún remoto lugar de la casa. Papá Gustavo, mamá Alicia y sus dos hermanos más pequeños, Fabián y Julieta, la acompañan desde el primer momento y son para Romina su gran fortaleza.

Entonces es fácil de entender por qué entre las cosas que le gusta hacer está pasar tiempo con ellos y disfrutar del compartir cotidiano que suele amenizar con amigos y caminatas. Están en su universo, en el que admira a mamá y a papá. A ella, porque tiene una forma de ser apacible y tranquila, porque es fuerte y perseverante: ya con sus tres hijos terminó de estudiar sin descuidar un solo detalle. A él, porque es su gran ejemplo para todo y porque encuentra en ese hombre de carácter fuerte su propio espejo cuando le mienten o descubre falsedad.

Allí quedan expuestos sus valores que la contraponen a un aspecto social que le preocupa y le gustaría cambiar: la violencia. En su observación de los acontecimientos analiza con tristeza que “se genera por cualquier cosa y en todas partes”; cuenta que en la escuela fue testigo de cómo las palabras pueden lastimar, de que no hace falta el contacto para herir al otro. Siente que su presencia le causa un profundo daño a la sociedad, por eso ansía tranquilidad y respeto en todos los órdenes.

“Una noche mágica”

Otra cosa que inquieta a la reina de La Paz es la falta de comunicación cara a cara que propone la tecnología. “Ha cambiado mucho todo; ahora cuando los amigos se juntan están todos con sus celulares… sin conexión ni comunicación como antes. Lo mismo sucede en las familias… Es muy difícil”, dice. Por eso tiene un escaso contacto con Facebook y prefiere las historias de Instagram a subir fotos en su galería.

Sin embargo, no se priva de registrar cada paso que da como soberana. Es que hay momentos en que las emociones nublan los sentidos y después hay que repasarlos desde las imágenes para creerlos y revivirlos. 
Cuando Romina ingresó a la fiesta donde fue electa, lo hizo colmada de nervios y ansiedades pero, aunque de a rato le “jugaban en contra”, no le impidieron disfrutar… “Fue una noche mágica que nunca voy a olvidar”, asegura.

Para ella, Vendimia es un sentimiento genuino. Por eso, cuando la coronaron Reina de La Paz, las sensaciones fueron tantas e intensas que rompió en un llanto contenido en el abrazo de sus compañeras, que, en ese mismo instante, se transformaban en la corte que la acompaña en todo este camino de ensueño.

La corona vendimial de La Paz.

Desde ese 12 de enero los atributos reposan en casa de una enamorada del malbec. Los cuida con orgullo y responsabilidad porque representan a todo su departamento. La motivan a decirles a las mendocinas que “sean siempre luchadoras”, y al pueblo en su conjunto, que acompañe cada momento de Vendimia, que sea siempre parte de esta fiesta que es el homenaje a sus verdaderos protagonistas, los trabajadores de la tierra.

Sin detenerse en distinciones o diferencias entre hombres y mujeres, Romina Platero apuesta por un mundo mejor y tranquilo, con el que le gustaría colaborar desde su sitio, “sea cual fuese”. 

Todo cambia y avanza, hasta la Fiesta Central que, reconoce, “poco tiene que ver con las de antaño”, pero que para ella continúa perfecta. La espera porque “tiene algo único… Una magia que nos enamora de Vendimia, de Mendoza y de todas sus cosas”. 

La espera desde aquella banda que a sus 8 años le marcó el rumbo y hoy la reencuentra con sus sueños.

Así es Romina

  • Edad: 18 años.
  • Color de cabellos: castaños.
  • Color de ojos: marrones.
  • Estudios: cursa primer año del Profesorado de Educación Primaria.
  • Representó a: Agrupación Gaucha Tradicionalista.

Dirección periodística: Lourdes Di Silvestri

Producción general: Lourdes Oliva

Fotografía: Delfo y Emmanuel Rodríguez

Edición: José Urrutia