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Arranca hoy el fixture descabellado

18 de febrero, 2019 - 07:14

Estamos promediando febrero de un año electoral. Nada nuevo, ya que año por medio –en los impares- hay elecciones en la Argentina, lo que a nadie sorprende.

Pero cuidado que no es tan así. Por ejemplo, el calendario electoral de 2017 terminó en 2018, cuando el 25 de febrero, en San Carlos, vimos a Cornejo y Difonso celebrando una victoria.

Pero esos dislates del calendario parecen no haber motivado, en la clase política, ningún tipo de reflexión. Uno hubiera imaginado una reunión de cúpulas donde dijeran “che, muchachos, paremos con esta locura, seis campañas al año, la gente no entiende qué vota ni cuándo; hoy un candidato de la interna para intendente, en un mes gobernador, al siguiente, precandidatos a diputados…”. Pero no, siguen como si fuera lo más sensato del mundo.

Hoy habrá PASO en La Pampa. En rigor, la provincia se detiene para saber si el candidato a gobernador de la oposición, que enfrente al electo a dedo por el actual gobernador, será del PRO o de la UCR.

Sí, se para la provincia para que una coalición elija su candidato. Los peronistas, creadores de las PASO, por supuesto no participan: "Los comicios son para la jilada, nosotros usamos el dedo", dirá Verna, el saliente.

Uno podría decir: “Bueno, arrancan las PASO con tiempo para que podamos ir conociéndolos”, pero no. La siguiente parada del descabellado calendario es en marzo, en Neuquén. Pero ahí no son las Primarias Simultáneas Abiertas y Obligatorias, sino las generales. Gobernador y vice y algunos cargos municipales, pero no todos, porque algunas comunas desdoblan también, por las dudas, no vaya a ser cosa de quedar pegados al perdedor.

Así, vamos a tener decenas de fines de semanas donde serán noticia las elecciones de determinadas provincias, distritos y partidos, colmando la paciencia de ciudadanos y, por supuesto, sumando desgaste a un sistema que no encuentra respuestas.

Pero los problemas no terminan con el calendario, porque ese es solo el comienzo. También hay desacuerdos sobre el sistema de votación: boleta única, voto electrónico, lista sábana, e incluso la nefasta Ley de Lemas. Así, las trampas electorales en lugar de minimizarse o desactivarse se potencian.

En este episodio entran en juego los “aparatos”, voraces y costosísimas maquinarias que manejan la logística electoral garantizando a sus poseedores un trámite electoral más amable.

Mientras el mundo ha avanzado hacia la transparencia, y las grandes democracias tienen su día que todo el mundo sabe cuál es, por ejemplo, el supermartes de Estados Unidos, aquí avanzamos a una práctica cada vez más confusa, más oscura y más amañada.

¿Quién gana con esto?. Ya lo sabemos. Y quiénes perdemos también.