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El hundimiento del Graf Spee y la actuación de los agentes nazis en Mendoza

Tras la destrucción del acorazado alemán en el Río de la Plata y la muerte de su comandante, una red de espías nazis posibilitó la huída desde Mendoza de muchos de los tripulantes

20 de diciembre, 2019 - 08:30

Hace exactamente 80 años, argentinos y uruguayos fueron espectadores de un suceso mundial que quedó registrados en las páginas de la Segunda Guerra Mundial, al poco  tiempo de comenzar el conflicto Europeo, el 1 de setiembre de 1939.

Se trató de la recordada batalla del Río de la Plata, incidente que sucedió el 13 de diciembre de ese año.

Pero lo más trascendente fue que nuestra provincia fue protagonista de otra situación en la que se vio involucrada, al tener en la ciudad una red de espionaje y activistas nazis para expatriar a los más de cien detenidos que llegaron a Mendoza a principios de 1940.

Esta historia es muy poco conocida, pero en su momento puso en vilo al gobierno argentino y, por supuesto, a las autoridades mendocinas.

La batalla del Río de la Plata

A principios del mes de diciembre de ese año, el capitán del acorazado de bolsillo alemán Admiral Graf Spee, Hans Langsdorff, decidió atacar algunos cargueros en las costas de Sudamérica, muy cerca del Río de la Plata.

Hans Langsdorff, comandante del Graf Spee.

El día 13 se produjo un encuentro con los cruceros de la marina británica Ajax, Achilles y Exeter –al mando del almirante Henry Harwood–, que lo esperaban frente a las costas de Punta del Este. 

Comandante de la marina británica Henry Harwood, quien persiguió al acorazado Graf Spee en el Atlántico Sur.

Tras hora y media de combate, el Exeter fue atacado por el buque alemán y tuvo que abandonar el combate. Mientras, el Ajax y el Achilles se enfrentaron y con sus poderosos cañones, averiaron a la nave de la Alemania nazi, pero también las naves de la marina real quedaron en muy mal estado. 

Acorazado HMNZS Achilles, participó junto a sus pares Ajax y el Exeter.
Acorazado británico HMS Ajax.

El almirante Harwood decidió seguir al Graf Spee y navegó hacia el puerto de Montevideo para reparar los daños. Sin poder realizar los arreglos indispensables le dio la orden a su tripulación de evacuar la nave y hundió el acorazado.

El hundimiento de la nave alemana, el 17 de diciembre de 1939, en el Río de la Plata.

Mas de mil marineros se instalaron en Buenos Aires, entre ellos jefes y oficiales que fueron alojados en las instalaciones del Arsenal Naval y en el Hotel de los Inmigrantes el resto de la tripulación, mientras el capitán Langsdorff se suicidó.

Tras la muerte del marino y los problemas diplomáticos entre Argentina y Uruguay, el destino de los marinos fue al principio incierto, pero después se ubicaron en las provincias más importantes, como Santa Fe, Córdoba, San Juan y –por supuesto– Mendoza.

Estos “internados” llegaron a nuestra provincia a fines de diciembre de aquel año, y por disposición del gobierno provincial se alojaron en las llamadas Casas Colectivas –hoy barrio Cano– en donde fueron vigilados por personal policial.

Nazis en la tierra del sol y el buen vino

Antes de iniciarse el conflicto Europeo en 1939, y luego la Segunda Guerra Mundial, nuestra provincia no quedó exenta de lo que implicó el cruce de espías y agentes nazis.

Ya desde mediados de los años ‘30 comenzaron a aparecer simpatizantes del nazismo. Muchos activistas eran de origen alemán, pero también se adhirieron argentinos atraídos por la propaganda del Tercer Reich.

El embajador alemán en Buenos Aires Edmund von Thormann.

Al iniciarse la contienda, un grupo de alemanes comenzó a trabajar con instrucciones precisas del entonces embajador alemán Edmund von Thormann.

Su rol tenía que ver con la activación del Centro Social y Cultural Deutscher Verein Mendoza y de otras instituciones, insertando “el nuevo orden” y una fórmula política definida: el “totalitarismo”.

En 1937, la institución estaba presidida por Carlos W. Beier y algunos de sus miembros estaban afiliados al partido.

En 1940, muy pocos mendocinos se imaginaban que en pleno Centro de la ciudad existía un lugar en donde agentes de la Gestapo se concentraban para realizar operaciones de espionaje.

El lugar de encuentro era un prestigioso hotel y restorán ubicado en la calle Lavalle 32: Maxim. Este fue construido en 1937 y su propietario era Pablo Eckardt, prominente miembro del Partido Nazi en Mendoza y vicepresidente del Deutscher Verein.

Mendoza era un lugar de suma importancia estratégica para el espionaje, tanto alemán como aliado. Es por eso que se recibieron órdenes desde Berlín de ejecutar un plan.

El objetivo de estas órdenes era extraditar la mayor parte de los ex tripulantes del Graf Spee que estaban vigilados en distintas estancias o fincas de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Mendoza y San Juan.

Planes de fuga

La ruta de fuga de los marineros alemanes estaba apoyada desde Buenos Aires y en el hotel Maxim los esperaban Eckardt y su socio Suesse, quien les tenía preparados ropa, dinero, documentación falsificada y un boleto de tren hacia San Juan. 

Internados alemanes del ex acorazado Graf Spee, en la estación del ferrocarril en Mendoza.

Otro miembro del partido nazi, de apellido Zimmermann, los atendía y avisaba por radio que estaban listos para viajar a Calingasta.

El agente Zimmermann los llevaba en automóvil hacia aquella localidad sanjuanina, donde otro integrante de esta red, llamado Hancke, los hospedaba en una casa que simulaba ser un taller mecánico.

Desde allí partían para realizar el cruce de los Andes en mula, y ya en Chile marchaban en dirección a las localidades de Ovalle y Coquimbo.

Allí, el cónsul alemán les entregaba nuevas instrucciones y eran enviados en automóvil a la ciudad de Antofagasta, más precisamente a la casa de un tal Kulenkampf, para embarcarse desde aquel puerto en un buque de bandera japonesa rumbo a Alemania.

De esta forma se cerraba la fuga y 151 tripulantes del Graf Spee escaparon de nuestro territorio para volver a luchar en la guerra.

Se cayó la red

A principios de 1941, Coordinación Federal investigó a varios miembros de la embajada y a extripulantes del Graf Spee. En especial se indagó a uno de los cerebros de esta organización, Alfonso Haun, quien fue detenido en Rosario, provincia de Santa Fe.

Al confesar, delató las operaciones de fuga de estos marinos e implicó a varios camaradas y agentes nazis de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y San Juan, los que tenían estrecha vinculación con esta red.

Ficha de los marineros fugados por la organización nazi en Mendoza.

En nuestra provincia estos agentes nazis fueron interrogados y procesados por las autoridades federales, y recibieron penas de más de dos años. Los miembros en Mendoza fueron excarcelados a finales de 1945.

A raíz de estos sucesos, los tripulantes del Graf Spee quedaron en una especie de campo de concentración en la isla Martín García hasta finalizar la contienda mundial.