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Un poeta la bautizó con el nombre de Argentina...

Circula en las redes sociales un mapa que muestra en colores amarillo y azul cómo votaron los habitantes de las provincias en las últimas elecciones y el texto expresa que ese espacio geográfico cuenta con los recursos para vivir en forma independiente al resto del país. Lo llamativo es que hasta militares ven con buenos ojos esta organización territorial

08 de noviembre, 2019 - 17:07

Si la Patria es la tierra de los padres, de los dioses penates y lares, donde están enterrados nuestros ancestros y donde nacerán nuestros hijos y nuestros nietos, la Nación es la expresión jurídica de una soberanía estatal sobre una población en un territorio determinado.

Como tal, la Nación exige la permanente atención de la administración del Estado como causa eficiente de su orden político.

En el caso concreto de la administración de su territorio, todo Estado moderno dispone de fronteras internacionales con otros Estados, donde disfruta del ejercicio pleno de su soberanía, vista como la facultad de implantar y ejercer su autoridad de la manera en la que lo crea más conveniente para sus intereses. 

Para que este ejercicio no perjudique a otras naciones, se crean límites definidos en porciones de tierra, agua y aire, y en el punto preciso y exacto en que estos límites llegan a su fin es cuando se habla de fronteras.

Fronteras adentro, el Estado ejerce su autoridad sobre su territorio, el que puede organizarse según diversos patrones. Los que van desde los sistemas altamente centralizados, como el unitario, u otros con cierto grado de descentralización, como el de las federaciones o, aún más libre, como el de las confederaciones.

En casos extremos pueden producirse secesiones, que es el acto de retirarse de una organización estatal determinada, que pueden ser de hecho o de derecho.

El fenómeno político de la secesión requiere de la previa existencia de un Estado Federal o Confederal del que forme parte el Estado que manifiesta su voluntad de separarse de la unión.

Por lo general, los intentos secesionistas suelen tener desarrollos y desenlaces violentos. El más conocido de ellos fue el intento de los Estados Confederados del Sur de los EE.UU. de separarse de la Unión, lo que produjo una sangrienta guerra civil durante el Siglo XIX.

Por su parte, la Constitución de la Nación Argentina, en su primer artículo proclama que adopta la forma de gobierno “representativa, republicana y federal”. Lo federal le viene dado por el hecho de que se reconoce la preexistencia de las provincias.

La historia nos cuenta que el Virreinato del Río de la Plata, con cabeza en el puerto de Buenos Aires, tenía jurisdicción sobre lo que actualmente son los territorios de Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Diversas circunstancias políticas, principalmente la torpeza y la soberbia de los que lo gobernaban desde la ciudad puerto, lo fueron reduciendo al territorio que conocemos en la actualidad.

También, en sentido contrario, hubo empresas concretas dirigidas desde el poder central argentino para ocupar, efectivamente, porciones del territorio nacional que se encontraban con su soberanía amenazada, tales como la famosa Expedición del Desierto conducida por Julio A. Roca como ministro de Guerra de Nicolás Avellaneda, y las menos conocidas de las campañas militares en el Gran Chaco de 1870/1872, a cargo del teniente coronel Napoleón Uriburu. Además de la llevada a cabo por el coronel Luis J. Fontana y sus Rifleros del Chubut, como primer gobernador de ese territorio nacional creado en 1884, con su capital establecida en Rawson.

Al parecer, estas amenazas a nuestra integridad territorial no se han detenido en el tiempo. Especialmente, cuando el país ha pasado por las circunstancias dramáticas de una crisis, como fue el caso de la del 2001: “Argentina está quebrada, debe ceder su soberanía económica”.

La propuesta fue lanzada por el economista alemán Rudi Dornbusch, quien decía que había que realizar el mismo plan que se había hecho para sanear Austria después de la 1ra GM: el control de la política monetaria, la distribución de ganancias y “la erradicación de la corrupción como forma de vivir”.

Otra propuesta vino desde los EE.UU. por parte de Norman Bailey, un exfuncionario del gobierno del presidente Ronald Reagan y asesor externo del presidente provisional Eduardo Duhalde, quien propuso canjear deuda externa por tierra pública. 

Si bien ninguna de las dos propuestas fueron aceptadas, ambas constituyen un serio antecedente. Uno que no recordaríamos hoy si es que no volvieran a la carga por estos días en la golpeada Argentina que enfrenta la novena posibilidad de un default en su deuda externa.

Concretamente, circula en las redes sociales un particular mapa que muestra en colores amarillo y azul cómo votaron las provincias en las últimas elecciones presidenciales. En amarillo se aprecian la CABA, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza.

En el texto se expresa que ese espacio geográfico cuenta con los recursos naturales y humanos necesarios para vivir en forma independiente del resto de la República, a la que catalogan de pobre e inviable.

Más allá del brulote, nos llama la atención que gente seria, incluso militares que juraron defender con sus vidas nuestra soberanía, nos señalen las ventajas de tal organización territorial.

Entre sus argumentos, ellos sostienen que nuestro país concentra la mayor pobreza en su región Norte, mientras que al Sur, paralelo 52, es considerado uno de los territorios más despoblados del planeta.

Agregan que la concentración del poder y población en la CABA hace que tal distribución poblacional esté atada a la falta de desarrollo económico, lo que provoca las migraciones internas, y que en la parte amarilla del gráfico hay provincias tomadas por población extranjera, como sería el caso de Neuquén con las comunidades mapuches que reniegan de Roca y de nuestra identidad nacional.

Finalmente, sostienen que la historia de la Independencia con sus símbolos patrios es cosa del pasado, algo que hay que superar con un formato de República más moderno.

Recordemos que la palabra “argentina” proviene del latín argentum, que significa “plata”, la que comenzó a ser utilizado desde las épocas de Pedro de Mendoza en la forma de “Provincia Argentina”.

Luego, el cartógrafo portugués Lopo Homem hizo referencia al lugar como “Terra Argentea” en un mapa de 1554.

Finalmente, Martín del Barco Centenera, un integrante de la expedición de Juan Ortiz de Zárate en 1602, publicó el poema Argentina: la conquista del Río de la Plata. El resto es historia conocida. 

Trabajemos para que en el futuro esta tierra argentina siga prosperando y cobijando a todos los hombres de buena voluntad que deseen habitarla, siempre en el marco de nuestras leyes y particular estilo de vida. ¡Que así sea!

 

El Doctor Emilio Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.