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Especialistas reclaman que la educación sea una política de Estado

Francisca Staiti y Alejandro Castro Santander coinciden –cada uno desde su posición– sobre la falta de interés de los gobiernos y de la sociedad en un asunto que debería ser prioridad para el país que viene

16 de octubre, 2019 - 12:57

Tras el primer debate presidencial, y por lo escuchado de boca de los candidatos a la primera magistratura en el momento de tratarse el tema de la educación del país, no fueron pocos los sectores los que se expidieron enérgicamente.

En diferentes ámbitos coinciden en que lo expuesto por los candidatos es preocupante, porque es una clara demostración de que la educación pasó a planos inferiores en las prioridades del Estado. Algo –pronostican– que impactará en todo el andamiaje social de la vida del país, fundamentalmente en su preparación como nación en crecimiento.

Rectores piden más plata para universidades

Uno de los cruces del debate presidencial fue la inversión en las universidades públicas, punto en el que el presidente Mauricio Macri aseguró que su administración invirtió allí como nunca se había hecho. 
Al respecto, El Ciudadano mantuvo un diálogo con la docente universitaria y secretaria general de FADIUNC, Francisca Staiti, quien aseguró que “lo que afirmó el presidente en el debate sobre que nunca se había invertido tanto en educación universitaria como en su gobierno, es faltar a la verdad”.

Las universidades debieron pedir un refuerzo presupuestario.

Y argumentó sus dichos con duros ejemplos, como la reducción de becas y la paralización de obras de infraestructura, además del salario depreciado de los docentes y del personal no docente. 

“Le sumo la solicitud de los rectores de todas las universidades públicas del país por refuerzo presupuestario. Ni hablar del vaciamiento del sistema de investigaciones de las universidades”, opinó Staiti. 

En cuanto a si notó interés o desinterés en la educación superior, la docente dijo: “Es difícil para nosotros establecer en los pocos minutos de un debate presidencial si los candidatos piensan en la educación universitaria”. 

Francisca Staiti de FADIUNC.

Sin embargo y en tono crítico, destacó que, “de todas maneras, no es arancelando las universidades, hacer una revisión del Estatuto ni culpando a los docentes de todos los niveles de la educación argentina de las fallas de nuestro sistema educativo” como se soluciona el problema. 

En cuanto a las inversiones en el sistema universitario estatal, Staiti aclaró que “las universidades nacionales atraviesan una delicada situación por su presupuesto. Por eso, en agosto pasado, el Consejo Interuniversitario Nacional y el Consejo de Rectores solicitó al Gobierno nacional un refuerzo de $4.000 millones para el funcionamiento de las universidades del país”. 

Y agregó que “los servicios en las mismas han aumentado, como también sus comedores y el incremento de delicados problemas edilicios, no se pueden cubrir con el presupuesto aprobado este año, todo un combo que ha llevado a muchos rectores a declarar la emergencia edilicia por la que se encuentra”.

Desinterés político y ciudadano

Otro especialista en educación que dio su parecer a nuestro diario fue Alejandro Castro Santander, psicopedagogo institucional y licenciado en Gestión Educativa, quien opinó: “Creo que el primer debate presidencial dejó más inquietudes que certezas. Sabemos que hace décadas la educación no ocupa un lugar importante en la agenda política, como sí lo ocupan inflación, la inseguridad y la desocupación. No es prioridad lo educativo, lo demuestra la falta de ideas e innovaciones. En ese contexto solo aparecen promesas”. 

“El debate presidencial –agregó- era una oportunidad para mostrar el nivel estratégico que debería ocupar la educación. Por lo que se vio, se desaprovechó totalmente. Un desinterés político que –le soy sincero– creo está acompañado por el desinterés generalizado que tiene la ciudadanía”. 

Alejandro Castro Santander.

Al consultarle su parecer sobre los dichos de algunos políticos de que a la educación la ponen como gran objetivo, dijo que “la educación obligatoriamente forma parte de la política de Estado pero no es prioritaria”. 

“Se aplica un alarmante simplismo de Estado: si a la ciudadanía no le interesa la educación, por qué yo (gobierno) trataré de darle rango prioritario. El ejemplo es que cuando a la gente se le consulta qué piensa de la ecuación argentina y el lugar que ocupa, un 70% dice que es mala o regular. Mientras que cuando se le pregunta sobre la educación de su hijo habla de una educación buena o muy buena. Un verdadero desencuentro que no reviste mayor comentario”, opinó. 

Y acotó que “los discursos se transforman en hipócritas cuando se dice que la educación es prioridad y de gran transformación. La realidad muestra la total ausencia de esos tópicos u objetivos. La educación es tomada como a la Cenicienta, de la que hablamos mucho y decimos que es linda, pero la tenemos descuidada. Por eso, y apelando a la sensatez que aún queda en la ciudadanía, es la que tiene que pensar no solo en el futuro de su hijo, sino en el del país, pensando que la educación es siempre transformadora. Por lo tanto, el eje fundamental de su razón de ser como nación”.