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El errado viaje al futuro de Maduro

Recordando al reelecto presidente, cuando aseguró que “fue y volvió del futuro y todo salió bien”, damos una mirada a la “máquina anti-tiempo socialista”

22 de enero, 2019 - 19:05

Con perturbadores modos de relacionarse con su pueblo, recurriendo a frases que se sumergen en el mar de lo irrisorio, respaldándose en un tsunami de fabulaciones y con hilarantes olas que toman identidad propia, tales como: “Yo ya fui al futuro y volví y vi que todo sale bien”, o ese inolvidable discurso, en el año 2014, durante la conmemoración del sesenta aniversario del líder de la revolución bolivariana, afirmando que: “Se le apareció un pajarito que le dijo que Hugo Chávez está feliz y lleno de amor de la lealtad de su pueblo”; es que se manifiesta la cíclica anti-tiempo, la paradoja disociada de toda realidad que busque aspirar al progreso pero que responde con perfecta complicidad a un país desbastado económica y socialmente, lleno de sueños truncos y desesperación, donde la semana pasada  asumió su segundo mandato consecutivo Nicolás Maduro; presidiendo Venezuela hasta el año 2025.

 

Con un triunfo electoral por demás criticado, y aislado en su propia región, (la Organización de los Estados Americanos consideró ilegitimo al nuevo mandato), el reelecto presidente vuelve a poner a su Patria como protagonista de un futuro incierto y tirano. Muchas naciones, entre ellas Argentina, dieron la espalda a este sistema caracterizado por irregularidades y atropellos a los derechos del pueblo. Lo sorpresivo de este evento fue que un día después de la asunción de Maduro, Juan Guiadó, presidente de la Asamblea Nacional venezolana, se autoproclamó presidente interno de la Nación y convocó para el próximo 23 de enero a una gran manifestación popular que exija convocar a elecciones en un plazo de treinta días. Es una convocatoria que el chavismo no tiene la intención de aceptar.

El jueves pasado, la organización defensora de los derechos humanos  Human Rights Watch expidió un informe que declaraba a Venezuela un país condenado al desastre, con una profunda crisis humanitaria producto de la escasez de medicamentos e insumos médicos, sumado a la falta de alimentos que no permiten que el pueblo venezolano cubra sus necesidades básicas. A esto agregarle que, por la situación en Venezuela, estamos siendo testigos de la mayor crisis migratoria de América Latina producto del  éxodo venezolano. El gigantesco movimiento poblacional desde Venezuela hacia Colombia, mayoritariamente, tiene un gran impacto. Independientemente de la buena voluntad y generosidad colombiana, la situación es desbordante. Hemos sido testigos de situaciones similares por ejemplo en la Unión Europea.

Es cierto que pensar en una política regional es algo quimérico en una región con pocos denominadores comunes en política exterior, pero sí es vital una mayor coordinación de políticas y redes regionales de protección social.

La tensión internacional que supo generar este gobierno no puede ignorar que el proyecto para este nuevo periodo de Maduro en América Latina tiene aliados como Bolivia, Nicaragua y Cuba; y México, aunque no es aliado, no ha tomado una postura radical en el tema. A nivel internacional China le ha prestado a Venezuela más de sesenta y cinco mil  millones de dólares a cambio de petróleo, un salvavidas financiero que, según el propio Maduro, se ha convertido en un yugo difícil de sobrellevar. Rusia, por su parte, proyecta fuerza y presencia al contribuir política y militarmente con Venezuela. Además Turquía tiene una jugada geopolítica en dicho país, y deja ver una fuerte presencia de la nación otomana en América Latina. Esta situación, pese a su delicadeza, es la que congratula al mandatario venezolano pero no simpatiza al resto de los países. Éstos saben que es otra de las provocaciones de estos dos gigantes, y de Turquía hacia Estados Unidos. Quizás confiado en ese apoyo que le brindan estos países, el líder chavista pretende gobernar durante los próximos seis años en medio de un aislamiento que se agudiza con el correr del tiempo y que deja a su gobierno expuesto a consecuencias irreversibles.

¿Quién se beneficia con el actual desorden gubernamental?

Maduro se mantiene en el poder debido al apoyo que recibe desde la cúpula militar que aún está pero ha ido disminuyendo; élite absolutamente corrupta que se beneficia del régimen autoritario del mandatario y de la criminalidad, lo que incluye el narcotráfico. A la vez, no hay que olvidar el apoyo internacional de grandes potencias y con agenda propia en la región. El gobierno también es el mayor aliado de grandes empresarios venezolanos que durante la regencia del fallecido Hugo Chávez pudieron recibir mucho dinero pero que, hoy en día, no es suficiente para financiar esta élite. Un faltante que se cobra del bolsillo del pueblo.

El caribeño país, se encuentra en una convulsión política con un gobierno que carece de sustento democrático, con un presidente que fue declarado formalmente dictador por la oposición, por algunos militares venezolanos y oficiales exiliados. A esto se le suma el éxodo de millones y el 90% de la población sin necesidades básicas cubiertas. Maduro sólo puede ofrecer profundizar la crisis y comprar tiempo a un incalculable costo con el apoyo de Rusia, China y Turquía. En síntesis, el mandatario que pudo viajar al futuro y volver. Aseguró que todo saldría bien pero no dijo para quién…ni en que dimensión.

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