Una semana a tres bandas, como en el billar

Por Redacción

23 de septiembre, 2018 - 09:00

Hasta funcionarios del propio Gobierno admiten por estos días que el macrismo transita por su momento más complejo desde que llegó al poder en diciembre de 2015.

A estas alturas, prefieren reconocerlo en charlas "en off" con periodistas antes que intentar maquillar las dificultades con las que tiene que lidiar la gestión oficial.

La Argentina está inmersa en una recesión, con una actividad económica que no se espera que repunte en los próximos meses -al menos durante el año en curso-, un desempleo en aumento, de igual manera que el costo de vida, más un precio de dólar inquieto por estas horas, tras haber superado el techo histórico de los 40 pesos por unidad para la venta.

En este contexto, al Gobierno le está costando -y le costará- volver a generar confianza en la sociedad, en especial, en aquellos sectores independientes o indecisos, que suelen votar más en función de su bolsillo y de sus propias expectativas económicas en el corto plazo que dejándose llevar por dogmatismos políticos o devociones ideológicas.

"Es evidente que estamos en el momento más difícil de nuestra gestión", admitió a NA una fuente de Cambiemos.

Así las cosas, el Gobierno busca mostrarse sólido, enfocado en la coyuntura, mientras se prepara para afrontar una semana verdaderamente intensa, con acción en continuado tanto en el ámbito doméstico como en Estados Unidos.

A tres bandas: como si se tratara de un juego de billar, el macrismo deposita sus expectativas por un lado en el debate sobre el proyecto de Presupuesto 2019 en el Congreso y por el otro, en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero sin perder de vista, lógicamente, el paro nacional de este martes. .

Antes de partir rumbo a Estados Unidos, donde está previsto que pronuncie un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, Macri admitió que el "mejor equipo" de Gobierno de "los últimos 50 años" en realidad...

"No somos un equipo perfecto, pero tenemos buenas intenciones", sostuvo el Presidente, acompañado durante un acto por el jefe de Gobierno porteño, Horario Rodríguez Larreta, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, que sigue mostrando un "juego propio" interesante por estos días.

"A nosotros nadie nos baja línea, María Eugenia dice lo que piensa y lo dice sin consultarle a nadie", aseguran en la Gobernación.

Drenaje de US$ 15.000 millones

Macri viajaba este sábado rumbo a EE.UU., donde se reuniría con el mandatario norteamericano Donald Trump y posiblemente también con la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, antes de anunciar un nuevo acuerdo con el Fondo (en los próximos días).

A la comitiva oficial se sumó el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, tras presentar primero y defender luego el proyecto de Presupuesto 2019 en el Congreso, donde negó que la Argentina se encamine hacia un default y que exista la posibilidad de dolarizar nuevamente la economía.

Después de confirmarse que Dujovne también volaba rumbo a EE.UU., tomaron fuerza versiones que señalaban en las últimas horas que el eventual nuevo acuerdo con el FMI podría ser sometido el viernes próximo a evaluación del directorio de ese organismo.

Trascendió incluso que el país podría llegar a recibir 20.000 millones de dólares de crédito adicionales a los US$ 50.000 millones pactados originalmente.

A propósito, de aquel primer trato con el Fondo, la Argentina percibió, hacia fines de junio pasado, US$ 15.000 millones, que en su momento pasaron a engrosar las reservas del Banco Central.

Se informó entonces que de esa suma de dinero, US$ 7.500 millones iban a estar disponibles por parte de la autoridad monetaria para regular el mercado de cambios: así y todo, el dólar se disparó de casi 28 pesos a más de $40. Los restantes US$ 7.500 millones iban a ser utilizados para afrontar vencimientos de deuda.

Casi tres meses después de aquella primera transferencia, las reservas del Banco Central, que habían escalado hasta los 63.000 millones de dólares, sufrieron un drenaje prácticamente total de aquellos US$ 15.000 millones iniciales.

Mientras avanzan, en teoría, las negociaciones con el FMI para sellar un nuevo trato, el billete estadounidense parece haberse estabilizado por debajo de los 40 pesos en la plaza doméstica y el Gobierno enfocó de lleno sus energías en lograr una pronta aprobación del Presupuesto 2019.

El hombre "rosca" en la estrategia oficial para sellar tratos eventualmente con gobernadores y/o legisladores de la oposición es, como suele suceder, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, el funcionario del gobierno nacional que mejor mide, por lo general, en encuestas de opinión.

Tras lograr la bendición de un puñado significativo de mandatarios provinciales del peronismo, Frigerio se reunió este viernes en el Senado con el jefe del Bloque Justicialista, Miguel Pichetto, para conversar sobre la "ley de leyes".

Según trascendió, ambos charlaron acerca de "la importancia de que ambas Cámaras" del Congreso "trabajen en paralelo de modo tal de agilizar el tratamiento" de la iniciativa.

La "grieta" del movimiento obrero

Ahora que se conocieron los ejes principales de la propuesta oficial y que comenzó la discusión en el Congreso, se espera que Vidal envíe a la Legislatura bonaerense su propio proyecto de Presupuesto 2019, en línea con el boceto nacional.

La Gobernación también estima, al igual que la Casa Rosada, que la aprobación se votaría antes de fines de noviembre, según dijeron a NA fuentes cercanas a Vidal.

De acuerdo con el proyecto nacional, la Provincia debería asumir el costo de subsidiar el transporte intraurbano y las tarifas (sociales) de energía eléctrica y de gas: se trata de un monto que rondaría los 15

Es decir, sería el equivalente al dinero que tendría que percibir el principal y más populoso distrito del país en 2019 a modo de compensación por el Fondo del Conurbano Bonaerense, más allá de que Vidal pretenda una suma superior (actualizada) para el año que viene.

"Quedaríamos a mano, se puede decir. No podríamos disponer de esa suma por el Fondo del Conurbano, pero tampoco tendríamos que redireccionar partidas para afrontar el costo de esos subsidios al transporte y a las tarifas sociales de luz y gas", dijo un funcionario cercano a Vidal.

La misma fuente desechó de plano la posibilidad de que La Plata declare la "emergencia social" que reclaman intendentes del peronismo, liderados por la kirchnerista Verónica Magario, que abriga esperanzas de competir por la Gobernación bonaerense en las elecciones del año que viene.

Magario se ha mostrado combativa en los últimos días, al igual que otros referentes de la oposición vinculados al kirchnerismo y el "viejo-nuevo" aliado de la ex presidenta Cristina Kirchner Hugo Moyano, uno de los promotores más enérgicos del paro de este martes contra su ex "compañero" Macri.

Moyano arengó al sindicalismo a unirse para "terminar" con las políticas del macrismo, en un acto en el que estuvo cerca de decir "terminar con el Gobierno", mientras procura robustecer una alianza estratégica con Cristina.

En la Confederación General del Trabajo (CGT) reconocen que existen "diferencias de matices" entre distintos sectores de la central, aunque confían en que la huelga del próximo martes alcance un elevado nivel de adhesión.

El movimiento obrero, de todos modos, afrontará este nuevo paro nacional inmerso en su propia "grieta", con discrepancias internas ya difíciles de disimular entre la CGT y el moyanismo.