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Wagner pidió hablar con Bonadio: ¿complicará a Cristina?

11 de agosto, 2018 - 22:00

Pasado el revuelo que provocó el tratamiento en el Senado del proyecto de ley para despenalizar el aborto, la atención se posará con más fuerza sobre el caso del "cuadernogate", que involucra tanto a exfuncionarios del gobierno kirchnerista como a encumbrados empresarios dedicados a la obra pública.

Son varios los detenidos que pidieron ser considerados "colaboradores" y comenzaron a desparramar lo que saben sobre la recaudación espuria que fue moneda corriente en doce años de gobierno del matrimonio Kirchner. El ventilador está prendido y no se sabe quién lo podría apagar antes de que el olor inunde cada rincón de la Argentina.

Acostumbrados a vivir empalagados con las mieles del éxito, caer presos en una reducida celda de dos por dos, con un camastro pegado a un inodoro inmundo, no les resulta para nada cómodo a quienes seguramente por las noches añoran las comodidades que gozaron hasta pocos días atrás.

Es muy difícil soportar un cambio así y el juez Claudio Bonadio lo sabe. Por eso los hizo detener de inmediato después de evaluar unos meses el contenido de los cuadernos de Oscar Centeno, en los que el devenido escritor más leído de los últimos tiempos detalló minuciosamente los movimientos de su jefe, Roberto Baratta, recorriendo la ciudad para recolectar bolsos que los empresarios –dicen ahora que por aportes a la campaña electoral– llenaban con dólares de dudosa procedencia.

Uno de ellos sería Carlos Wagner, titular de la firma Esuco y expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), detenido como otros de sus colegas la semana pasada por orden de Bonadio tras las investigaciones del fiscal Carlos Stornelli.

Wagner, quien está mencionado en el circuito de sobornos y también fue procesado por el caso Odebrecht, pidió que el juez federal lo escuche y su abogado negocia por estas horas las condiciones de su aporte a la investigación.

¿Podría el constructor complicar a Cristina Kirchner con sus declaraciones? Debería hacerlo si quiere salvarse de una pena dura, porque quienes lo precedieron como arrepentidos involucraron hasta ahora a exfuncionarios de segundo orden. A Wagner, entonces, no le queda otra que apuntar más arriba si quiere ser considerado un "colaborador" efectivo. Sus antecesores le dejaron un margen muy acotado para acceder al beneficio y solo podría zafar si complica a la expresidenta con datos certeros.

Es una cuestión de lógica: no puede bajar por la escalera sino subir por ella y llegar lo más alto que pueda. Si no, sus expectativas se caerán y seguirá preso por lo menos hasta el juicio oral y la posterior condena.

Un dato es clave en esto: Wagner, un mimado de Cristina, se movió como pez en el agua con el apoyo de la exmandataria y llegó a ser un condicionante para que los socios integrantes de la CAC consiguieran jugosos contratos, una especie de selecto "club de la obra pública. Por lo tanto, conoce como nadie la forma en que se involucró cada uno de los actores en esta novela de entrega por capítulos.

El empresario lo sabe, y si pidió hablar con Bonadio será por algo. Ahora, de esta manera, se convirtió en el "arrepentido" más peligro y el más temido por Cristina, quien debe presentarse en Comodoro Py el próximo lunes. Y la incógnita es esta: si Wagner apunta a la expresidenta, reina de las pampas, este viernes, ¿el juez pedirá otra vez el desafuero para que sea detenida?

Por ahora son todas conjeturas, pero no hay dudas de que Wagner podría ser la llave que tiene Bonadio para abrir la puerta de acceso a un mundo de coimas, lavado de dinero y otras argucias para quedarse con plata del Estado.