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Abel Albino, de héroe contra la desnutrición a "malhechor de la humanidad”

20 de agosto, 2018 - 08:09

La del pasado 25 de julio será una fecha que quedará guardada como parte de ese importante debate histórico que la Argentina hizo en un intento de sancionar una ley que legalice el aborto. Ese día, en el fragor de las exposiciones en el Senado nacional, que debía tratar la media sanción que venía de la Cámara de Diputados, el médico Abel Albino tuvo una desafortunada exteriorización sobre la eficacia del profiláctico en las relaciones sexuales.

Albino les dijo a los senadores nacionales: “No se manchen las manos de sangre sancionando una ley que permita la interrupción voluntaria del embarazo”. Y agregó sus dudas acerca de la efectividad del preservativo como método para prevenir enfermedades de transmisión sexual, cuando sostuvo que “los chicos tienen que entender que el profiláctico no los protege de nada. El virus del SIDA atraviesa la porcelana. Es quinientas veces más chico que el espermatozoide”.

El escándalo que se produjo tras las expresiones del pediatra tuvo tantas derivaciones que, inclusive, eclipsó aquellas horas intensas del debate nacional sobre el aborto. Albino tuvo en esos momentos sobre sí el dedo censor externo e interno del país en la mayoría de sus pares y organizaciones médicas y científicas, como la Fundación Huésped. 

Ni hablar de todo el arco político, social y educativo que proponía la legalidad de prácticas del aborto. Estos últimos lo lapidaron sin miramientos en cada plaza pública de todo el país. De ahí en más, el médico pediatra pasó de ser un ser de luz a un oscuro personaje que nadie debía nombrar.

Por eso, sin detención alguna, comenzaron a retirarse todas las distinciones que Albino recibió en los últimos años. Dos motivos son suficientes para la retractación institucional: la desafortunada definición sobre el profiláctico y haber militado por el no al aborto. Quizá, mucho más esto último que la barbaridad de lo primero.

Lo que hoy se está haciendo con Albino es, para muchos, un inmerecido castigo casi generalizado. Donde se olvida intencionalmente lo que el pediatra significa en la lucha contra la desnutrición infantil y la dignidad del vivir de cada niño en la Argentina.

Eso, hoy, para la convulsionada grieta argentina no significa nada. Así se lo demuestran a Albino y a la Fundación Conin con el cuestionamiento de los millonarios fondos que reciben. Sin analizar a dónde fueron destinados, la muchas sedes que CONIN abrió en todo el país en aquellas zonas vulnerables y olvidadas.

Muchos periodistas hemos mantenido entrevistas en todos estos años con Abel Albino. Nunca dejó de lado su pregonar en el que repetía, una y otra vez, que la principal riqueza de la Argentina es su capital humano. Si ese capital está dañado, el país no tiene futuro. Por eso, dice el pediatra, "a la desnutrición hay que combatirla porque genera debilidad mental. Única debilidad que se puede prevenir y revertir, ya que es la única que crea el hombre y solo él la puede quebrar.

El creador de CONIN dijo en más de una oportunidad: “Cuando comenzamos en esta inmensa tarea de combatir la desnutrición, nos trataron de tarados y muchos suponían que andábamos buscando algo. A modo de respuesta siempre dije que bregamos por un país grande, rico, poderoso y donde se viva cien veces mejor. Que aquí se debía igualar para arriba, no hacia abajo. Con un país donde la educación llegue a todos los sectores.

Juan Bautista Alberdi advertía 160 años atrás que debían combatirse la pobreza y la ignorancia. "Porque la pobreza se vende y la ignorancia se equivoca" Entonces, si hoy tenemos más del 30% de la población por debajo de la línea de la pobreza, es que hicimos mal las cosas.

Albino, con sus 45 años de profesión y más de 25 como médico en zonas pobres, aseguraba que “debe preservarse el cerebro dentro del primer año de vida. En esa etapa de la primavera del sistema nervioso se produce el cableado neurológico. Luego hay que educar ese cerebro con la semilla más maravillosa que merece un niño, la educación. Por eso son tan importantes los nutrientes que recibe un niño desde su nacimiento. Lo es también que habite con su familia una digna vivienda con agua, luz y cloacas. Si es así, habitaremos una potencia en solo 30 años. Pero para que eso suceda debemos dejar de pensar en las próximas elecciones y empezar a pensar en las próximas generaciones”.

El hombre que piensa así y trabajó bajo esos parámetros en gran parte de su vida es el médico Abel Albino, a quien hoy no se lo mide y valora por esto. Se lo quiere defenestrar por su errática definición de la efectividad del  condón y por no estar de acuerdo con el aborto. Dos puntos de los que solo habló unos minutos ante los ojos y oídos de un país que en un alto porcentaje nunca se interiorizó sobre su pregonar para que no haya niños con hambre o mala alimentación.

Ni vio esa conciencia de que se está hipotecando el futuro de esos pequeños seres y del país. Pero eso no importa, ni para el grueso de la gente ni para esa clase social y política que pugna para pulverizar al pediatra.

Como ya lo hicieron los ediles de Guaymallén, lo pretenden hacer en el Poder Legislativo de la provincia y lo quieren hacer todos aquellos para los que Albino es "un malhechor de la humanidad".