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Arrepentidos, pero no tanto

El escándalo del ‘cuadernogate’ recién estalla. Aunque hay varios ‘colaboradores’ con la Justicia que ya declararon que los bolsos con dólares que fueron llenados por empresarios no estaban destinados a campañas políticas, se podría destapar una olla mucho más grande que salpicará para todos lados 

13 de agosto, 2018 - 17:55

Difícil se hace seguir las noticias originadas por el ‘cuadernogate’, desde el estupor y la sorpresa de los primeros días, a la saga novelada con listas de arrepentidos y detenidos que parecen no tener fin. 
La mayoría de ellos fueron citados por el juez Claudio Bonadio, pero otros se apresuraron y se presentaron espontáneamente.

Algunos quisieron ser los primeros arrepentidos, otros se acogen a la figura de imputados colaboradores con la Justicia, unos pocos –especialmente exfuncionarios K– guardan silencio y no se arrepienten, otros se presentan antes que sus secretarios y colaboradores, también indagados, empiecen a hablar. Evidentemente lo que no quiere nadie es estar preso un solo día.

Ni el mejor escritor hubiera podido escribir este sainete de proporciones que tiene temblando a empresarios y exfuncionarios kirchneristas y que promete salpicar en el futuro a algunos financistas, banqueros y periodistas mencionados en los cuadernos.

Si bien queda claro que nadie cree en la autenticidad de los arrepentidos, por lo menos sirve para seguir sacando mugre que estaba guardada debajo de la alfombra durante décadas, pero que se acentuó mucho más en la década kirchnerista.

Lo que eran solo rumores y comentarios ocultos, de pronto comienza a ver la luz y se empieza a visualizar cómo funcionaba esta corrupta maquinaria integrada por funcionarios y empresarios que se repartían las obras y acordaban los sobreprecios.

Destapar esa olla parecía una utopía, pero un poco por casualidad y otro por la vocación investigativa de un periodista del diario La Nación, ha salido a la luz el mayor escándalo que se recuerde por estas tierras. 

Un escándalo de tal dimensión que dejó en un segundo plano nada más ni nada menos que la sentencia a seis años de prisión efectiva para el exvicepresidente Amado Boudou, declarado culpable en el caso Ciccone.

Una lista cada vez más larga

La lista de arrepentidos e imputados colaboradores de la Justicia se agranda día a día. Por ahora la encabeza el empresario Carlos Wagner, expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción, con un rol más que importante en estas denuncias toda vez que se lo mencionaba como la principal figura del grupo llamado “club de la obra pública”, y quien tal vez sea uno de los que mayor información pueda aportar. 

Aunque tal vez el arrepentido más famoso sea el primo del Presidente, Ángelo Calcaterra, exdueño de IECSA, quien se presentó espontáneamente cuando vio que su segundo, Javier Sánchez Caballero, se arrepentía frente al fiscal Stornelli. 

Luego continuaron por el mismo camino Aldo Roggio; Jorge Guillermo Neira, de Electroingeniería; Luis Betnaza, ejecutivo de Techint; Héctor Alberto Zabaleta, exdirector director de Techint; Juan Carlos de Goycoechea, exgerente de Isolux, y la presentación como testigo de Hugo Eurnekian, de la Corporación América. 

Todos los nombrados se encuentran en libertad, pero no corrieron la misma suerte Gerardo Ferreyra, director y vicepresidente de Electroingeniería; Roberto Baratta, el número dos del exministro de Planificación Julio De Vido y el más comprometido junto a su jefe por lo escrito en los cuadernos de Centeno.

También continúan tras las rejas Juan Carlos Lascurain, uno de los últimos detenidos y expresidente de la Unión Industrial Argentina; José María Olazagasti, exsecretario de De Vido; Nelson Lazarte, exsecretario de Baratta; Walter Fagyas, expresidente de Enarsa; Enrique Llorens, exsecretario coordinador del Ministerio Planificación; Hugo Martín Larraburu, excoordinador de la Jefatura de Gabinete en épocas en que era comandada por Juan Manuel Abal Medina –quien también se presentó ante Bonadio–; el empresario Raúl Vertúa; el mendocino Rubén Francisco Valenti, directivo de IMPSA, quien tuvo que cortar sus vacaciones en Asia para presentarse ante el juez Federal, y Claudio Uberti, exinterventor del Órgano de Concesiones Viales.

Es necesario llegar al hueso
Esto parece que recién empieza. Difícilmente todos puedan presentarse como arrepentidos, y algunos seguramente aportarán todavía más a la causa para que se conozca efectivamente cómo funcionaba esta maquinaria de recaudar dinero espurio para ser entregado a las máximas autoridades que conducían el país en la década kirchnerista. 

Por ahora hay muy mal olor, pero ese mismo olor a podrido que empieza a ventilarse nos da la esperanza de que estas prácticas sean definitivamente desterradas y que las cosas empiecen a ser más transparentes.

Algo está cambiando para bien, y aunque lamentablemente estamos en un momento delicado, donde se descubren tramas que asquean a la mayoría, la buena noticia es  que se empieza a ver cómo la Justicia por fin empieza a actuar seriamente y de a poco somos testigos de una época en donde comenzamos a ver a los corruptos donde deben estar, tras la rejas, sea quien sea.

Enhorabuena, para que términos como “la soga al cuello”, “aprietes”, “extorsión” y “bolsos repletos de dólares” empiecen a desaparecer del vocabulario de nuestros funcionarios. / Andrés Delacalle