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OPINIÓN | Tiro al pichón, el deporte de moda

Jorge Sampaoli es el nuevo demonizado en el fútbol argentino. ¿Y la responsabilidad dirigencial? Bien, gracias... 

06 de julio, 2018 - 09:41

“Traigo al mejor de todos”, dijo hace poco más de un año el Chiqui Tapia, el bendecido por el gobierno para ser el mascarón de proa de la AFA. En el calor de Rusia y declive otoñal argentino, el mejor equipo de los últimos 50 años, el que nos posibilitaría traer nuevamente la Copa se cayó a pedazos, luego del estrepitoso acto fallido de Rusia.

De mimo al momo. De aquel respaldo incondicional, a la opereta para sacarse de encima al pelado más odiado. De aquella cláusula de rescisión de 20 palos verdes, de la que todos chillan hoy y que parece que se firmó sola, a este fuck al pusilánime. 

 

De la Sampa de mi esperanza al Sampa hijo de puta

Hoy la negociación (y la guita) para sacarlo de Sevilla, parece una anécdota. Cara, por supuesta, pero que importa si no la pagó ninguno de los héroes sensibles de la selfie. Y hoy de la misma manera, están tratando de juntar los verdes de TyC Sports para librarse del mal, del que ayer nomás era el bien. De la refundación a la refundición.

Joda de ricos, o de piojos resucitados. Dujovnismo del mejor. Resulta que el proyecto no era tan bueno como parecía, nos equivocamos, pero igual que el costo del esfuerzo lo banquen los clubes...
Y mientras descubrimos como Sampaoli es un desastre, porque sus decisiones torpes, tácticas y técnicas lo expusieron como un entrenador al que la Selección le quedó muy grande; la dirigencia que lo avaló, es decir Angelici, a la sazón el verdadero presidente de la AFA; que de Monje negro parece ser monje tibetano; Tapia y los etcéteras, juegan al offside, en este terreno de las responsabilidades. 

Es tentador y políticamente correcto pegarle al pelado más odiado. El tiro al pichón, o esperar que se caiga solo del nido en Ezeiza. Buscar corregir la dirección del disparo que salió mal, aunque el problema haya sido el tirador. Hay que hacerse cargo alguna vez de los desaciertos.

Sampaoli no debe irse. Los contratos deben respetarse porque para eso se firman. Y el suyo hasta 2022 debe respetarse. Y si en su defecto deciden echarlo, que ellos -los dirigentes- afronten el costo con su propio patrimonio personal. 

Dejar de jugar al exitismo, al tribunero, ser responsables de una buena vez, para demostrar que algo aprendieron de tanto error, es el primer cambio para una verdadera refundación del fútbol argentino. Aunque no se ganen campeonatos.

 

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