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A 86 años de la tragedia del avión 'San José'

Por Redacción

16 de julio, 2018 - 13:10

Hace exactamente 86 años, se produjo en la cordillera de los Andes el primer accidente aéreo de pasajeros de la entonces aerolíneas estadounidense Panagra.

Toda Mendoza quedó conmovida por aquel luctuoso hecho ocurrido en 1932. Recién dos años después, los restos del avión y los cuerpos de las víctimas fueron encontrados por un arriero a 36 kilómetros, al sur de Puente de Inca.

Destino fatal

En una nublada y fría mañana del 16 de julio de 1932, seis viajeros más tres tripulantes de la empresa Panagra se preparaban en el aeródromo Los Cerrillos, en Santiago de Chile, para viajar a Buenos Aires, previa escala en la ciudad de Mendoza.

En el bufet, algunos de los pasajeros del vuelo 535 se encontraban sentados a la espera de partir, mientras que en otra sala del aeródromo, personal del servicio meteorológico advirtió a los pilotos de la aerolínea sobre el mal tiempo y nevadas en la cordillera.

Fue por ese motivo que el piloto designado se negó a volar por las malas condiciones climáticas. Ante la negativa, el supervisor C. J. Robinson lo acusó de cobarde y decidió tomar la conducción de la aeronave. Robinson caminó hacia el avión con el radiotelegrafista Myers y el camarero Wood, y minutos después subieron sus seis pasajeros y las 6.30 horas, el trimotor de la Panagra llamado 'San José' partió hacia la cordillera.

Entre los pasajeros se encontraban Eduard Camus y Oscar Pinkes, gerente y empleado de la aerolínea mencionada; Juan Carlos Sabate, director de una fábrica de cristales en Santiago de Chile, Mr. Thish, y los comerciantes argentinos Santiago Americe y Amelio Raffo.

Desafiando al coloso

La aeronave dejó la pista y subió a unos 4.000 metros. Media hora después, el radiotelegrafista comunicó a la torre de Santiago de Chile que un fuerte viento contrario, cargado de nieve, le impedía avanzar normalmente.

El 'San José' se desvió unos kilómetros de la ruta programada y los motores, esforzados por la tormenta, hicieron que consumiera una gran cantidad de combustible, quedándose casi sin carburante para llegar a Mendoza.

Eran las 7.10 cuando desde el trimotor se envió el último mensaje, en el que se comunicó que “el avión estaba luchando con vientos contrarios”.

El piloto Robinson trató de virar en dirección al Oeste, ya que la visibilidad era nula. Minutos después el avión desapareció entre la cadena montañosa.

Agónica espera

En el aeropuerto de los Tamarindos –hoy base aérea de El Plumerillo– tanto el personal de servicio de la aerolínea como los parientes de algunos de los pasajeros, esperaban la llegada del 'San José' a las 9 de la mañana. Pasaron más de tres horas y el representante de la empresa aérea en Mendoza, ingeniero Juan Carlos Alurralde, llamó al aeropuerto de Santiago de Chile, donde fue informado de que el avión había despegado a las 6.30. La noticia hizo temer a las autoridades chilenas, que pensaron que el trimotor había sufrido un accidente.

Después del mediodía, se montó un operativo de búsqueda tanto en Chile como en Mendoza, y desde ambos aeródromos partieron hacia la cordillera varios aviones civiles y militares.

Tragado por la cordillera

La noticia del avión perdido se propagó por toda Mendoza y cientos de personas llegaron al campo de los Tamarindos ávidos de saber qué ocurría realmente.

Desde allí diversos aviones partieron hacia la cordillera para localizar el aparato siniestrado. Por otro lado, en el campo de aviación se especulaba con diversas teorías sobre la desaparición: unos decían que el aparato había hecho un aterrizaje de emergencia en la cordillera; los más pesimistas afirmaban que podría haberse estrellado contra el cerro Aconcagua; y otros suponían que había caído en la Quebrada de Navarro. 

También, varias patrullas terrestres salieron de Puente de Inca en busca del aparato.

Luego de una ardua búsqueda por varios días –en la que participaron, entre otros, el aviador francés Henri Guillaumet, de la compañía Aeropostal–  se abandonó toda esperanza de encontrarlos con vida.

La desaparición del trimotor conmovió a todos. 

Descubierto por casualidad

El 21 de marzo de 1934, el arriero Crisóstomo Suárez siguió a una de sus mulas que se alejó por la cuenca del río Blanco. En la ladera del cerro Tres Gemelos, encontró pedazos de hierro con cables. Al subir unos metros más descubrió los restos de un avión y varios cuerpos e inmediatamente avisó a la Policía.

Al día siguiente, acudió una comisión policial que partió en mula desde Puente del Inca. Junto a ellos se encontraba el fotógrafo Ángel Delpodio, quien tomó impresionantes fotografías del accidente.

Las pericias determinaron que la nave había chocado el mismo día de su desaparición, a las 7.40, contra la pared del cerro a una velocidad de 200 kilómetros por hora y que todos los ocupantes fallecieron en el acto.

Días después, los cuerpos fueron trasladados a la Ciudad y entregados a los familiares de las víctimas.