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La gente no está bien, ¿cómo incidirá eso en las elecciones?

16 de julio, 2018 - 07:42

Las proyecciones de la macro y la microeconomía le están diciendo a la gente que el escenario del próximo año será mucho más complejo. Es decir que la inflación y el agregado del ajuste que acompasa la devaluación precarizará aún más el vivir de los ciudadanos.

Ante esto, surgen lógicos y sensatos interrogantes sobre qué hará con su voto el electorado nacional, en general, y el mendocino, en particular.

La sensatez, a fuerza de muchos golpes, mentiras y frustraciones que pesan por décadas en el ciudadano, ha logrado cooptar muchas más mentes argentinas que en otros años, incluso tras el golpazo del 2001, el menemismo y la gran mentira de la Alianza UCR-Frepaso. Porque aún con todo eso, el argentino común no escarmentó e insistió con dos reprochables posturas: no darle importancia y valor al voto y encolumnarse otra vez en el simplismo envolvente del discurso político de los que le dicen lo que quieren oír en sus orejas ciudadanas. Promesas que jamás se cumplirán.

Hoy, pareciera ser que el desencanto ha llegado a elevados porcentajes de consideración de la gente. Quizá porque la desilusión ha sido muy fuerte, ya que la gente en el 2015 pensó, y mucho pensó. Como no lo había hecho desde el histórico acto electoral de octubre de 1983. A diferencia de aquel dorado momento donde se lo posicionó en la historia grande del país a Raúl Ricardo Alfonsín, esta vez se sufragó por un Mauricio Macri que hoy está perdiendo toda consideración ante el incumplimiento de cada objetivo que lanzó en el rostro de la nación.

Para la dirigencia política en general, mirar el 2019 implica tener más incertidumbre que certeza. No funciona ningún ensayo de la ingeniería electoral, que en otros momentos y a estas alturas, ya se tenía predicciones al compás del fragor de los escarceos propios de la trastienda política. Hoy, eso no existe y la parálisis es tan palpable como el frío que pasa por las costillas del oficialismo al que se le está escapando el terreno de simpatía urbana.

Mientras que para la oposición, la cosa no es tan fácil como se creía. El ciudadano les ha mostrado a estos últimos que tiene memoria y cansancio de la corrupta mentira que ha significado darles el poder administrador de la Nación. Por eso, quizá, hoy también el soberano le muestra hastío al Poder Judicial ante la sospechosa lentitud en definir procesos y juicios a quienes se robaron y estafaron descaradamente a la Argentina.

Las indecisiones y los cuidados de no dar pasos en falsos han llegado con magnitud tal que la fortaleza inexpugnable del Frente Cambia Mendoza está quieta y sin dar señales de movimiento alguno. A propósito, hace poco el gobernador Alfredo Cornejo habría mantenido una reunión con dirigentes de la coalición, funcionarios, legisladores e intendentes. Allí, ante una pregunta hecha por uno de los selectos participantes a Cornejo, sobre si ha pensado el pedido de La Rosada de no desdoblar las elecciones del año próximo, el mandatario mendocino habría respondido que el panorama es muy complejo, de manera tal que agradecía no tomar esa decisión hoy.

Con lo cual queda claro que el gobierno de Mendoza, por su doble compromiso de integrar el frente Cambiemos y de que el Gobernador sea presidente del Comité Nacional de la UCR, tiene un lastre muy grande, el angustiante momento económico que vive la gente. Por lo que habría que preguntarse hasta qué punto se cargará la pesada carga con las consecuencias políticas que ello implica.

El Frente Cambia Mendoza y su principal opositor, el Partido Justicialista, saben muy bien que la gente ya no firma más cheques en blanco. Porque no los tiene ante tanta defraudación y porque necesita salir de un inmerecido momento en el que solamente queda una cuota de crédito para la democracia. Allí está el clave derecho a sufragar, donde muchos indican que la clase política está muy preocupada, ya que intuye que habrá sorpresas.

Deberían esperarlas cada vez que observen lo que la inflación, el impuestazo, el ajuste, la pobreza, la desocupación, la mentira y decepción han producido en ese ciudadano que decidirá el tiempo que viene en el convulsionado año que se aproxima.