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ORGULLO MENDOCINO | El Papa bendijo sus manos y operó del corazón a más 4.000 niños

Jorge Orlando Barreta nació en Mendoza pero es una eminencia en Buenos Aires.

Por Redacción

23 de mayo, 2018 - 19:44

Jorge Orlando Barreta es un cirujano cardiovascular pediátrico mendocino que hoy triunfa en Buenos Aires.

Tal vez el adjetivo de "triunfa" habitualmente esté más relacionado al éxito material, pero de eso no se trata esta historia.

Nacido en Dorrego (Guaymallén) Barreta ya sabía desde joven que su verdadera pasión era la medicina. 

Sin embargo en el año 1998 Jorge se mudó a Bueno Aires, lugar en dónde hasta el día de hoy, atiende todo tipo de cardiopatías en los más pequeños. 

Si bien trabajó en diversos lugares de la provincia, los que más se destacan respecto de la cantidad de pacientes son el Hospital Italiano (privado) y el Hospital Garrahan (público). En este último, el profesional lleva más de 4.000 cirugías por el sueldo mínimo, una cifra que no supera los dos sueldos mínimos vitales y móviles. 

Su vida cambió en el año 2012, cuando el mismísimo Papa Francisco bendijo sus manos y luego le dijo "Dios obra en arte a través de estas manos". Razón tenía el sumo pontífice ya que a su regreso, el muchacho de supo corretear por calle Remedios Escalada, redobló su compromiso por reparar el corazón de los infantes en situación de vulnerabilidad.

Esta sencilla pero profunda historia llegó a El Ciudadano de la mano Marcelo Ruscitti, un lector que hoy disfruta la vida junto a su hijo Nacho, gracias al Dr. Jorge Orlando Barreta y el equipo de cardiólogos del hospital pediátrico más grande de Argentina.

LOS ÍDOLOS QUE NADIE VE.... por -Marcelo Ruscitti-

Los verdaderos héroes de este país no aparecen en las películas. No aparecen en la TV, ni en las revistas. Son seres casi anónimos, conocidos solamente en su ámbito y venerados por quienes saben de su idoneidad, su talento, su pasión y sus hazañas.
El señor de la foto que aparece junto a Nacho y quien les habla, es ni más ni menos el que le salvó la vida. Uno de ellos, pero quizá el máximo responsable de semejante proeza. Como digo yo, uno de sus segundos padres junto a otro "monstruo" como lo es el Dr. Juan Manuel Osuna. Ese hombre vestido de blanco se llama Jorge Orlando Barretta. Es el que hizo del corazón de Nacho, una verdadera obra de arte o un minucioso trabajo de ingeniería, como quieran llamarle. Es Jefe del área de Cirugía Cardiovascular Infantil del Hospital Italiano de Buenos Aires. Muchos le dicen "eminencia", otros "genio", otros "Dios". Para mi es una mezcla de todas esas cosas, pero yo le llamo "el artesano". Un mago de guardapolvo blanco que saca de su imaginaria galera, millones de esperanzas de vida dónde antes no las había. Su bisturí, sus intervenciones quirúrgicas y sus novedosas técnicas (muchas creadas por sus investigaciones), salvaron a miles de bebés y niños. Nacho es un fiel reflejo de ese milagroso accionar. Para quienes somos creyentes, pensamos que Dios le dio el poder y la misión de hacer realidad esos milagros en la tierra. Que detrás de esa mente brillante y esas manos mágicas, está la implacable intervención del espíritu santo. Los ángeles de la guarda no solamente viven en el cielo. En la tierra, toman cuerpo de hombre. Gracias totales, Doctor Jorge Orlando Barretta.

¡Orgullo mendocino!

Algunos de sus pacientes le agradecieron vía redes sociales.

 

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