Los enemigos de la Revolución de Mayo

21 de mayo, 2018 - 13:04

Dentro de unos días, los argentinos celebraremos un año más de la Revolución de Mayo. Aquella que marcó un hito dentro de nuestra historia nacional. Pero muy poco conocemos quiénes fueron los protagonistas del otro bando que se opuso al reconocimiento de la Primera Junta en la ciudad de Mendoza. Estos funcionarios contrarios al nuevo gobierno se llamaban Faustino Ansay, Domingo de Torres y Harriet y Joaquín Gómez de Liaño.

En esta nota conoceremos más sobre sus vidas y que incidencias tuvieron en los hechos de 1810.

Aclamados por los vecinos

En 1803, tres funcionarios del rey –Faustino Ansay, Domingo Torres Harriet y Joaquín Gómez de Liaño– asumieron como representantes de Cuyo en una ceremonia hecha en la sala principal del Cabildo mendocino. 

El comandante de armas don Faustino Ansay (1765-1840) era un oficial del ejército real que llegó en 1794 al Río de la Plata; tenía un carácter más bien pasivo pero atento a la hora de reaccionar.

Por su parte, Joaquín Gómez de Liaño (quien nació en Cantabria en 1778 y falleció en Madrid a mediados del siglo XIX), de una educación elevada, también tenía un carácter pacífico y era muy amplio en su pensamiento. Además, hizo suspirar a muchas damas de la sociedad mendocina.

En cuanto a Domingo de Torres y Harriet (1780-1838), era de los tres la persona más brillante. Respetable, honrado y de sentimientos muy nobles, atendía y resolvía los problemas de los mendocinos menos agraciados.  

En 1806, el comandante Ansay respondió inmediatamente al pedido de Sobremonte durante las invasiones británicas con tropas y pertrechos. Los tres se mantuvieron en sus cargos hasta que en mayo de 1810 todo cambió.

La contrarevolución en Mendoza

La noticia de la formación de un nuevo gobierno en Buenos Aires, traída por Manuel Corvalán a Mendoza a principios de junio de 1810, trajo muchos problemas para Ansay, Torres y Gómez, quienes mantuvieron una postura neutral, pero con el correr de los días se fueron inclinando en contra de la junta de Buenos Aires. 

Se produjo una toma del cuartel  por parte de Ansay, pero a pesar de la violenta actitud, no hubo derramamiento de sangre entre ambos bandos: “patriotas” y “realistas”. 

Gracias a la intervención del presbítero Domingo García, propuso que se celebrase un acuerdo el 1 de julio entre las partes.

La avenencia celebrada ese día en el cabildo por una junta, reconoció que era importante la adhesión a la causa del Rey Fernando VII mediante la Junta de Buenos Aires. Posteriormente, después de firmar este convenio, el gobierno de Córdoba solicitó armas y tropas, pero las autoridades provinciales negaron el envío diciendo que había tenido lugar un pacto y que no podían socorrerlos. Para no entrar en una profunda crisis, se decidió destituir a Ansay, Torres y Gómez de Liaño.

Odisea española

Días posteriores a esa decisión, Ansay, Gómez y Torres fueron tomados prisioneros y partieron escoltados por 13 hombres hacia Buenos Aires. Allí, fueron juzgados, y gracias a la intervención de un comerciante amigo de Ansay, fueron salvados de la ejecución y deportados hacia Carmen de Patagones.

Allí el ex comandante de armas y sus dos fieles compañeros realizaron  en abril de 1812 un alzamiento que tuvo en vilo por bastante tiempo a las autoridades patriotas y que desencadenó en una resistencia realista en el territorio y luego pasaron a Montevideo, donde fueron recibidos por el realista Vigodet en 1814. Tanto Torres como Gómez de Liaño partieron hacia España, no así el coronel Faustino Ansay, quien fue preso y enviado en 1817 a un campo de detención en el sur de Buenos Aires llamado Las Bruscas. Allí en varias ocasiones intentó fugarse, hasta que en 1820 lo consiguió para pasar luego a Montevideo y de allí a España, a donde llegó en enero de 1822.

Así finalizó su odisea de más de 10 años privado de su libertad.