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La trampera patriótica del laberinto

El Tridente del Barcelona, el Peronismo Perdonable y lo que queda del kirchnerismo.

16 de mayo, 2018 - 17:48

El choque de la calesita del Tercer Gobierno Radical arrastra al Peronismo Perdonable (de Gobernadores y Legisladores). Mientras tanto la autoestima del kirchnerismo devastado trata -en vano- de recomponerse. (Queda en pie el inalterable esclarecimiento de la señora Bregman, Del Caño y Pitrola).

El Tridente del Barcelona -Peña, Quintana y Lopetegui- demostró que es infalible, apenas, en el “Metegol” de Campanella.

Desde que los inocentes se sentaron el 28 de diciembre con Fernando Sturzenegger, Bailarín Compadrito, para proclamar el nuevo orden mundial, comenzaron a entrarle al TGR las balas de teflón.

En efecto, el Tridente del Barcelona reposó sobre la autoridad delegada de Marcos Peña, Ex Pibe de Oro, hoy El Aito. Pero fortalecido por los servicios de las dos “Luces de los Ojos” de Mauricio, El Ángel Exterminador. Mario Quintana, Luz I, y Gustavo Lopetegui, Luz II (que se salva por el meritorio perfil bajo).

Artífices, los tres, del mecanismo de funcionamiento estructural. Facilitaron la comodidad decisoria de Mauricio, el gran adicto al descanso.

Desde el principio, el Portal sostuvo que el estilo de conducción no podía funcionar. Pero lo enriquecía el aporte imaginativo del blanqueado pensador Jaime Durán Barba, El Equeco, con las luminosas vaguedades que reproducían los focus groups. Intrascendencias beneficiosas para ganar elecciones en la sociedad líquida. Lástima que resultaran catastróficas para la faena monótona de gobernar.

Con sus Tableros de Control con rueditas, El Tridente del Barcelona devaluaba a la superproducción de ministros que carecían de peso específico. Para ser calificados, con ostensible mala fe, como “Gerentes de Área” de la Argentina Socma.

Sin embargo el Tridente pudo funcionar perfectamente durante 30 meses. Con el acompañamiento empalagoso de los grandes medios de comunicación. Aunque prefirieran, de manera prioritaria, atender la histeria de las redes sociales. Blindados por el acompañamiento vocacional de innumerables cronistas que hoy forman fila para tomar distancia, pero que entonces solían reportarse a Peña para ufanarse en sus escritos o emisiones televisivas.

Con el aporte invalorable de los trolls, la sabiduría detallada de la Big Data y el fanatismo de los intolerantes, reprodujeron, entre todos, el mito frívolo del Ángel invencible.

 

Mojar la medialuna

Consta que había macrismo asegurado hasta 2023. Con prolongación sucesoria hasta 2027. Reservaban a la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Flores de Girondo, garantía para la permanencia.
En octubre de 2017, el triunfo de Vidal sobre La Doctora, con la espoleta del Larguirucho Bullrich, equivalía comparativamente al triunfo de 2005 de La Doctora sobre la señora Hilda de Duhalde, La Chiche (a sus espaldas Niní Marshall).

Vidal le despejaba a Mauricio el camino hacia la eternidad. La certeza tentó el pragmatismo de importantes gobernadores peronistas, que mantenían una relación (casi) de pertenencia con el poder central, o sea El Ángel.

Debían (los gobernadores) lícitamente tener la mejor onda política con El Presi para pagar los sueldos, mojar la medialuna de las obras y continuar con el oficio ingrato de ser dadores relativamente voluntarios de gobernabilidad.

Pragmatismo agudo. Hubo gobernadores que deliraron con la idea de mojar también la medialuna del vicepresidente, en 2019.

Como si los ilusos ignoraran que El Ángel, como dos, iba a poner sólo a alguien confiable de su “palo”.

En todo caso, estos Peronistas Perdonables resultaron tan ilusos como los radicales desconformes de medialuna enarbolada (cliquear) que pretenden aún la misma posición. Para regatear y conformarse, al conceder, con el Plan Canje de otros cargos.

 

Mezquindad y lazo

Dijimos que en la justicia las causas suelen pasan del “freezer al microondas” (cliquear). En la misma línea, con frecuencia, el TGR pasa de la reelección eterna al helicóptero, y viceversa. Sin escalas.
El destino estaba marcado desde la génesis. Por una combinación de mala praxis y de mala suerte, El Ángel Exterminador y El Tridente del Barcelona condujeron el navío hacia los témpanos que no perdonan.

Los cuatro (El Tridente y el Ángel Exterminador) se pusieron el país de sombrero. Desconcertados por la disparada del dólar y la elevación alucinante de las tasas, decidieron enviar al Gerente del Área de Hacienda, Nicolás Dujovne, Bruno Gelber, a pegar el mangazo al Fondo Monetario Internacional. Para que el Fondo les hiciera el ajuste a la carta que querían hacer, pero no se atrevían.

Tanto gradualismo, Fundación Pensar, Big Data, focus groups y reuniones infinitas de las multiplicadas mesas chicas, para terminar con la bacinilla del crédito stand-by del FMI.
Ante el espejo, mientras se probaba el sombrero del país, El Ángel tuvo un arrebato de demócrata. Decidió convocar a los gobernadores “racionales” del Peronismo Perdonable. Para introducirlos en la trampera patriótica del laberinto.

Los Perdonables -pobres- se encuentran atenazados entre la mezquindad y el lazo.

Si no le ponen el hombro, si no lo apoyan a Mauricio, son mezquinos. Pero si lo apoyan quedan enlazados. Para irse, todos juntos, a la hoguera.

Consta que los Perdonables astutos mantienen lógicos reparos. Cuesta calzarse el collar de bolas de billar que representa hoy el Ángel Exterminador.

O se aferran a su estrella, y que sea lo que la providencia quiera. O le hacen la campaña electoral a La Doctora. Como si formaran parte de la comisión indirecta de desagravio.

Los PP conservan el objetivo de alejarse para siempre de La Doctora. Pero temen, en simultáneo, que después del colapso, La Doctora emerja como la máxima beneficiaria.

Es el mensaje que se le intenta pasar a los inconmovibles técnicos del Fondo.

“Ayuden a la Argentina, caso contrario vuelve el Mal. El populismo”.

“¿Entonces cuál es nuestro negocio, Rocamora, dígame?”, consulta un Perdonable. “Si se cae nos caemos con él, pero si Mauricio acomoda la crisis y la resuelve el mérito queda para él solo”.

 

Lo que queda

Lo que queda del kirchnerismo, en el retroceso interminable, son facturas pendientes. Deseos de revancha.

Acumulan rencores por los que se fueron y cobraron hasta el último minuto.

Pero recuperan, de pronto, la autoestima.

En Argentina no existe la purificación a través del fuego. Existe a través del fracaso del otro. El fenómeno no es esotérico. Nada tiene que ver la energía Kundalini. Ni siquiera es complejo.

El fracaso de un gobierno suele ser históricamente purificado por el fracaso del gobierno que lo sucede.

Una ventaja que todo termine invariablemente mal.

Después de tres o cuatro ciclos sucesivos de frustraciones, un viejo presidente fracasado puede transformarse en un genio. Un estadista incomprendido.

Frondizi pudo haber sido un ejemplo. Pronto lo será Alfonsín. Un par de fracasos más y el purificado será Menem. En 30 años Kirchner será celebrado con unanimidad, diseñado como el gran constructor de poder.

El dilema que atormenta -siempre- es el presente. Si Lula mantiene la candidatura desde la prisión, es previsible suponer que La Doctora -aunque lo niegue y cargue procesamientos por la hotelería- intente el regreso con gloria en 2019. Con 66 años (el número del mal).

Ahora siente que, cada vez que calla, crece. Sugerencias ingeniosas de Antoni, El Catalán. Beneficios de la toma de distancia y del silencio.

Su Ejército del Ebro es la Unidad Ciudadana. Un “frepasito tardío” con presencias de peronistas que distan de querer ser perdonados. Con mini-gobernadores de la Tercera y la Primera sección electoral que mojan la medialuna de otro mandato.

Habituada al tratamiento de “jefa de la banda”, La Doctora estimula la proyección de los otros presidenciables que se amparan en su ausencia transitoria (hoy quebrada por otro procesamiento de hotelería).

Mientras atraviesa la borrasca personal, el riesgo permanente de la daga del desafuero, es probable que el preferido sea Agustín Rossi, el Ex Chivo. Pero puede serlo también Axel Kicillof, El Gótico, o Milton Capitanich, El Montenegrino, y hasta el injustamente irreconocido artista plástico, y actor temperamental, Alberto Rodríguez Saa, El Colibrí, que aún gobierna el Estado Libre Asociado de San Luis.