|04/12/18 01:00 PM

G20: Jugo a las Piedras

Nuestro país albergó el evento más importante de su historia en materia de política y podemos calificarlo de exitoso.

04 de diciembre, 2018 - 13:01

Este fin de semana pasado nuestro país ha albergado, probablemente, el evento más importante de su historia en materia de política exterior; y podemos, con bastante grado de certeza, calificarlo de exitoso. Naturalmente, el éxito tiene sus propias delimitaciones y este G20 en particular desbordaba de obstáculos.

Para ponernos en situación, Argentina se sentó a la mesa de una partida de truco sabiendo de su inexperiencia y la presión de oficiar de mano y marcar el tono. Las cartas recibidas no podían ser peores: el mundo que recibía el país llegaba con malas noticias y los antecedentes de irse al mazo ofendido y con escaramuzas varias en aquellas mesas que lo había visto jugar.

Repasando en trazos gruesos: la guerra comercial entre las dos naciones que se disputan la primacía en la economía mundial; el declive geopolítico europeo; el proceso de deslegitimación de Emmanuel Macron y el reciente asesinato del periodista saudita Jamal Khashoggi.

Para peor, el comienzo de la semana auguraba una escalada retórica entre los principales jugadores por los incidentes suscitados en el estrecho de Kerch. Allí, las armadas de la Federación rusa y Ucrania jugaban su propio juego de la iteración.

El comienzo del evento (que en realidad fue la culminación de un proceso de un año) no fue el mejor: empezamos cantando truco cuando no nos correspondía en una muestra de deslices protocolares que se evidenciaron en los recibimientos de Macron y Xi Jinping. Pero, hoy, con el resultado puesto, podemos sostener que quedaron como una tragicómica anécdota.

La realidad es que nuestro país jugó una mano de truco con pésimas cartas y robamos un envido. No es poco, en absoluto. Casi nadie confiaba en la resolución de la cumbre con un documento final consensuado, basándose en las múltiples experiencias pasadas y con el agravante de tener en Trump a uno de los jugadores claves, zigzagueante y errático. Un jugador de truco que constantemente pide terminar la jugada, confiado en que tiene el ancho fuerte cuando todo el resto piensa que esa carta, marcada, quedó en el mazo.

A los varios acuerdos firmados por nuestro país debe sumarse un final sumamente positivo en la tregua firmada por los Estados Unidos y China. El mayor de los títulos, sin ninguna duda. Pero hubo otros.Entre ellos la firma del T-MEC: el acuerdo que se presenta superador del NAFTA entre Canadá, Estados Unidos y México; el acuerdo entre Rusia y Japón para perseguir el objetivo de finalizar formalmente la disputa por las islas Kuriles; y finalmente, el acuerdo de reformar la Organización Mundial de Comercio.

Es menester reconocer las propias limitaciones de nuestro país para saber reclamarle en su justa medida. Argentina lejos está de ser constructora de consensos globales. Le quedó grande a Lula en su esplendor, no le pidamos a nuestro país, herido en todas sus facetas, un papel superador. Nuestro país está preso de su condición periférica y debe driblear, gambetear las tensiones y presiones de las naciones más poderosas. Hay espacio para crecer y modificar esa situación. Esperemos que este G20 ponga en relieve la necesidad de construir una comunión entre los distintos actores políticos nacionales en pos de una verdadera política de estado. No es fácil. Es conocida la necesidad de los oficialismos argentinos de cerrarse sobre sí mismos, como también la poca humildad de las oposiciones de entenderse primero argentinos y luego competidores.

Sea como sea, que esta sea la piedra basal para celebrar un buen trabajo y construir sobre ello.