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La desafiliación al Cicles Club Lavalle: ¿justa o injusta?

El ente madre del fútbol mendocino, sancionó con gran dureza al conjunto lavallino y no podrá participar por dos años de los torneos de liga

Por Redacción

09 de noviembre, 2018 - 11:27

Lo que debió ser una fiesta de fútbol, terminó empañado con serios hechos de violencia en cancha de Andes Talleres. Se disputaba el segundo ascenso a la máxima del fútbol local, Universidad de Cuyo triunfó por 2 a 1 a Lavalle y ascendió. 

El resultado pasó a ser una anécdota, la barbarie otra vez fue la protagonista en una cancha de fútbol. Un partido de la segunda categoría mendocina recorrió el país, pero no fue por los goles, ni por el partido y mucho menos por la convocatoria.

Los hinchas de Cicles, ingresaron a la terreno de juego una vez consumado el encuentro, agredieron a jugadores de la U y a los árbitros del cotejo. Días después, se conoció un fuerte castigo para los meloneros. 

Una pena que es dura, justa e injusta 

Parece dura, debido a que no hay muchos antecedentes de desafiliación de clubes.

Es justa, debido que un jugador de Universidad fue internado con una fractura en su tabique y por constantes relatos de protagonistas que aseguran que jugar contra o ir a Lavalle es "peligroso".

Es injusto ya que muchos chicos que no tuvieron nada que ver con esto, quedan excluidos y marginados del deporte.

Cicles Club Lavalle fue fundado en 1933, es uno de los clubes más humildes de la provincia y abarca alrededor de 300 chicos que sueñan todos los días con ir a entrenar y jugar los sábados. La penalización de la Liga Mendocina los envuelve a todos ellos sin haber hecho nada y las preguntas que surgen son:  ¿cómo se saca a los chicos de la calle si le negamos la posibilidad de hacer un deporte? ¿y los que provocaron estos desmanes, que condena tienen? ¿ hubiese sido igual  la pena si el club en cuestión fuera un grande de la provincia? 

Por todo esto, quizás sea necesario que se haga una revisión de la misma y no paguen todos, lo que provocaron unos pocos. / Por Jesús Matías Ponce.