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Cuando la democracia volvió a Mendoza en 1983

05 de noviembre, 2018 - 11:39

Hace 35 años, los argentinos iniciábamos un nuevo proceso ininterrumpido de gobiernos democráticos, luego de pasar, desde 1930 por golpes de Estado y la instauración de gobiernos de facto. Recordemos aquella histórica jornada.

El 30 de octubre de 1983 marcó un hito trascendental en la historia política de la Argentina. Después de varios años de una sangrienta dictadura militar, el pueblo volvía a tener la posibilidad de elegir democráticamente.

Varios eran los candidatos, tanto para presidente como para gobernador, pero la disputa sería entre los partidos mayoritarios. El justicialismo llevaba como presidente al binomio Luder-Bittel y como gobernador de Mendoza a la fórmula Motta-Spano.

La otra lista estaba compuesta por los representantes de la Unión Cívica Radical, con Raúl Alfonsín para presidente y Víctor Martínez como vice, mientras que Santiago Felipe Llaver y José Genoud se postulaban para gobernar la provincia.

Santiago Llaver asume la gobernación de Mendoza en 1983.

Por su parte, el partido Demócrata llevaba en su lista a Francisco Pancho Gabrielli como gobernador y Jorge de la Reta como vice, mientras que el Partido Intransigente llevaba al legendario Oscar Allende como primer mandatario y a Rogelio Frigerio por el MID.

Urnas en desuso 

El domingo a la mañana, gran parte de la población mendocina se despertó temprano para concurrir a votar. Muchos de los jóvenes de 18 a 27 años, lo hacían por primera vez.

Por algunos problemas de coordinación, las mesas abrieron media hora más tarde de la hora fijada, lo que ocasionó largas filas alrededor de los colegios o  escuelas. A pesar de todo esto, había un clima de euforia y gran expectación.

A eso de las 11, la situación se normalizó en la mayoría de los establecimientos educacionales, transcurriendo después la jornada cívica con tranquilidad, ya que prácticamente no se produjeron denuncias o hechos de violencia.

Los candidatos también votan

Eran las 11.30 cuando en la escuela Corrientes, ubicada en el departamento San Martín, Llaver, el candidato a gobernador por la Unión Cívica Radical, concurrió a emitir el sufragio en la mesa 17.

Casi a la misma hora, Carlos Motta, quien aspiraba a la gobernación por el Partido Justicialista, llegó a la escuela Francisco Laprida, de Ciudad, para votar en la mesa 142. Otro de los que votó a la misma hora fue el postulante a primer mandatario provincial por el partido Demócrata, el ingeniero Gabrielli, quien lo hizo en el ICEI de Ciudad. Allí, llegó y se ubicó en una larga fila, pero al ser reconocido por un policía, fue invitado a pasar directamente a la mesa.

El ex-gobernador se negó pero, el guardia insistió y no tuvo otra opción que aceptar. Votó en la mesa 7 y comentó que había sufragado en 41 oportunidades. También en Capital votó el candidato a gobernador por el partido Comunista, José Rafael Báez, quien comentó a la prensa que había votado anteriormente unas diez veces.

Por su parte, el representante del MID en Mendoza, Rodolfo Calvo, fue uno de los candidatos más madrugadores que se presentó en aquella fiesta de la democracia. A las 8 ya estaba en la puerta del colegio.

Mendoza es una fiesta

Los comicios finalizaron a las 18.30, aunque en algunos establecimientos cerraron una hora más tarde.

Antes de las 19 las calles del centro se encontraba en silencio, con escasos transeúntes; de pronto, algunos manifestantes salieron poco después de conocerse los primeros resultados arrojados por los comicios. La tendencia marcaba una leve ventaja de los candidatos de la UCR sobre los del Justicialismo.

A medida que la televisión y la radio iban anunciando los resultados de las mesas, comenzaron a transitar por la avenida San Martín automóviles con letreros partidistas, cuyos ocupantes hacían sonar las bocinas y anticipaban con sus cánticos el triunfo de los candidatos de la UCR: Alfonsín y Llaver.

Raúl Alfonsín, primer presidente de la democracia.
Alfonsín recibe el saludo del peronista Ítalo Luder.

Con el correr de las horas, miles de personas con pancartas de Alfonsín coparon las calles. Muchos se bajaron de los vehículos para festejar el triunfo y unirse en la multitud que saltaba de alegría en Sarmiento y San Martín.

Pero hubo dos hechos que marcaron la tónica del día. Un grupo de personas sin un color político determinado, espontáneamente comenzó a aplaudir en San Martín y Lavalle. Celebraban la democracia.

El otro hecho fue realmente inédito: jóvenes justicialistas, que coreaban a su candidato a presidente, llegaron hasta donde estaban los manifestantes del radicalismo, y cuando se pensaba que se produciría un encuentro violento entre ambos bandos, se abrazaron gritando "¡Argentina!".

Fue ese día cuando los argentinos aprendimos que el único camino como sistema de gobierno, es el democrático.