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¿Por qué se comporta así mi mascota?

Descubramos algunas razones de por qué nuestras mascotas se comportan de determinadas maneras.

27 de diciembre, 2019 - 11:54

Es casi uniforme el concepto que la tenencia de mascotas hace mejor nuestras vidas, su compañía, su amor y las satisfacciones que nos brindan le imprimen un sentido diferente a nuestra existencia aunque en algunos casos nos producen dolores de cabeza, no dejamos de amarlos. 

Sin embargo transitamos un camino de incertidumbre e ignorancia cuando queremos entender las razones de determinados comportamientos que hacen a nuestras mascotas “no siempre tan adorables”. 

Descubramos algunas razones de por qué se comportan de determinadas maneras.

¿Amigos o enemigos de jardín?

La tenencia de un espacio verde de dimensiones acordes con el tamaño de nuestra mascota resulta en una gran ventaja para que los animales retocen y disfruten de las carreras y distracciones que ofrece un espacio natural, pero no siempre termina siendo tan positivo para nuestras adorables plantas que sufren los embates de los perros de la casa. 

Comencemos con el pasto del jardín. Los perros pesados que se encuentran en sitios reducidos producirán un excesivo estrés por pisoteo que raleará el crecimiento y compactará el suelo evitando que el césped progrese normalmente.

En ocasiones los perros elijen lugares para reposar o para hacer corridas o caminatas recurrentes que afectan su crecimiento. Esto se ve mucho en las zonas de límite con el exterior como ser portones o puertas y sobre todo en las zonas donde hay cierre verde donde huelen, escuchan y simulan batallas con los perros vecinos. 

Los perros separados o grandes necesitan más espacio y podemos generar barreras físicas con vegetales resistentes, ásperos o con pinches para mantenerlos alejados de los mismos. 

En el caso de los canteros al ras del piso son una invitación para que accedan a lugares mullidos y frescos o con plantas que les llamen la atención para ser destruidas, esto se ve con frecuencia en los cachorros que atacan y consumen todo lo que está a su alcance provocando destrucción y exponiendo su salud a riesgos, ya que diferentes plantas resultan tóxicas para ellos. 

Debemos entender que es un aprendizaje arduo y constante el que debemos desarrollar en estos para que dejen libres nuestros canteros e implantar plantas no tóxicas para ellos.

Con el tiempo y con buena educación, dejarán de actuar sobre ellas y podremos mejorar el aspecto de nuestras especies vegetales.

En los terrenos donde hay pileta, debemos ser muy cuidadosos y no existe mejor medida que las barreras físicas como rejas o cierres, de igual manera que hacemos con los niños chicos. Cuando esta opción no es viable, debemos educar a los perros para que se mantengan lejos de la pileta y mantener la piscina siempre llena hasta el borde para que en el caso de que caigan accidentalmente puedan nadar hacia el borde y así poder alcanzarlos y salir con más comodidad.

Está en el gusto de cada familia si desea estimularlo a que se tire a nadar en nuestras piscinas, aunque debemos saber que si bien esto garantiza un buen recurso para que sepan salir con naturalidad de la misma, estaremos siendo invadidos por nuestra mascota cuando elija bañarse sin reparar en los que están disfrutando de la pileta en ese momento y sobre todo malograrán el agua de la misma.

Las grandes extensiones son beneficiosas para la actividad física pero la variación de los escenarios y los diferentes estímulos del exterior no son reemplazados por el jardín de casa.

Pensemos que si bien es mejor un terreno de 500 metros cuadrados que un departamento de 50 metros cuadrados al cabo de un tiempo el escenario es el mismo, los olores y los espacios son siempre iguales y las mascotas al igual que las personas aman conocer nuevos sitios y visitar otros parajes donde abunda información auditiva, sensitiva y olfativa diferente y aman descubrir esos nuevos estímulos que hace la vida más divertida.

Por eso los paseos al aire libre por diferentes lugares disminuye la rutina de vivir diez años en el mismo lugar.

La rutina, el aburrimiento y la falta de una vida con altos estímulos achata la vida de los perros apacibles e induce a los activos a hacer más diabluras y destrozos. 

Es por ello que no debemos considerar que los grandes espacios solucionan los problemas de conductas de los perros hiperactivos o aburridos, nada como el paseo periódico o la salida al jardín a jugar con la mascota brindándole un momento a diario para el esparcimiento en familia.

Ellos adoran jugar con su grupo familiar al cual consideran su jauría, más allá de que caminemos en dos patas y no movamos el rabo como ellos.

¿Qué hacemos con los pozos?

Un problema frecuente lo tenemos con los perros que excavan pozos en el jardín.

Debemos saber que forma parte de una conducta ancestral del perro que responde a muchas razones y no siempre son tan claras aunque siempre fastidiosas. 

Los perros excavan siguiendo la conducta de los lobos salvajes que lo hacen para construir una madriguera, para buscar fresco o abrigo y para utilizarla como alacena para guardar alimentos. 

En muchos casos, más allá de no tener ninguna de estas necesidades lo hacen de manera inescrupulosa generando ataques de ira por parte de los propietarios, que solo optan por reprender al responsable. 

Las perras parturientas lo hacen para parir, los perros que tienen huesos o comida de sobra pueden esconder comida como reserva y sobre todo si hay competencia en el lugar. 

Los animales imitan las conductas, por lo que no es raro que el nuevo cachorro copie al adulto que lo hace convirtiendo nuestro jardín en un campo minado. 

Para tratar de paliar esta conducta, debemos estimularlos con paseos y juegos constantes. 

No debemos darles huesos para que escondan y no remover a tierra delante de ellos, ya que creen que si lo hacemos nosotros, esa conducta está bien de ser imitada. 

No sirve retar con el pozo una vez hecho, ya que solo sirve reprender cuando los sorprendemos en el acto. 

Enterrar sus fecas en los pozos recurrentes puede ser una buena medida. Pero si no prevenimos, es difícil de extirpar semejante conducta. 

Como todas las cosas en la vida, no todos son rosas y con los perros no es la excepción.