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En un país y su gente destrozados, Macri buscará su reelección

La grave situación del país hace que la gente no esté para hablar de candidaturas y sólo espera que le den soluciones.

12 de noviembre, 2018 - 07:17

El 2018 cerrará con un imponente cuadro inflacionario de más del 47%, un aspecto que pega duro en todo el país acrecentando el número de argentinos que han precarizado su vivir.

El combo explosivo se completa con la devaluación que lleva de la mano a que la recesión se extienda, cerrando emprendimientos agrarios, comerciales e industriales. Perjudicando inversiones de todo tipo y provocando un drástico aumento de la desocupación.

La pobreza está ahí acumulando miles de familias y millones de ciudadanos que ven a sus hijos sufrir desnutrición. Recibiendo la llegada de aquellas personas que alguna vez se entusiasmaron habitando en la franja de la clase media y hasta se animaron pensar en crecer junto al país.

Hoy, sin embargo, decrecen con una Argentina que tiene graves problemas. Una Argentina en la que cuesta mucho vivir, para muchos, subsistir. Con trabajadores que en los últimos meses perdieron aún más el poder adquisitivo con esos salarios que fueron a la baja entre el 10% y el 15 %.

Mientras tanto, el presidente Maurio Macri, preocupado por el “culón entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo”, deja que los hilos imaginarios del poder real de la Nación, por lo menos en materia económica y financiera, los tenga el Fondo Monetario Internacional. Un mandatario que ha perdido estrepitosamente toda consideración de un grueso de la población que lo votó en primera y segunda vuelta electoral de 2015, ratificando confianza y de haber creído en todo lo que realizaría con el país y sus habitantes.

A propósito, uno ve por estos días como esos empresarios que decididamente salieron apoyarlo en su momento, hoy se paran con enérgicas posturas para detener el serio deterioro de la industria y el comercio. La máxima tensión con ellos es la imposición de la administración de Cambiemos de un bono de $5.000 para los trabajadores privados.

unto que se cuela en un panorama donde no se vende y no se compra. El primero, ligado sin vueltas al segundo, ya es un asunto que tiene a mal traer a ese devaluado consumidor que ya no compra lo necesario sino solo lo que puede.

Y es cada vez menos lo que puede. Las imágenes a diario que uno se encuentra cuando ingresa a cualquier híper o supermercado no reviste el más mínimo comentario: de la inflación se dio el paso a la recesión.

En el medio de todo esto, está la política que no da respiro ni al país ni a su gente. Algo que le indica a la dirigencia de todos los partidos que comiencen a mostrarse. Y, la verdad es que en el estado de situación en el que se encuentra la República Argentina, no saben cómo hacerlo y qué decirle al grueso de la comunidad, que no está para hablar de candidaturas y si de soluciones que hoy merece su vivir y el de su familia.

Sin embargo, los principales partidos –esto es justicialismo y la coalición de Cambiemos– están en frenéticos movimientos internos para mostrarse. Uno, el justicialismo, con la ventaja de no gobernar pero con el sabor amargo de una acción judicial que investiga a muchas de sus figuras por haber producido una de las mayores defraudaciones que ha sufrido el país.

Aun así, insisten que ellos pueden gobernar el país y son los principales sensores del mal momento que pasan los argentinos y sacan provecho de eso.

El otro sector político, Cambiemos, con el peso de gobernar y un saldo negativo en la evaluación de cómo han administrado hasta ahora al país. Produciendo una seria de desaciertos, que solo agravaron el vivir de millones de argentinos. Cosechando desconcierto y decepción generalizada de la gente. Inclusive para la parte final del mandato presidencial.

Sin embargo, Macri irá por su reelección. Todo un tema en el que no se muestra marcha atrás e inclusive con operaciones de prensa para conformar la fórmula, siendo la diputada nacional y principal dirigente de la coalición, Elisa Carrió, la que haría levantar la medición del pretendido segundo mandato del líder del PRO.

Observadores del común de la gente dicen que es suicida. El grueso enojado de la comunidad dice que es un irresponsable. Muchos otros dicen que debería tener ese grado de sensatez que hasta ahora no tuvo. Mientras muchos otros no dicen nada y solo miran los pasos que da ese hombre que, por primera vez en la historia democrática argentina, se embarcaría en intentar un nuevo período presidencial con muchas cosas en contra.

La principal, el deteriorado modo de vida de la gente. Ciudadanos golpeados de aquí y de allá por décadas y que, sin embargo, creyendo en la democracia, todavía busca aquel argentino que lleve al país al digno bienestar de todos. Una cuestión que, por lo menos Macri, no ha logrado.

Sin embargo irá por su reelección. ¿Para qué? Sinceramente, ¿para qué?