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El Oveja García viene por un sueño a San José

22 de enero, 2018 - 00:56

“La verdadera patria del hombre es la infancia”, escribió una vez Rainer Maria Rilke, considerado uno de los poetas más importantes en alemán y de la literatura universal.  

No sabemos si Rilke tocó en su vida una pelota, pero sí dejó una  frase que a Matías Sebastián García le cabe, en eso de proyectarse hacia ese pibe que dio sus primeros pasos en el fútbol.

Porque, claro, ha pasado mucho tiempo desde aquella vez que llegó con 4 años al Atlético Argentino. Allí disfrutó del placer de tocar un balón junto a otros pibes que eran sus amigos. Después se le abrieron otros destinos futbolísticos y se convirtió en un trotamundos, pero su sentimiento por Atlético Argentino se mantuvo inalterable. Y por eso hoy con 35, a 22 años de aquella partida inicial a Newell’s, Matías García decidió volver a la Academia.

“Muchos me dicen que estoy loco, qué necesidad tengo en que me caguen a patadas o me puteen (se ríe) pero la necesidad estaba en mi corazón y también en mi cabeza. He hecho una carrera no diría increíble pero sí extensa, de muchos clubes. Creo que me merezco un cierre armado por mí. Aquello de que todo tiene que terminar donde empezó es espectacular”.

El Oveja, como lo llamaban, es consciente que muchos no lo recuerdan por San José, pero deja en claro que su sentido de pertenencia por Argentino es marcado.

“Es entendible que muchos no sepan quién soy, teniendo en cuenta que han pasado muchísimos jugadores importantes y técnicos por aquí y yo fui un pibe que llegó a los 4 años a un club con una historia tremenda. Pero para mí es volver a la infancia, recordar a mi padre que hizo mucho por las infantiles de Argentino”, rememora el ex jugador de San Martín de San Juan.

Y no para de evocar momentos vinculados con la Academia. “Hace tres años pasábamos con mi esposa por la puerta del club y no pude conmigo. Me bajé del auto con mi hijo que era bebé y nos sacamos una foto con el escudo del club de fondo”. 

Llegamos al presente del Atlético Argentino. Un club que busca resurgir luego de su renuncia al Federal B y que en principio apuesta a ser campeón de la Liga de la mano de Pablo Cuello al frente del equipo.

García lo sabe, más allá de su sueño de volver a calzarse la camiseta de su niñez.

“Es lindo lo que se está generando, mucha gente me comenta que había dejado de venir a la cancha y que piensa volver. Yo les he pedido que se hagan socios, que todos aporten su granito de arena en pos del club y construyamos este sueño,  que si se puede coronar con un campeonato sería espectacular y si no, siempre ir superándose”.

“Pablo (Cuello) está haciendo algo muy bueno que es mezclar experiencia con juventud, hay pibes que juegan muy bien y por ahí está combinación puede potenciar a chicos que tienen un muy buen nivel”, asevera.

“No pesa la responsabilidad de pelear el título. Hay que asumirla. Los más grandes trataremos de proteger a los más jóvenes pero que sean conscientes por lo que vamos”.

“Sabemos que los campos de juego no son los mejores para hacer cuatro o cinco pases seguidos, pero me gusta la propuesta de Pablo, no se resigna a intentar al buen juego, estén las canchas como estén. En definitiva el jugador y la gente disfruta el buen juego, entonces hay que tratar de no de resignarse a imponer un estilo”.

El último título de la Liga Mendocina para Atlético Argentino fue en 1996 y el volante tiene una conexión con aquel logro.

“Tengo guardada la camiseta que me regaló Ariel Morichetti (goleador de aquel equipo). El otro día lo encontré y yo le contaba a su hijo sobre la admiración que tenía por él. ‘Menos mal que se lo decís vos, a mí no me cree’, dijo Morichetti (risas). Ojalá volvamos a darle una alegría al hincha”, cierra el hombre que volvió a su patria de la infancia.

Una extensa trayectoria

Matías García es un verdadero trotamundos en el fútbol argentino e internacional.

Debutó en Atlético Tucumán en 2004, en el club que considera su “lugar en el mundo”. En ese club también jugó de 2008 a 2010 y logró el título de la B Nacional.

Afuera jugó en Letonia, Monagas de Venezuela, Guariba y Oriente Petrolero (Bolivia) y Huachipato (Chile). En la Argentina actuó en Huracán de Tres Arroyos y en Primera con San Martín de San Juan. Después volvió al ascenso con Ferro, Gimnasia (ERG), Santamarina, Boca Unidos e Independiente Rivadavia.