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Uvas en crisis: la protesta ya comenzó

En Mendoza observan a los sanjuaninos que iniciaron movilizaciones para defender el precio de la uva.

29 de enero, 2021 - 12:24

El sector primario de la vitivinicultura argentina hace años no le encuentra la vuelta a una situación que necesita mejorar en cuanto a rentabilidad. La ceñida desde casi siempre a los grandes formadores de precios, en este caso de la uva pronta a ser cosechada.

Con una temporada de maduración de los hermosos frutos que representan ser los racimos de uvas iniciada durante la pandemia en 2020 y que está llegando a su punto óptimo de vendimia en el inicio de 2021, la crisis nuevamente plantea el desánimo de los viñateros cuyanos que, en principio, le apuntaron a la Federación Argentina de Cooperativas Vitivinícolas, FECOVITA y a Peñaflor.

Por los bajos precios ofertados en el mercado para las distintas variedades de uvas por los principales bodegueros en Argentina es que están, por un lado, aconsejando no malvender. Esto es, amparados en la ayuda que podría significar el crédito estatal, para estirar el tiempo y de esa manera lograr elaborar vinos a maquila. Y por el otro, iniciar una serie de protestas que podrían marcar el inicio de un duro año al que pretenden plantarle cara.

Una de las causas de los magros precios es que el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) aún no ha publicado el Pronóstico de Cosecha 2021 y, según los trascendidos, recién lo haría a mediados del mes de febrero, una fecha que los productores consideran tarde e inoportuna.

 

 

La gesta que estaría compuesta por estas dos principales inciativas está siendo vista con cierto agrado en Mendoza luego de que ya comenzaron a germinar en San Juan las ruidosas protestas. Cuando, por ejemplo, los productores se movilizaron hasta la sede de FECOVITA en la localidad de Albardón. 

Principalmente en el Este de Mendoza, los principales referentes de la producción primaria vitivinícola comenzaron a plantearse la manera de imitar a sus hermanos sanjuaninos. Porque todos saben que esta vendimia tendrá una merma producida por la crisis hídrica que repercute en el calibre de las uvas y además por el hecho de que muchos no lograron realizar las tareas culturales del todo correctas en sus viñedos por falta de dinero para invertir.

La vendimia 2020 se acercó a los casi 23 millones de quintales mientras en 2019 la cosecha total de uvas para vinificar en el país rozó los 26 millones de quintales. Claro, logrados principalmente en San Juan y en Mendoza.

 

 

Mientras se cobran estado de emergencia las movidas de los productores de la vitivinicultura para ser escuchados, especialmente por los ministerios de la Producción de San Juan y de Economía de Mendoza, muchos saben que el desafío está en la recuperación de los viñedos. Tal como se planteó en El Ciudadano, que necesariamente deberán ser más eficientes, más productivos, con financiamiento disponible y acorde y con condiciones de competitividad para el eslabón más débil de la cadena de valor del vino.

Pero con eso no bastaría para asegurarles un futuro a los pequeños y medianos productores. Hace un tiempo que se viene hablando de iniciar una conversación seria en la mesa grande de la vitivinicultura argentina, considerando el valor de la botella para envasar, del corcho, de las etiquetas, entre otros insumos para que el mentado ajuste no siempre lo absorban los productores.

Por ello es que mientras unos estudian medidas de fuerza y otros la manera de aguantar y no vender ahora la uva una tercera postura sigue insistiendo en realizar un estudio minucioso de la cadena vitivinícola y poner a la vista los distintos eslabones con sus costos de rentabilidad, no solo el de los productores y ver todo el resto. Pero para eso parece que están dentro de un túnel en el que que aún no ven la luz, aunque tenue sea.

 

 

Es verdad, en la industria vitivinícola hay monopolios en la oferta de insumos y hay formadores de precios por las uvas que pretenden pagar poco y a enormes plazos que desesperan a la mayoría. Mientras tanto, para que no se rompa el equilibrio de una industria que tan mal no le fue el año pasado, unos pelean por ampliar sus márgenes de rentabilidad y otros preparan caravanas de autos, camionetas y camiones para levantar la voz por lo que consideran una injusticia eterna.

Ayer la Federación de Viñateros y Productores Agropecuarios de San Juan presentó una petición al gobierno provincial para establecer políticas públicas que permitan mejorar los resultados de la cosecha 2020-2021, argumentando que la situación económica actual influirá directamente en la producción local y en el sector vitivinícola.

Dentro del pedido presentado por la Federación a las autoridades de San Juan, un parte del reclamo consiste en gestionar ante el gobierno nacional y entidades nacionales respuestas a los siguientes problemas: eliminar al vino en la listas del programa Precios Máximos, eximir de retenciones al mosto y el vino, que la fecha de liberación de vinos no sea modificada, suprimir la precertificación de varietales y mantener el 85% de uvas tintas para los vinos tintos.