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Patagonia: hallan restos de un reptil de 148 millones años de antigüedad

El descubrimiento de científicos argentinos y chilenos aporta información clave para conocer el origen de los cocodrilos.

Por Redacción

23 de julio, 2021 - 19:01

En una investigación arqueológica de la región cordillerana de Aysén, en la Patagonia chilena, un grupo de especialistas de ese país y de Argentina encontraron huesos de un animal prehistórico bautizado Burkesuchus mallingrandensis. El hallazgo de este espécimen, que fue clasificado como ancestro de los cocodrilos actuales, fue publicado en la revista Scientific Reports del grupo Nature.

Según informaron los autores del descubrimiento en la publicación, el reptil era similar a un lagarto, con una longitud máxima de 70 centímetros. "Caminaba en cuatro patas, las cuales poseían una postura intermedia entre aquella vertical de los antepasados de los cocodrilos y la de los cocodrilos vivientes, que se proyectan más hacia afuera" explicaron. 

 

El emocionante momento del hallazgo

La expedición fue montada en las cercanías de Mallín Grande, Aysén, donde existe un yacimiento fosilífero de reptiles jurásicos con una antigüedad aproximada de 148 millones de años, de difícil acceso para los exploradores. 

Al rememorar el momento del descubrimiento del Burkesuchus mallingrandensis Marcelo Isasi, técnico del  Laboratorio de Anatomía Comparada y Evolución de los Vertebrados del Museo Argentino (LACEV) recordó: “El primer día de prospección fue realmente inolvidable. Después de subir con los caballos y atravesar grandes extensiones de hielo donde los animales se hundían de golpe hasta la panza, nos pusimos a buscar fósiles en los asomos rocosos. Estábamos muy entusiasmados ya que en un área de no más de 100 metros de largo dimos con varios esqueletos articulados de Chilesaurus. De repente Federico Agnolín (investigador del LACEV y de la Fundación Azara), gritó '¡encontré un cocodrilo!', y todos salimos corriendo hacia él. Cuando llegamos vimos que se trataba de diminutos huesos expuestos en la superficie de la roca”.

Cuando el mismo Agnolín, excavando con maza y cinceles alrededor del fósil, quebró un fragmento de roca, vio la parte posterior de un cráneo muy bien preservado. “Tuvimos la fortuna de contar con gran parte del cráneo de este animal. Esta es la parte más importante para estudiar los cocodrilos, pues nos muestra muchos rasgos que nos ayudan a saber si se trataba o no de una nueva especie, y con qué otros cocodrilos está relacionada” mencionó el paleontólogo.

Los científicos destacaron la labor de los baqueanos que ayudaron a trasladar los ejemplares obtenidos en buenas condiciones de resguardo. Esta tarea es fundamental cuando se trata de expediciones en alta montaña, ya que se trata de movilizar materiales extremadamente frágiles. 

Una vez concluida la travesía, los bloques de roca que contienen los huesos fueron transportados a Santiago de Chile, y luego de contar con los permisos necesarios, pudieron ser transportados al Museo de Buenos Aires para su preparación y estudio.