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El vino que busca a los jóvenes con un lenguaje simple y claro

El desafío de captar a los consumidores del futuro requiere un plan para que la bebida vuelva a ser popular y sin rituales.

09 de abril, 2021 - 08:51

El objetivo que siempre ha estado presente en gran parte de la industria vitivinícola mundial es el de llegar a los jóvenes, que hoy dejaron de ser los mentados millennials y se enfoca en los centennials o Generación Z.

Esto no escapa a los hacedores mendocinos que con su nueva camada de hacedores es un poco menos complicado de resolver, aunque el camino no es corto ni allanado hacia quienes no comprenden los nuevos gustos de los consumidores. 

Así lo entiende Lucas Niven (37), quien en su amplio conocimiento de la industria no deja de considerar en ningún momento la necesidad de que los productos deben ser de calidad. Y comunicados con mensajes claros, simples y con marcas creativas que se instalen en las mentes de los jóvenes.

 

 

En esa redefinición es que “la industria, sobre en la Zona Este de Mendoza, está avanzando hacia las etiquetas simples, con imágenes muy llamativas para los jóvenes como los vinos de Pixel, de Matías Morcos o como la nuestra Pala Corazón, que entona una buena relación precio calidad, la imagen. Que hoy rompen con la estructura desde la forma con la que comunican, los colores, y también buscando ir a un lenguaje más simple cuando hablamos de un vino”.

“Un lenguaje que no sea tanto del ritual del vino como para un enólogo que tiene toda una educación para abrir un vino sino que sea algo más simple. El vino es vino. Es una bebida, tiene que satisfacer el deseo, la sed y el tomar un vino rico debe ser un acto de compañía. Eso es lo que tratamos de cumplir todo el tiempo”, considera.

 

 

Hace un poco más de un mes “vinieron unos skaters a un campeonato a La Colonia, Junín, y de ellos un grupo de unos 10 chicos, de entre 20 y 25 años, nos visitaron en la bodega y se fueron fascinados. Comieron la uva en la viña, probaron vinos desde la pileta, y todos entraron tímidos y se fueron al final tomando vino. El concepto que utilizamos es el de me gusta o no me gusta, si los atrae o no el color. Ese es el concepto que creo es importante para llegar al consumidor”.

 

 

“Sobre todo a los jóvenes que son nuestros futuros consumidores. Hay que acercarse a ellos de alguna manera y eso en su momento la cerveza lo llegó a hacer muy bien, de manera muy simple. Como con la cerveza tirada más allá de si la gente piensa en si está tomando una Ipa, una Apa o una Birra, pero no en la marca. Eso lo hemos ido aprendiendo con el tiempo con el caso del vino tirado que implementamos hace casi dos años y medio”, reconoce.

 

 

El joven que representa a la sexta generación de inmigrantes escoseses en Mendoza, marca que lo oportuno hoy en la industria del vino “es irruptivo ya que el ritual del vino pasa a un segundo plano. Hoy lo útil es servirse vino y ver si me gusta o no me gusta. Si quiero otra copa, otro vaso, que lo puedo tomar con hielo, sodeado, desmitificando eso sobre lo que tanto se habló del vino durante muchos años cuando se lo puso en un altar y empezamos a perder mucho consumo cuando ha sido una bebida popular, de la mesa diaria, de la familia, de los jóvenes. A eso hay que tratar de volver”.

 

 

La apuesta de Niven es que el vino vuelva a ser una bebida popular y deje de ser elitista y al mismo tiempo un producto sincero: “Algunos jóvenes me han llegado a preguntar en su franqueza si le agregamos pimienta al vino. O si le agregamos ruda, o espárragos. Hay cierto nivel de descripción de los vinos que llegamos a hablar de tantas cosas que confunden totalmente al consumidor. Lo bueno es explicar un poco desde la verdad, con simpleza como es la producción por ejemplo y de esa manera en algún punto los jóvenes se terminan sorprendiendo cuando se les muestra todo el trabajo desde la viña que dura un año hasta que el vino termina en la botella”.

 

 

“Cuando al joven le mostramos que el vino es un producto prácticamente artesanal es cuando quedan maravillados. En realidad no hay que complicarles mucho el mensaje con el mundo de las sensaciones, con el mundo de la química, con lo cual se termina siendo tan técnico que en definitiva se aleja al consumidor, cuando lo que tenemos que hacer es captar consumidores nuevos”, manifiesta.

 

 

Algo que para el enólogo ayudó mucho es la diversificación de envases para vinos que se aprobó oficialmente: “Los envases en lata, el vino tirado, es muy útil a la hora de generar el interés de los nuevos consumidores. Y eso es tan importante como el logro de apuntar a vinos de baja graduación alcohólica, con vinos frescos, dulces, fáciles de tomar, que en la Zona Este de Mendoza están dadas todas las condiciones para eso. A eso hay que apuntar con muy buen marketing, con muy buena publicidad, sobre todo para las pymes o las micropymes que necesitan de la ayuda como la que hoy ofrece el Plan Bonarda en San Martín”.

 

 

“Hoy tenemos aprobada la desalcoholización que precisa de una máquina muy cara pero que ya la van a tener tanto Peñaflor como FECOVITA. Esas son maneras de salir en busca del consumidor joven, nuevo, con formas alternativas, sustitutas, esa diversificación es la que ayuda y mucho”, valora.