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Derrumbe de las ventas de vinos en envases Tetra Brick

En cambio la comercialización de vinos varietales en botella aumentó marcando la búsqueda de un equilibrio para 2021.

30 de abril, 2021 - 08:29

Hace un poco más de un mes, el 27 de marzo, El Ciudadano había publicado la tendencia que ya se venía observando en el mercado de vinos fraccionados, en el interior del país, donde la nota hacía blanco en la fuerte caída de los caldos envasados en Tetra Brick.

En ese momento ya se había visto una disminución en las ventas de un 23%, pero luego de un breve lapso y ahora con la información oficial del Instituto Nacional de Vitivinicultura, INV, el número trepó a un 30% según lo registrado durante el primer trimestre del año.

Obviamente que el movimiento se debió a que durante 2020 los precios fueron muy competitivos y ya en el final del año pasado, ante el inminente inicio de la vendimia 2021, comenzaron a acomodarse desde la base de la pirámide, sobre todo cuando se conoció el precio que se pagaría por la uva.

 

 

En ese mismo período es que además se pudo conocer la buena noticia de que los vinos varietales envasados en botellas crecieron un 26%. En forma de contraste, fueron traccionadas por los precios que casi se mantuvieron gracias a un movimiento que fue más acelerado en los Tetra Brick debido a la alta rotación que manifiesta en las góndolas argentinas. También a los precios que se ajustaron rápidamente al alza de bebidas sustitutas como la cerveza que en algunas marcas rondan los 500 pesos  la botella y hoy un buen vino varietal puede ser conseguido entre los 150 y los 250 pesos.

Esto no significa que los cambios ya marcaron una tendencia para lo que resta de 2021 ya que el movimiento seguirá a medida de que se sigan ajustando los valores de los productos que tendrá su momento clave cuando el INV autorice la liberación de los vinos del año, precisamente el primero de junio próximo.

 

 

Pero el golpe para la industria del vino básico, de 500 puntos de color, que se despachan en Tetra Brick ha sido fuerte, considerando los volúmenes que manejan a diario las empresas vitivinícolas más grandes de Argentina. Los números son muy categóricos cuando se compara, por ejemplo, lo que sucedió durante el mes de marzo pasado y el del año pasado. En esa comparación es que se ve que la variación en la comercialización tuvo un desmoronamiento de un 47,5%. Número que mantiene en vilo a gran parte de la industria.

En el mismo sentido, de marzo a marzo, cayeron las ventas de vinos en latas un 45,9% y en damajuanas un 4,7%, marcando los envases que más están siendo afectados por lo que llamamos el 27 de marzo en El Ciudadano, “el efecto de los bolsillos flacos”. Porque, como se dijo, la mayoría de la gente está pagando precios nuevos pero con salarios viejos. En un momento en el que muchas paritarias aún no han cerrado. O, en su defecto, las que sí cerraron aún no han llegado a manos del consumidor en forma de dinero.

 

 

Esto indica que el mentado punto de equilibrio de la industria aún no ha sido encontrado aunque la cosecha de uvas no llegó a ser tan magra como se había anticipado a inicios de 2021 y pudo recuperarse, en números, para la fortuna tanto del sector elaborador de mostos como de vinos a granel que esperan una baja aceptable en sus exportaciones que en 2020 fueron récord.