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Agroexportaciones y su impacto en las economías regionales

Existe un gran grupo de pymes que producen y exportan, en menores escalas, pero que alimentan las economías.

15 de abril, 2021 - 08:57

Tradicionalmente se suele decir que en Argentina muchas veces nos salvamos por la soja y por el impacto que genera en distintas economías provinciales por las divisas extranjeras que aporta a través del comercio exterior. Situación curiosa ya que a pesar de ser el tercer país productor los argentinos consumen muy poco sus productos. La mayoría se vende al resto del mundo.

Sin embargo, esa consideración de que la agroindustria y sus exportaciones son solamente un beneficio por los dólares que ingresan al país no es del toda una visión correcta. Al menos no es la única debido a que el dinamismo que el trabajo de la tierra produce en las comunidades es mucho más amplificador en cuanto a beneficios.

Las comunidades se organizan, se vinculan, para mejorar sus producciones forman, por ejemplo, cooperativas eléctricas en áreas donde antes no había luz. También forman cooperativas para potabilizar el agua que consumen los habitantes de muchos pueblos alejados de los grandes centros urbanos que necesitan de toda una serie de servicios acordes al mundo civilizado.

“Considerar al sector agroindustrial como un mero generador de dólares es desconocer y desvalorizar las bondades de tantos sectores regionales dinamizantes de la economía del país”, sostuvo Carlos Iannizzotto (foto), presidente de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria, CONINAGRO.

 

 

El mendocino conoce sobre ese entendimiento de que la producción agropecuaria en Argentina está compuesta mayormente y es “dependiente” de la soja, del trigo y del maíz. 

Sin embargo en tiempos en que se valoran más los “dólares generados” que la capacidad productiva de crear redes de trabajo, comercialización, calificación productiva, generación de valor, acceso a mercados no tradicionales y abastecimiento que muchas pymes logran; no debemos concentrar la visión del sector agropecuario productivo exportador solamente en los grandes rubros.

Puesto que hay numerosos sectores, propios de las economías regionales, que han estado muy vigentes en 2020 aún con las dificultades que presentó dicho año por las razones sanitarias signadas por la pandemia.

Cabe destacar que hay un gran grupo de pymes que también producen y exportan, en menores medidas, pero alimentan las economías regionales y actúan en auténticos ecosistemas sociales, económicos, productivos y comerciales, integrados por rubros que no suelen ser los de mayor escala. 

 

 

Hay que remarcar la importancia de estos grupos, ya que a pesar de que exportan en cifras menores, contribuyen a las enormes ventajas de tener ecosistemas exportadores.

“Consideramos que tomar al agro como un mero proveedor de dólares es un concepto erróneo y que desvaloriza al sector, que nos tengan en cuenta solamente como generador de dólares para que el Banco Central pueda calmar el tipo de cambio es desconocer que durante todo el 2020 y en lo que va del 2021 las exportaciones del agro tuvieron componentes de las economías regionales. Esto es, vinculado a las pymes y a los sectores virtuosos de la economía social, que apuntalaron el desarrollo local y el arraigo familiar. Por ello remarcamos que el sector agroindustrial es mucho más que un sector generador de divisas. Nuestras exportaciones incluyen a otros complejos y sectores productivos de pymes y en muchos casos cooperativas que tienen un alto impacto en sus regiones”, marcó Iannizzotto.

En un sentido similar, Sergio Riksin, presidente de la Primera Cooperativa Frutihortícola de General Roca, Río Negro, explicó las ventajas que tienen los productores cooperativos, por su impronta asociativa en relación a los independientes: “El productor que está integrado a una cadena comercial como una cooperativa o una sociedad de productores, en nuestro caso de peras y manzanas, tiene asegurada su colocación y probablemente reciba un precio que le permita pasar el año y llegar a la próxima cosecha sin sobresaltos. En cambio, el productor independiente que vende desde la tranquera de su chacra y no está integrado a una cadena, cada año le resulta más difícil colocar sus productos en canales de comercialización”.

 

 

 

Hay que resaltar al último grupo de agroexportaciones (pequeños) ya que sin lograr una alta escala, ni acceder a financiamientos suficientes, actuando en un país de dimensiones enormes y con relativa ineficiencia en logística pudieron competir en el mercado internacional con otros exportadores y obtuvieron resultados meritorios.

De esta manera, frutas, porotos, aves, tabaco, hortalizas, miel, arroz, azúcar, el complejo olivícola, infusiones, garbanzos y carnes no tradicionales; generaron en conjunto el año pasado, un total de casi 3.000 millones de dólares (2.992 millones). Si a esto le agregáramos las exportaciones de los sectores “micro”, los cuales no se incluyen en el listado, se estima extraoficialmente que se podría llegar a una cifra de unos 400 millones de dólares más.

Para concluir, los grandes sectores de exportaciones (soja, trigo, maíz, carne) llegaron a la cifra de 30.666 millones de dólares anuales en 2020, mientras que los medianos (uva, girasol, limón) lo hicieron en 3.522 millones y por último los pequeños (porotos, arroz, azúcar) sumaron 2.992 millones. El total de agroexportaciones relevadas por INDEC en 2020 fue de 37.174 millones, dicha cifra incluye los tres rubros, grandes, medianos y pequeños.

 

 

“Estos rubros referidos exhiben altos niveles de calidad productiva, están a tono internacional en cuanto a la capacidad de competir en el comercio exterior, exponen una mejor integración en redes de abastecimiento y comercialización, además de cumplir con exigentes estándares de calidad e impacto regional”, dijo Carlos Iannizzotto. El dirigente, además, agregó que “en el caso particular de CONINAGRO tenemos federaciones y cooperativas en los tres eslabones de la cadena, desde producción hasta la faz industrial y también comercial”, redondeó.