|27/06/19 12:18 PM

La moda mendocina en la época de la Independencia

27 de junio, 2019 - 15:06

En tiempos de la Independencia, las damas mendocinas paseaban por la calle de la Cañada -hoy Ituzaingó- en busca de las mejores tiendas que allí se encontraban, para elegir los géneros para confeccionar sus vestidos.

En esta principal arteria colonial, se instalaron una decena de locales en donde los tenderos ofrecían las más finas telas que eran traídas desde Buenos Aires. A pesar de existir varios negocios de este rubro, en ocasiones, las telas escaseaban porque los pedidos venían en carreta y tardaban unos 45 días o más en reponer los comerciantes estas mercaderías.

Damas de blanco

Durante esa época, los vestidos eran menos ostentosos y más simples que en el régimen español .Además, los colores eran claros. En las damas, el corte típico de los vestidos era el llamado corte princesa, y por lo general eran ceñidos desde debajo del busto.

Los colores, al igual que estilo, poseían una gran sobriedad en relación con otras estilos anteriores.

Asimismo, había gran variedad de telas que venían importadas. Debajo del vestido, generalmente en color marfil o blanco, las damas llevaban una enagua por debajo del mismo género.

Otras características de la moda imperio era el peinado; generalmente las mujeres se peinaban con un rodete, sostenido con una peineta, dejando caer algunos bucle al costado de ambas mejillas.

En cuanto al calzado, los zapatos eran de tela de raso hechos a mano y en algunos casos, llevan un bordado.

La moda en los hombres

En tanto, los hombres se vestían con un saco entallado y pantalón ceñido al cuerpo, todo en color negro. Debajo llevaban una camisa, más ceñida aún que el saco, de color blanco.

Una de sus variantes de gala y muy similar, era el llamado frac, un saco más corto de adelante con dos faldones detrás. Otra era el llamado spencer, también un tipo de frac, con faldones no tan largos pero de características similares. 

Entre sus accesorios se encontraba la galera o sombrero de copa alta, indispensable para salir a la calle o en las reuniones. Además, el peinado de los caballeros de entonces era más bien corto y ligeramente con rulos, acompañado con largas patillas.

Los militares, por su parte, tenían prendas de vestir muy similares a las de los civiles; contaban con una especie de frac con faldones largos y cuello alto, en tanto que el pantalón, que se usaba ceñido al cuerpo, era de color blanco. La tela, por lo general, era de paño azul. El sombrero era los llamados bicornio apuntado, de cuero o tela, y el calzado, botas altas de color negro.

A diferencia de la clase alta, el hombre de la campaña vestía con una chaqueta corta -que no se excedía de la cintura- con puños y cuello de terciopelo, camisa blanca, una pequeña corbata negra y un chaleco con tres botones que en ocasiones exhibía un jabot en el centro.