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Desventuras de Pescarmona antes de ceder a presiones de Julio De Vido

El empresario mendocino les reveló a los investigadores de las coimas durante la época kirchnerista de qué modo el exministro de Planificación lo presionó. 

09 de septiembre, 2018 - 12:02

Los años K no fueron una “década ganada” para Industrias Metalúrgicas Pescarmona (IMPSA). Para la empresa nacida en Mendoza que se ramificó en varios países del mundo, su potencial para energía hidroeléctrica y eólica fue su karma.

Por lo menos así lo parece al analizar el relato ante la Justicia de Enrique Pescarmona, quien explica por qué su empresa casi quiebra. “Me arrepiento de haberle pagado coimas a esos hijos de puta”, se sinceró el empresario, palabras más, palabras menos, ante los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rivolo en la causa por los cuadernos que detallan las millonarias sumas en dólares o en euros que debieron pagarles a exfuncionarios del gobierno kirchnerista.

Lo hizo de un modo brutal y con un lenguaje que no utilizaría jamás si no lo hubiera desbordado la bronca, por lo menos en opinión de quienes lo conocen muy bien.

El empresario se convirtió así en el eje de las investigaciones, junto a otros colegas "arrepentidos" que comenzaron a soltar una catarata de revelaciones que apuntan directamente al exministro de Planificación Julio De Vido y podrían llegar hasta la misma expresidenta Cristina Fernández y su difunto marido, Néstor Kirchner.

Pescarmona no solo aceptó que pagó sobornos, sino también describió el modo con el que, según él, el propio De Vido le exigió que le traspase de un modo no especificado acciones de IMPSA para poder así empezar a ganar licitaciones de obras públicas.

Los investigadores judiciales creyeron en las palabras de arrepentimiento de Pescarmona, quien entregó datos precisos que ahora se investigarán.

Según publica este domingo Clarín, el declarante aseguró que se vio obligado a hacerlo, entre otras variables, porque la Presidencia de Venezuela le frenó “durante trescientos días” los pagos para poder construir la central hidroeléctrica Macagua I.

Siempre según las fuentes del caso consultadas por Clarín, Pescarmona confesó que entregó dinero al número dos de De Vido, el recaudador Roberto Baratta, porque desde el Ministerio de Planificación Federal le dijeron que solo a través de una gestión desde Buenos Aires volvería a fluir el dinero en Caracas para Managua I.

En uno de esos encuentros, tensos, afirmó que el ex funcionario, en pleno poder, lo presionó para quedarse con parte de su empresa, lo que le traería entonces beneficios a los dos, indica el diario en la nota firmada por Nicolás Wiñazki. Pero la actitud de De Vido no fue cómoda para el mendocino, ya que, afirmó en su declaración, el exfuncionario, en pleno poder, lo presionó para quedarse con parte de su empresa a través de exabruptos impropios de un servidor público.

Según el periodista de investigación, Pescarmona no fue el único de los “arrepentidos” del caso “cuadernos” que reveló la voracidad K por cobrar sobornos pero también para adueñarse de parte o de modo completo de compañías que fundaron e hicieron crecer empresarios que dedicaron toda su vida a esos emprendimientos.

Por su parte, Francisco Rubén Valenti, uno de los directivos de IMPSA y amigo cercano de Pescarmona, cayó preso el 1 de agosto pasado por orden del juez Bonadio por estar mencionado como uno de los “pagadores” de coimas en las anotaciones del detallista chofer de Baratta, Oscar Centeno. Después de que su jefe Pescarmona hablara como "imputado colaborador", Valenti quedó libre.