|15/01/18 06:29 PM

Ojo con los golpes, cortes, raspones y quemaduras durante el verano

Por Redacción

16 de enero, 2018 - 19:14

 

 

Durante la época de verano es más común que se realicen actividades al aire libre y quedemos más expuestos a lastimarnos. Ante un golpe, una quemadura o una herida cortante es muy importante saber cómo actuar.

 

La palabra herida proviene del término latino “ferire" que puede traducirse como “herir o golpear”. Es una “pérdida de continuidad” de la piel como consecuencia de un trauma.

 

Las heridas se pueden clasificar en: agudas, siguen un proceso de reparación ordenado que restaura la integridad anatómica y funcional o heridas crónicas, demoran tiempo en cicatrizar, no siguen un proceso de reparación ordenado y no se restaura la integridad anatómica y funcional en tiempo y forma. Habitualmente se reconoce algún factor patológico o local que impide la correcta cicatrización.

Las heridas agudas son lesiones contusas o contusiones (golpes) y representan traumatismos sobre partes blandas del organismo, en lo que no se produce lesión directa de la piel.

 

Los síntomas dependen de la intensidad del traumatismo, y por lo tanto, de su gravedad.

 

Ante un golpe, la Asociación Argentina de Cirugia recomienda aplicar hielo (gel en almohadillas) o agua fría sobre la zona afectada, por períodos cortos, durante las primeras 24 horas, para evitar que aumente la inflamación. El hecho de aplicar compresas o baños calientes en las primeras horas  puede calmar momentáneamente el dolor, pero producirá una dilatación de los vasos sanguíneos que hará que aumente la inflamación y quizás el dolor.

 

Si el sector afectado es en una extremidad, se deberá mantener reposo y en alto, lo que contribuirá a bajar la inflamación y calmar el dolor. Si sospechamos que puede existir alguna fractura u otro tipo de lesión más importante, hay que consultar al médico a la brevedad.

 

En el caso de las contusiones en las órbitas de los ojos no hay que alarmarse frente a la apariencia estética. Se deben aplicar las mismas medidas que para el resto de las contusiones, en cambio si el traumatismo ha sido directo en el globo ocular, consultar a un médico en forma inmediata.

 

En el caso de que el golpe sea en la cabeza, si después del mismo el comportamiento es normal, sólo es necesario observación. Sin embargo, resulta imprescindible consultar en los siguientes casos:
-Cuando se observa pérdida de conocimiento.
-Si hay agitación o aturdimiento, o cualquier cambio de carácter.
-Si se producen vómitos.
-Si se observan anomalías de los ojos (pupilas asimétricas, etcétera).
-Si existe dificultad para mover un miembro.
-Si habla incoherentemente.
-Si se queja de dolor de cabeza.
-Si se observan hemorragias en el oído, la nariz o la boca, o elimina un líquido claro por los oídos o la nariz.

 

En cuanto a las heridas por abrasión conocidas como raspones, son lesiones comunes de la piel que se realizan por el roce contra una superficie rugosa. Tienen una forma irregular y van acompañadas por un
intenso dolor. Dependiendo del accidente, las abrasiones pueden contener cuerpos extraños y mucha suciedad y, por ello, ser más o menos fáciles de infecciones.

 

Las abrasiones son superficiales, pero dependiendo del trauma que las cause, la piel puede también sufrir laceración (herida más profunda) y necesitar un cierre con puntos para lograr la curación apropiada.

 

Para limpiar este tipo de heridas y  evitar una infección, lo mejor es dejar correr agua tibia sobre ella. Usar jabón neutro sin perfume y un paño para limpiar el área periférica de la herida. Si hay partículas de suciedad usar una pinza limpia para retirarlas.

 

Una vez que la herida esté limpia, cubrirla con un vendaje limpio y estéril. Esto permite mantener la humedad, favoreciendo el proceso de curación y reduciendo el dolor y la formación de cicatrices. También evita que se ensucie, disminuyendo las posibilidades de infección.

 

Es importante estar atento ante los signos de infección: enrojecimiento, aumento de la temperatura local, inflamación, sangrado continuo o sin control, aumento del drenaje, dolor que no cesa o presencia de olor feo. Si cualquiera de estos signos se desarrolla, se debe buscar atención médica.

 

Las heridas cortantes y punzo-cortantes se producen por contacto de las partes del cuerpo (generalmente manos y pies) con objetos cortantes (vidrios, latas, cuchillos, clavos, tornillos) y pueden ser desde muy superficiales hasta generar lesiones en músculos, tendones, vanos sanguíneos y nervios.

 

En lesiones superficiales se recomienda limpiar con agua, secar y cubrir con apósitos estériles. Y en heridas profundas es fundamental detener la hemorragia (compresión local), limpiar la herida y el área perilesional. Colocar una compresiva sobre la herida y trasladarse de urgencia a un centro asistencial. Si es de gravedad, durante el traslado la posición debe ser adecuada y se deben ir controlando los signos vitales. No extraer cuerpos extraños incrustados e inmovilizarlos.

 

En tanto, la quemadura es una lesión en la piel debido al contacto o exposición de un agente peligroso, como son el calor, el frío, la electricidad, las radiaciones del sol o ciertos productos químicos.

 

Las quemaduras se clasifican de acuerdo a la capa de la piel hasta donde llega la lesión (profundidad). Hay tres tipos: de tipo A (que afecta solamente la epidermis). Se distinguen dos formas: superficial (enrojecimiento de la piel sin ruptura de la misma. La más común es la quemadura por exposición solar y, flictenular  (donde puede estar comprometida la membrana basal, sin llegar a afectar la dermis. Se presenta con las características de ampollas.

 

Las quemaduras de tipo AB o quemadura intermedia: compromete la dermis. Y en las quemaduras de tipo B, la lesión se extiende hasta la hipodermis, con lesión de todas las capas de la piel.

 

Ante estos casos refrescar inmediatamente la quemadura con agua a una temperatura de entre 10 y 20 grados centígrados y beber abundante líquido.

 

En las tipo A flictenular: siempre se recomienda lavar la zona afectada con abundante agua, si la ampolla sigue intacta, cubrir con paño limpio o compresa estéril. Se debe proteger la quemadura de presiones o fricciones. Si la ampolla se rompe hay que tratar como una herida. Lavarse las manos y aplicar antiséptico.

 

En las quemaduras tipo AB: lavar la zona afectada con abundante agua. No retirar los restos de ropa y no reventar las ampollas que aparezcan. No usar pomadas y envolver la parte afectada con un paño limpio humedecido en suero, agua oxigenada o agua y trasladar al paciente con urgencia a un hospital.

Asesoraron los doctores de la Asociación Argentina de Cirugía: Juan Pablo Ares (médico cirujano (MN 97.731) y  Santiago de Salas. Médico cirujano (MN 98247) MAAC