|20/04/20 11:44 AM

La camarera del Titanic que vivió en Mendoza

Violeta Jessop llegó a nuestra provincia y de inmediato se sintió fascinada por nuestra tierra. Después, la vida la llevó a ser protagonista en 1912 de uno de los desastres navales más recordados de la historia

20 de abril, 2020 - 12:01

El 14 de abril de 1912, el mundo se estremeció al conocer la trágica noticia del hundimiento en el océano Atlántico de un poderoso trasatlántico de aquella época. Se llamaba RMS Titanic y miles de personas sucumbieron durante aquel lamentable suceso.

En aquel buque de bandera británica viajaban varios argentinos. Una de ellos era una joven mujer que vivió en Mendoza y su nombre era Violet Jessop.

Muy pocas historias son tan interesantes y curiosas como la vida de esta protagonista que vivió varios años junto a su familia en nuestra provincia, a la que llegaron a fines de 1898.

Por esas casualidades, si su padre no hubiese fallecido tan pronto, posiblemente todos los descendientes de los Jessop serían mendocinos. A través de los escritos que dejó Violeta se puede apreciar el gran recuerdo y afecto que tuvo durante los años de permanencia en nuestra provincia. Además, dos de sus hermanas nacieron en esta tierra.

La mendocina por adpoción Violet Jessop, años después de la tragedia del Titanic.

Irlandeses en la Argentina

Muchos fueron los británicos e irlandeses que llegaron a nuestro país a mediados del siglo XIX. En su mayoría, lo hacían para trabajar en el ferrocarril y en otras empresas que se instalaron en este país.

Uno de estos fue el irlandés William Jessop, quien se radicó primero en la provincia de Buenos Aires. Allí se casó con Kate Kelly y tuvieron varios hijos. Uno de ellos fue Violeta Constancia, quien nació el 2 de octubre de 1887 en Sauce Grande, en el partido de Coronel Dorrego.

A los pocos años, los médicos le recomendaron a Violeta trasladarse a la provincia de Mendoza para curarse de su asma.

Fascinación por Mendoza

En la estación de Retiro los Jessop abordaron el tren del ferrocarril Gran Oeste Argentino con destino a Mendoza. Después de varias horas de viaje, Violeta y su familia arribaron a nuestra provincia dispuestos a trabajar.

Inmediatamente se instalaron en la calle Tiburcio Benegas, frente a los talleres del ferrocarril, ya que William fue designado inspector de calderas de las locomotoras.

Pero la tragedia los sorprendió cuando Samuel, de seis meses, falleció. A pesar de esto, la familia siguió adelante.

A Violeta le fascinaba Mendoza y junto a sus hermanos estudió en una escuela pública. Eran muy buenos alumnos y muy dados con sus compañeros, aunque en algún momento tuvieron problemas con un chico intolerante que los agredía por ser descendientes de ingleses.

Una vida difícil

En marzo de 1900, Violeta, que en ese momento tenía 12 años de edad, ingresó en la Escuela Normal dirigida por la recordada maestra estadounidense Mary Morse.

El establecimiento estaba ubicado entonces en San Martín 1020, de la Ciudad (hoy Galería Piazza); allí, la niña pelirroja y de ojos verdes cursó su primer año de secundaria. Eran más de 500 alumnos y tanto ella como la hija de un pastor anglicano eran las únicas de origen anglosajón.

Su madre, Kate, tuvo dos hermosas niñas: Molly y Eileen. Fue por entonces que la familia se trasladó a una casa ubicada en la calle de ingreso al Parque General San Martín, la actual Emilio Civit. Era una vivienda de adobe pero confortable y tenía además un jardín y una gran viña de uvas malbec. Violet tenía un armadillo llamado ‘Jack’.

Parecía que la familia estaba feliz de vivir en Mendoza, pero la desdicha volvió aparecer en los Jessop cuando Molly murió súbitamente después de un viento Zonda. La tristeza invadió otra vez el hogar, pero rápidamente se sobrepusieron.

Los chicos participaban de las fiestas patrias y por supuesto de las que organizaba la comunidad británica local.

Su padre, quien seguía trabajando en el ferrocarril, se enfermó de gravedad en el verano de 1903. Un médico de apellido Gómez le diagnosticó cáncer y sugirió una operación inmediata. Lo internaron y lo operaron en el hospital público, donde los médicos le extirparon el tumor.

Pero unos días después se descompensó y falleció el 7 de marzo. Sus restos fueron velados en la casa familiar y luego enterrados en el Cementerio Británico, en la necrópolis de la Capital.

Ante esta situación, la señora Jessop optó por regresar a Gran Bretaña. Violeta y sus otros hermanos no querían irse de Mendoza; inclusive, Mary Morse, la directora de la escuela Normal, le pidió a su madre que le dejara a la niña en adopción. Pero no aceptó y muy tristes, madre e hijos partieron hacia Europa.

Contratada para trabajar en el Titanic

Casi una adolescente, Violeta Jessop ingresó a un colegio de Belfast, Irlanda del Norte. Luego, para ayudar a la familia, trabajó como camarera en la Royal Mail Line.

En 1910, Violeta, ya instalada en Gran Bretaña, fue contratada como camarera por la empresa White Star, embarcándose en el RMS Majestic, para luego trabajar con la tripulación del RMS Olympic, el barco más grande y lujoso de su época.

El RMS Titanic cuando partia rumbo a Estados Unidos en 1912

El hecho de dominar el idioma español y el inglés, junto a una buena apariencia y un adecuado carácter, fue fundamental en su contratación, y por varios años estuvo a bordo del RMS Orinoco.

Luego fue seleccionada para integrar la tripulación del más grande e imponente trasatlántico de la época, denominado RMS Titanic, en el que partió el 10 de abril de 1912 hacia el puerto de New York, Estados Unidos.

Durante aquella fatídica noche del 14 de abril, la nave chocó contra un iceberg que averió gran parte de la nave, y pasada la medianoche, el capitán ordenó la evacuación del buque.

Mientras tanto, Violeta fue llamada al puente por un oficial para que se embarcara en el bote salvavidas número 16, junto 39 personas.

Momento del hundimiento del R.M.S. Titanic en la noche del 14 de abril de 1912.

El bote se alejó, dejando atrás a la majestuosa nave que se hundía y a miles de personas que intentaban salvarse de la inevitable muerte.

Las luces del Titanic se apagaron y pronto se sintió una explosión. Minutos más tarde, se sumergió en el fondo del Atlántico. El bote en que viajaba Violeta fue socorrido por un buque que la trasladó junto a muchos sobrevivientes al puerto de New York, el destino final del fallido Titanic.

En la guerra y en la paz

Después de ese fatídico viaje, Jessop siguió trabajando en la línea White Star Line por más de cuarenta años. Además, actuó como enfermera en la Primera Guerra Mundial y luego prestó servicios en la Segunda Guerra, retirándose como camarera en 1950, como una paradoja, en un buque denominado Andes.

Bote salvavida del R.M.S. Titanic en donde aparece Violet en el centro del mismo el 15 de abril.

Violeta Jessop se radicó en una pequeña villa llamada Great Ashfield, ubicada en condado de Suffolk, Inglaterra, y falleció el 5 de mayo de 1971 debido a una insuficiencia cardíaca.

Sus restos descansan en el cementerio de Hartest, un pequeño pueblo del Reino Unido.