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El drama de la liberación de presos por coronavirus también se vive en Mendoza

Un caso concreto de pedido de excarcelación de un acusado de delitos graves da la pauta de los criterios que adoptan los jueces para resolver este candente tema

30 de abril, 2020 - 12:31

En pocas horas, más de trecientos pedidos de cumplir prisiones domiciliarias fueron presentados ante los estrados de la Justicia federal y provincial. Parte de la gran movida nacional que se inició en las principales cárceles de la provincia de Buenos Aires y que se extendió a todo el país.   

Todo con un mismo procedimiento, con revueltas carcelarias agresivas y de destrucción por parte de los penales y con similar argumento: no contagiarse de COVID-19. Esto último tuvo punto de partida cuando con un cuestionado fallo el juez Daniel Obligado otorgó el beneficio al exvicepresidente Amado Boudou que purgaba pena por el caso Ciccone. Después de eso, y como catarata, sucedió la movida carcelaria, cuyas consecuencias golpearían de lleno en la gente, sobre todo con la otra cuestionada acción de un juez, en este caso Víctor Violini, que permitió la prisión domiciliaria de más de 200 presos condenados en su mayoría por violaciones, atracos y violencia de género.

Pero, no todos los jueces dictan fallos que lesionan a la Justicia. En Mendoza se puede comprobar que hay magistrados que hacen honor a su investidura. Como el juez de Garantías del fuero Penal del Valle de Uco que no concedió la prisión domiciliaria a un sujeto imputado por la violación de dos niños de ese oasis productivo. La decisión del magistrado sobrevino tras escuchar lectura de una conmovedora carta enviada por la abuela de los pequeños.

Al respecto, El Ciudadano entrevistó al abogado del fuero Penal, Daniel Álvarez. El profesional en primera instancia contestó sobre la coyuntura que afecta a todo el sistema carcelario del país y la provincia en plena cuarentena:

“Si los presos están pidiendo eso, creo que lo primero que hay que atender es al sistema penitenciario, porque el mismo es un desastre y lo considero una fábrica de más delincuentes. Se nota que todo sujeto que cometió delitos e ingresa a la cárcel no puede resocializarse de ninguna manera, esto hace que la Constitución nacional sea un papel sin sentido. Entonces es grave que en estos tiempos tan difíciles salgan los políticos rasgándose las vestiduras hablando mal o bien de los presos, que hay que sacarlos, que no hay que sacarlos. En definitiva, nadie se preocupa del problema de fondo que es que las cárceles deben ser limpias y sanas para la resocialización de los detenidos y no para potenciar su esencia criminal”.

–Entonces, ¿cómo ve la actuación de la Justicia en esta coyuntura?

–No puedo decir ni juzgar cómo debe actuar la Justicia en esta circunstancia. Entiendo que debe atender cada caso particular, especialmente sobre la gravedad de los delitos por los cuales ese preso fue juzgado, porque no es lo mismo un delito que lleve un pena de tres años de prisión, o uno de ocho a diez años como homicidio simple. Ahí los jueces deberán tener una sana crítica a la hora de tomar sus decisiones porque deben tener en claro que van a poner a disposición del detenido un beneficio que puede llegar a transformarse en búmeran hasta para el mismo magistrado que lo concede.

“No debe ponerse a todos los jueces en la misma bolsa” 

–¿Los jueces en Mendoza dan las mismas señales de sus pares nacionales?

No, y le digo por qué. El pasado lunes participé de una audiencia virtual, en la que la abogada defensora oficial de un violador imputado y preso en el penal de Boulogne Sur Mer solicitó el beneficio de la prisión domiciliaria. Este sujeto está acusado de producir vejámenes en dos niños del Valle de Uco, a quienes represento por pedido de la abuela que tiene su tenencia. La respuesta del juez de Garantías Fernando Ugarte fue contundente, no hizo lugar a ese pedido tras haber escuchado nuestros argumentos.

–¿Cuál fue el núcleo de sus argumentos?

–El magistrado tuvo el tino de escuchar en nuestra exposición la lectura de la carta que le envió la abuela de los niños. La señora, enterada de esta movida de todos los presos del país y con la corazonada de que en Mendoza sucedería algo similar, sobre todo con el violador de sus nietos, confeccionó la misiva de su puño y letra. Me la entregó y me pidió muy conmovida que se la hiciera conocer al juez. Así lo hice en la audiencia virtual, donde noté que la firmeza del fallo de Ugarte fue hacia el costado del equilibrio de la asistencia de justicia que espera toda víctima. 

–¿Este juez es la excepción?

–No, no lo veo así. Creo que en esta gran coyuntura nacional y provincial del sistema carcelario y el fuero Penal, hay que tener cuidado en juzgar a todos los jueces por igual. A no todos les cabe la calificación de sacar presos, porque hay muchos magistrados que cumplen dignamente tarea, que no significa que en algunos casos no deba corresponder el beneficio.