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El difícil retorno a la educación presencial

El distanciamiento y las normas de higiene se hacen imprescindibles para habilitar el regreso de las clases. Habrá que repensar los criterios pedagógicos. La opinión del especialista Castro Santander

26 de junio, 2020 - 07:41

Todo el sistema educativo del país se encuentra expectante sobre las determinaciones que se tomen desde el Palacio Sarmiento, más conocido como Palacio Pizzurno, sede del Ministerio de Educación de la Nación, una cuestión para nada sencilla se trata de hablar del regreso a las aulas, cuando la Nación tiene frente de sí el imparable y mortal crecimiento de la pandemia del COVID–19.

A pesar de las últimas declaraciones del titular de la cartera educativa nacional, Nicolás Trotta, el tema no es fácil sobre todo en el cómo, que no implique agravar el endeble equilibrio de contagio del coronavirus. La escuela en todos sus niveles, como así terciarios y universidades, son todo lo contrario al distanciamiento social necesario para detener un poco al virus, tal cual se concebía la modalidad hasta antes de marzo de este año. Por consiguiente, es clave entender y aplicar un sistema distinto y efectivo que garantice el no contagio con contundencia.

En cuanto a lo pedagógico, es el otro desafío. Punto que tampoco ha sido fácil por las múltiples dificultades que implicó la comunicación virtual entre docentes y alumnos. Algo que hasta ahora no se solucionó en gran parte de Argentina, también en Mendoza. Ahí también la pandemia dejó al descubierto que el país está muy lejos de incursionar en alternativas digitales que reemplace el aula presencial. Gran tema cuyas secuelas deben ser evaluadas para entender racionalmente, hasta qué punto la pandemia lesionó el proceso de enseñanza y aprendizaje de alumnos, sobre todo de los niveles claves, primaria y secundaria.

Los dos temas, acondicionar la escuela para el regreso a las clases presenciales y la continuidad del ciclo lectivo, se hacen de difícil comprensión para la mayoría de la comunidad ante el incontrolado crecimiento de contagios del coronavirus. Lo que implica no tener idea del momento del pico de la famosa curva, mucho menos de como detener y controlar la pandemia.

Distancia, higiene, convivencia y unidad pedagógica

Para hablar del regreso educativo, tema que es vital y que ha sido quebrado por el coronavirus, como otros aspectos de la vida del país y de la provincia, El Ciudadano entrevistó al especialista Alejandro Castro Santander.

Alejandro Castro Santander.

–¿Cómo cree que será el regreso a clases presenciales?

–El regreso a clases presenciales no va a ser sencillo, más allá que se prioricen aquellos estudiantes que han resultado más desventajados en estos meses de cuarentena. Porque la distancia física y la higiene se convierten en los desafíos más importantes a enfrentar.

–¿Cómo debería ser?

–Muchos consideran, por ejemplo, que un metro y medio de distancia entre estudiantes, hace muy complejo el regreso. Consideremos que en España le están solicitando a la ministra un metro, porque si no, es inviable debido a la orden de buscar la máxima presencialidad. Por lo tanto, resuelto esto se debe evaluar que han aprendido los estudiantes.

–¿Y en cuanto a lo pedagógico?

–Creo que habría que pensar en un periodo escolar 2020, 2021. Algunos, consideran también parte del 2022 como una unidad pedagógica. Por otro lado, el clima de convivencia debe ser priorizado para favorecer el reencuentro, es decir, que es necesaria una normativa general y protocolos mínimos para que luego, cada escuela con sus directivos y docentes gestionen el regreso. De acuerdo con el conocimiento de la realidad que tiene cada escuela, ya que no puede quedar nada librado al azar. Se debe entender que, en estas circunstancias graves de salud de la humanidad, y cuando la educación debe priorizarse entre nuestra comunidad, es inaceptable la improvisación.

–Hay miedo de la población…

–Existe un lógico y comprensible temor para regresar a las aulas. Esto es porque hablamos de un retorno a las escuelas, dándose por finalizada la cuarentena, pero no podemos olvidar que continuamos en pandemia y sin vacuna.

–Los gobiernos de la Provincia y de la Nación pueden determinar, la gente y los docentes, ¿no?

–Hemos aprendido que es un virus de alto poder de transmisión de contagio y conocemos las dificultades de controlar la distancia física, sobre todo entre los estudiantes más chicos. Porque, mientras más chico más complejo. Sobre esto último me surge preguntar, qué sucede, por ejemplo, si una familia decide no enviar a su hijo hasta que no se descubra una vacuna. O preguntar, también, qué sucede si un docente argumenta tener alguna enfermedad de riesgo y deciden no asistir a clases presenciales. Creo que son interrogantes que deben hacerse en este estado de situación, que vienen con muchos otros desafíos que tienen que ser respondidos antes del regreso.

–¿Cree que se desconoce el temor de la gente?

–Nadie puede negar que el temor en este caso tiene mucho fundamento. Estamos todavía en pandemia y sin el remedio. Todos podemos argumentar lo mismo que durante la cuarentena preventiva y obligatoria, el virus está y las concentraciones de personas, como es la escuela, no es algo sencillo en el cuidado que a nadie se le debe escapar”.