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Dura queja contra las barreras de protección fitosanitaria

A raíz de la rigidez que implementan en los controles fitosanitarios internos desde hace veinte años por la mosca del mediterráneo

03 de enero, 2022 - 07:46

Un enérgico reclamo se elevó desde distintos sectores de la producción frutícola de toda la provincia ante la imposibilidad de traslado de los productos desde los oasis de origen a los establecimientos industriales a causa de los férreos controles que realizan tanto el  Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (ISCAMEN) como el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA).

El reclamo, que parte de la Cámara de la Fruta Industrializada de Mendoza (CAFIM) y del que se hace eco la Unión Industrial de Mendoza (UIM), pone sobre la mesa de la producción agropecuaria local un tema que hace mucho tiempo maneja el sector. 

Una situación que no se hizo visible antes porque en algún momento se pensó que las intensas negociaciones llegarían a buen puerto, pero como esto no es así, se lanza una denuncia pública como la primera de una serie de acciones de lucha que han decidido sectores productivos e industriales.

El tema es la rigidez que implementan en los controles fitosanitarios internos desde hace veinte años por el tema de la mosca del mediterráneo, que impide el paso o la comunicación entre los distintos oasis productivos con los centros de industrialización.

Una medida que en su momento fue tomada para bloquear la peste que perjudicaba a la producción mendocina, pero que hoy, en el inicio de la campaña 2021-2022, “la cuestión se mantiene con mayor rigurosidad, perjudicando a la producción frutícola y la industrialización. Con profundas secuelas que van desde el abandono de campos y producción, hasta el cierre de establecimientos fabriles con el inmediato aumento de desocupación de peones rurales y obreros de fábricas”, como señalan desde CAFIM.

El estado de tirantez se da porque los organismos específicos de la Provincia y de la Nación no dan respuestas, aún cuando “se le acercaron diferentes propuestas, como encapsular el transporte de la producción para que llegue así a las fábricas, por ejemplo”, destacaron.

La intervención de la UIM hace que todos los sectores de la economía local se solidaricen y muestren su malestar cuando indican en un pronunciamiento conjunto que “más de 150 productores, alrededor de 280.000 pesos en jornales y 2.500 hectáreas dependen de esta situación debido al desaliento y los inconvenientes que produce solamente en la Zona Este, pero que afecta a toda la provincia”.

 

“Los productores sufren pérdidas millonarias”  

Para recabar más información sobre el problema, El Ciudadano tomó contacto con el titular de la CAFIM, Raúl Giordano, quien dijo al respecto: “No tuvimos respuesta de ninguno de los dos organismos que intervienen en este problema. Esto hizo que prácticamente no se pueda llegar a las fábricas del centro y sur de la provincia debido a que la solución planteada pasa por decomisar fruta, con las pérdidas millonarias que esto provoca a los productores, la disolución de fuentes de trabajo y el consiguiente desaliento en la producción de frutas para una industria tan importante como es la fruta”.

Al recordar lo ocurrido y a manera de reclamo, el industrial expresó: “Cuando se crearon las barreras internas nos dijeron que iban a ser temporales. Las de Zapata y Los Cerrillos para separar el Oasis Centro y Sur del Oasis Norte y Este, hasta tanto se mitigara toda la provincia. Pero ya han pasado 20 años y aún no se han corrido ni un metro esas barreras sanitarias”.

“Lamentablemente, la zona Este, productor de frutas, y la zona norte, prácticamente sin producción de frutas, muestran un panorama desolador con el abandono de fincas. Todo esto es producto de la falta de proyección que tienen los productores y porque, esa fruta temprana que no sufrió problemas de heladas y que tiene la cosecha asegurada no la dejan pasar al oasis centro y sur”, apuntó preocupado Giordano.

Cuando se le observó la importancia que tienen los controles fitosanitarios, reflexionó: “Lo que sucede es que si aparece una cuadrícula con alguna caída de mosca, el producto y la finca quedan fuera del sistema de mitigación de riesgo, y por ende no se puede comercializar para el Sur”.

“En ese y otros casos ya le hemos expresado a SENASA y a ISCAMEN que para la industria esa fruta sirve y es necesaria para toda la industrialización que produce la provincia de Mendoza”, puntualizó el industrial

Al profundizar su postura, agregó que “la fruta que hay en el Este mendocino es codiciada, sobre todo los damascos. En lo que se refiere a fábricas, muchas están en el Norte y otras, del sur provincial, tienen propiedades con cultivos en el oasis norte. Estas últimas con el impedimento de enviar su fruta al sur mendocino. Por eso les sugerimos a los organismos de control la mitigación del transporte de la producción. Esto quiere decir que propusimos cerramientos de los camiones con carpa vigilada hasta los centros fabriles de destino y que no se desvíen al mercado fresco”.

Finalmente, Giordano reflexionó con pesar: “No tenemos respuesta ni ningún plan de acción alternativo a esta situación planteada.

En el ISCAMEN se asegura que el problema lo provoca SENASA y en definitiva así nadie da respuesta. Mientras, trabajadores, productores y las industrias que tienen fincas en todos los oasis productivos las desprecian más y las descuidan con mayor asiduidad, creando más focos de mosca y una infraestructura de fincas totalmente abandonadas”.

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