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Difícil futuro con chicos mal alimentados

Las políticas oficiales son insuficientes para solucionar el problema de la desnutrición infantil. El titular de CONIN hizo un pronóstico muy preocupante sobre las futuras generaciones de argentinos

14 de mayo, 2021 - 07:46

Tras el duro cruce que tuvo el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, con sectores sociales y políticos afines al Gobierno, surge nuevamente el debate de cómo alimentar a millones de niños argentinos que sufren de desnutrición.

Arroyo, al argumentar por qué se debería acrecentar la tarjeta Alimentar, dijo: “El trabajo es la mejor política social, pero el país está en el medio de una pandemia y lo primero de lo primero es comer, es establecer una base”. A lo que agregó inmediatamente: “Si el 57% de los menores de 14 años que vive en la pobreza no se alimenta bien, vamos a tener niños petisos y obesos”.

La respuesta del funcionario tuvo como destinatarios a los dirigentes sociales y políticos, Juan Grabois, Luis D´Elia y Emilio Pérsico, que se expidieron duramente sobre la política social de la administración de Alberto Fernández. La tildaron de “asistencialista, bajo el título de pan para hoy, hambre para mañana y al mismo tiempo exigieron la generación de empleo”.

Lo cierto, más allá de esta discusión que, al profundizarse la situación de pobreza por una cuestión matemática, se profundizó el hambre de las personas en esa condición, esencialmente la población infantil. Esto último, un punto de alto impacto para el futuro de la Nación, porque, para los especialistas, esos niños en etapa de esencial de madurez neuronal, la falta de alimentación adecuada bloquea para siempre sus niveles de aprendizaje, razonamiento e interpretación que intente adquirir con la educación en todos sus niveles.

 

Los chicos desnutridos de Argentina padecen debilidad mental

Para entender más el tema, El Ciudadano concurrió a un sitio que atiende desde hace mucho tiempo esta problemática, la Fundación Conin.

Allí entrevistamos a su mentor, el médico Abel Albino, a quien, en primera instancia se le preguntó sobre las expresiones del funcionario nacional, respondió: “A los dichos del ministro Daniel Arroyo, agregaría que es cierto que vamos a tener chicos de baja talla, porque son desnutridos crónicos, también chicos obesos por el sedentarismo y mala nutrición, ya que comen muchos hidratos de carbono y pocas proteínas”.

Abel Albino.

 

—¿Se acrecentó aún más la obesidad en niños?

—Sí, claro y existe esa obesidad porque el niño que está acostumbrado a comer muy poco, es decir, a tener muy poco consumo nutricional y vuelve a una dieta normal o relativamente normal, porque le dieron un plan, como ya no crece, se ensancha, engorda, o sea, se siguen vías metabólicas alternativas y la obesidad es una realidad en países del tercer mundo por esa vía alternativa que busca el metabolismo para subsistir.

 

—¿Cuál es la visión de CONIN, ante el sostenido crecimiento de la pobreza?

—Consideramos que vamos a tener chicos bajos, obesos y muchos con debilidad mental y ese es el verdadero drama de la Argentina, por eso sostenemos que la principal riqueza de un país es su capital humano y, si está dañado, el país no tiene futuro.

 

—¿De allí que la alimentación sea vital en los primeros años de vida?

—Es tan importante la desnutrición que genera debilidad mental, entre otras cosas. Cuando la desnutrición es aguda por una gastroenterocolitis en un chico, tras su internación en un hospital, sale muy flaquito con notable pérdida de peso. Cuando la desnutrición es crónica en más de seis meses, el chico come muy escasamente, pierde talla y no crece. Cuando la desnutrición lo afecta al niño en el primer año de vida, lo que pierde es perímetro craneano. En ese caso, ese chico tendrá un pobre cableado neurológico, que se hace totalmente visible en la escuela cuando aprende a sumar o a restar, nunca multiplicar o dividir. Nunca entenderá el teorema de Pitágoras y jamás irá a la Universidad. Con él nos quedamos todos, porque, insisto, la principal riqueza de un país es su capital humano y si ese capital humano está dañado el país no tiene futuro”.

 

El Estado argentino no tiene políticas de alimentación en niños bajo la línea de la pobreza

—Por todo lo que nos pasa en torno de la terrible pandemia: problemas económicos y profundización de la pobreza, ¿nota usted política de Estado en materia nutricional?

—Yo solo veo políticas de emergencias y de urgencias, porque la política de Estado, que ojalá la tuviésemos algún día, es de consenso donde se unen todos los partidos políticos y trazan líneas de acción que se mantendrán en el tiempo 20 o 30 años”.

 

—Pero eso hoy no se ve

—Se debería ver, sobre todo, mirando la rica historia de nuestro país y cuando sus páginas nos recuerdan lo que alguna vez se escuchó: “Vamos a trazar la política de Estado para los próximos 100 años en la República Argentina”, dijo (Domingo Faustino) Sarmiento. Agregando en su momento, “educar, educar, educar; escuelas, escuelas y escuelas, hay que hacer de la patria una gran escuela”, eso es una política de Estado.

 

—Todo un legado de enseñanza

—Contundente, pero no puesto en práctica. Hace algunos años, estando en Mar del Plata conocía a la ministra de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda y le pregunté, ¿cómo hizo su país para salir? Muy fácil, doctor, me respondió, nos juntamos a almorzar los cinco presidentes de los cinco partidos políticos de Nueva Zelanda. Somos cinco personas distintas, cinco partidos políticos diferentes, pero, con un solo corazón, Nueva Zelanda. Cuando nos levantamos de la mesa, a las 6 de la tarde, ya estaba trazada la política de Estado para los próximos 30 años. Cuál de nosotros cinco asuma el gobierno, no tiene ninguna importancia, cerró la ministra su narración. Eso, es lo que pienso que deberíamos tener en la Argentina, una verdadera política de Estado concreta, en este tema que es capital”.