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Advierten que en Mendoza hay diez denuncias de abuso sexual infantil por día

El gravísimo problema fue puesto de manifiesto por un grupo de madres que reclaman que el Estado sea eficiente para combatir el delito y brinde más apoyo y contención a las pequeñas víctimas y a sus familias

23 de noviembre, 2020 - 08:45

En una ciudad tan cosmopolita, como ya lo es el gran Mendoza en el Oeste argentino, suceden hechos oscuros y aberrantes que se pretenden ocultar ante el conocimiento generalizado de la gente y de la acción que debería provenir de la Justicia.

El abuso sexual infantil es uno de esos aspectos que mantienen un inaceptable crecimiento, donde la cuestión social, económica y religiosa están en la misma línea de pestilente acción, sin distingos y con absoluta impunidad, que es lo más grave. 

Esto último se transforma en inadmisible si se tiene en cuenta el número de organismos y leyes que, en el tiempo, la Provincia fue sumando para que precisamente el Estado sea eficiente para combatir este delito y a quienes lo cometen. Del mismo modo, para brindar apoyo y necesaria contención a las pequeñas víctimas y a sus familias.

Como en diferentes segmentos de la historia, son las mujeres las que trabajan con mucho coraje para cambiar las cosas que no están bien en nuestra comunidad. Un doble esfuerzo que deben realizar, conteniendo el dolor interno para contener el dolor de por vida de sus hijas e hijos que sufrieron abuso sexual, además de cobijar a otras madres que pasaron por lo mismo y darse fuerzas para enfrentar acciones que muchas veces no son correctamente recibidas y agilizadas por un Estado anacrónico, muchas veces ineficiente.

Por eso, muchos se sorprendieron en la tarde del pasado jueves cuando un puñado de mujeres se reunieron frente al edificio del Poder Judicial mendocino para reclamar a la Justicia por lo sucedido con sus niños y el impune estatus que muchos de sus abusadores tienen por parte de esa Justicia. Fue la manera de que Mendoza estuviera presente en el Día Mundial Para la Prevención del Abuso Infantil.

 

Mariel y el difícil peregrinar de la mano de su nena

Una de las madres que se autoconvocaron frente a la Suprema Corte de Justicia es Mariel (preservamos apellido por razones de intimidad y del proceso judicial), quien aceptó, con reservas, ser entrevistada. No dio muchos detalles de su caso por el dolor que le produce recordar y porque eligió hablar de la lucha de un puñado de madres que quieren instalar en Mendoza la Fundación Pañuelos Amarillos, creada en Tucumán, y con esto revertir un complejo cuadro de situación que tiene el sistema en la provincia.

 

—¿Fue difícil caminar su vida con semejante carga? 

—Sí, al principio fue muy difícil, donde tuve momentos diferentes en cuanto a sentimientos encontrados. Pero tuve que ponerme firme por mis hijas y superar obstáculos. Fue bueno y oportuno en esos difíciles momentos que el Programa Provincial de Maltrato Infantil (PPMI) bridara todo el apoyo necesario a mi hija. También lo hizo con todo el núcleo familiar.

—Además del PPMI, ¿contó con otras áreas para abordar lo que sucedió con su nena? 
—No, lamentablemente en el principio de todo esto tan duro no encontré una solución inmediata. Nos mandaban de un organismo a otro y nadie se quería hacer responsable de esta denuncia. Cuando finalmente fuimos escuchados por la OAL de Capital, todo inexplicablemente resultó ser en vano. Porque no actuaron como organismo para proteger a mis hijas, siendo que las niñas también habían declarado.

 

—Me dice que al principio eran tres madres en soledad, ¿después encontró a otras?

—Sí, muchas madres se están contactando con nosotras porque en Mendoza hay muchos casos. Ellas no van a estar tan solas con su terrible drama, a diferencia de nosotras, que en un principio fuimos tres madres dándonos fuerza y luchando por la misma causa.

 

Se destapa un alarmante número de casos diarios

Por lo dicho, la historia de Mariel fue tan difícil y llena de obstáculos solo superados con la fuerza que comenzaron a darse entre las madres autoconvocadas por el dolor de lo ocurrido con sus niñas y niños.

 

—A pesar de todo lo que le pasó, no bajó los brazos…

—Ese fue el comienzo de todo. Fíjese que en pleno trajinar y al irnos involucrarnos por nuestras causas y la de las otras madres, ahora conocemos una noticia que hace pesar mucho más nuestro dolor. Se registran en Mendoza denuncias de diez casos de abuso sexual infantil por día. Quiero aclarar que hoy en día para nosotras es una pandemia que se está dejando de lado intencionalmente. Una pandemia que está matando a nuestros hijos en vida.

 

—¿Quieren que la provincia también cuente con la Fundación Pañuelos Amarillos? 

—Nosotras tomamos conocimiento de que la provincia de Tucumán tiene una Fundación Pañuelos Amarillos. Llevan dos años de intensas movilizaciones exigiendo justicia. Están muy bien organizados y su pregonar está taladrando el sistema judicial de esa provincia. Por eso es que su movilización se ha expandido a otras provincias y ha llegado a Mendoza.
 

—¿Son conscientes de que comenzarán a aparecer madres, que, como usted, tuvieron o tienen el mismo drama?

—Sí, claro. Somos conscientes que nos van a llover casos. Por eso queremos conformar una fundación, para poder colaborar, concientizar y ayudar a las víctimas de abuso sexual infantil. De esa manera presentar proyectos, pedir justicia, exigir celeridad en los procesos judiciales. Al respecto, ya nos contactamos con la gente de pañuelos amarillos para conformar en la provincia esta importante fundación.

 

—¿Qué más quieren canalizar con la fundación?

—También exigiríamos que sean desterradas las revictimizaciones. Que nuestras niñas, niños y adolescentes no sean más sometidos a reiteradas pericias. Además, que se deje dar lugar a teorías falsas como el Síndrome de Alineación Parental (SAP) que los imputados y los denunciados utilizan para defenderse, donde su principal argumento es que las madres alimentan y confunden la cabeza de los niños.