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Denuncia que votaron por ella y le pidieron “minimizar el tema”

Una señora que acudió a sufragar a pesar de un impedimento físico no pudo hacerlo porque alguien firmó en su lugar y no estaba el troquel

16 de septiembre, 2021 - 07:32

El domingo pasado no todas fueron luces encendidas para alegría de los que pasaron bien las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y apagadas para los que no recibieron la cuota de votos que esperaban, ya que también ocurrieron hechos que son graves y alguien debería intervenir e investigar, porque allí reinó la oscuridad total.

Nadie se puede poner en los zapatos de una persona que va a cumplir con su derecho y obligación de sufragar –tal cual indica la Constitución y las leyes que se fueron sancionando para el necesario encuadre jurídico que tiene esa importante acción que ejerce la gente– y le digan que en el padrón de la mesa figura que ya votó. 

Una situación que vivió con espantoso asombro una votante al comprobar que el troquel que le correspondería recibir una vez emitido el sufragio, no estaba y ahí mismo había estampada una firma que no era la suya.

 

 

La historia que vivió Alba Rosa Teruel, de 71 años, es una muestra de que hay cosas que todavía no funcionan correctamente en nuestro sistema electoral, sobre todo en el estricto resguardo que implica el sufragio. No solo para los partidos políticos tiene que haber garantías que esa acción se vigila con responsabilidad y transparencia, ya que también debe existir para la gente, fundamentalmente.

La mujer –que sufrió recientemente una dolorosa caída que desembocó en dos complejas operaciones de cadera– se impuso así misma ir a votar el domingo, como lo hace todo ciudadano responsable. Su estado no lo impediría y así se lo transmitió a su hija Érika Cardara, quien la llevó hasta la escuela Crucero General Belgrano, del distrito El Resguardo, de Las Heras

Una vez allí no solo no pudo concretar su derecho a votar, sino que además comprobó que alguien había sufragado en su lugar. Su estupor se profundizó ante las respuestas que habría recibido su hija de las autoridades de mesa, fiscales de diferentes partidos que allí estaban y de los responsables de la Junta Electoral Nacional. 

Respuestas que “lejos de reconocer el error, si realmente existió, o comenzar una inmediata investigación ante un hecho muy grave donde podría caber robo de identidad, falsificación de firma y fraude electoral, solo se habrían limitado a minimizar el hecho, apaciguarlo y ocultarlo”, resaltó la asombrada mujer.

 

“No te preocupés, las PASO no son obligatorias”

Para Érika, el hecho que vivió junto a su madre es grave, y todavía no sale del asombro ante el cúmulo de pensamientos e interrogantes que la joven se hace sobre algo que ella “no creía que en Mendoza ocurriría”, como se sinceró ante nuestro diario.

Cuando El Ciudadano le pidió detalles, explicó: “El domingo llevé a votar a mi madre porque era su pedido expreso a pesar de sus problemas de movilidad tras dos operaciones de caderas. Por eso me acerqué a la mesa 1.699 en la escuela que debía sufragar, expliqué el estado de mamá y pedí posibilidades de que fuese atendida en una parte más cómoda para el ingreso, así ella cumplía con el derecho a votar”.

—¿Qué le respondieron?

—Que no se podían movilizar las urnas. En cierta manera lo entendí, aunque sé que en ocasiones de fuerza mayor lo hacen, por lo que consulté qué podíamos hacer.

“‘No te preocupés, las PASO no son obligatorias’, me respondieron el presidente de mesa y la delegada de la Junta Electoral. A lo que sorprendida por la respuesta les observé ¿cómo que no lo son, si la misma denominación de las primarias lo indica?”, agregó.

 

—¿Qué hizo entonces?

—Fui hasta el auto, le expliqué a mi mamá lo que sucedía y le volví a preguntar si quería votar. Me respondió que sí porque es su derecho. Con muchas dificultades la trasladé hasta la mesa, y cuando se dispuso el trámite que se hace previo a entrar al cuarto oscuro, le dicen que el troquel de constancia de voto no estaba y le muestran que en el espacio que uno firma ya había una rúbrica.

 

—¿Qué explicaciones le dieron?

—Me expresaron que “debe ser una irregularidad”, algo que los mismos fiscales de mesa corroboraron. También me respondió la delegada de la Junta Electoral diciendo que ‘debe haber sido un error involuntario, no te preocupés’. A lo que, asombrada y molesta le digo que esto no puede ser así y les muestro que en el padrón hay cuatro hombres antes de mi madre y dos hombres después de ella, es decir que es la única mujer y la única Teruel del padrón. ¿No le parece que esto es grave y que hay que investigar?.

 

—¿Qué postura tomaron entonces?

—Lo que le cuento ahora es más grave. La delegada de la máxima autoridad en esa escuela me expresó que anularía el voto. A lo que le pregunté “¿cómo va a anular el voto?, ¿qué voto anulará?, ¿al que usted se le ocurra o no le guste?”. Y ella insistió en que debía calmarme y que todo se solucionaría.

 

—¿Qué harán ahora?

—No sé, sinceramente no sé. Sobre todo después de ver el rostro de mi madre tras retirarnos de la escuela con un papel escrito a mano de la delegada de la Junta Electoral en la que dice que mi madre no votó por un error. No lo creemos así y desconfiamos del sistema y de su transparencia.

“Pensamos, en estos tiempos tan difíciles de la pandemia, cuántas personas contagiadas o fallecidas que figuran en el padrón pasaron por esto. Es grave y esperamos respuestas de alguien”, finalizó.