|06/03/20 04:09 PM

Mendocinos afiebrados por el oro de California

Varios vecinos de nuestra provincia emprendieron la aventura de extraer el preciado metal pero la vida dura los convenció de que ese trabajo no era para ellos y volvieron a su tierra

06 de marzo, 2020 - 16:09

Pocos se imaginan que un reducido grupo de mendocinos fue protagonista de una historia que tuvo trascendencia mundial, como lo fue la denominada “fiebre del oro" en California a mediados del siglo XIX. Estos jóvenes se aventuraron a soñar a ser ricos pero no les fue nada fácil en aquel tiempo. Algunos de ellos se quedaron, otros, en cambio, volvieron a su terruño.

La fiebre del oro

La fiebre del oro de California fue un fenómeno social ocurrido en Estados Unidos entre 1848 y 1855, caracterizado por la gran cantidad de inmigrantes que llegaron a las cercanías de San Francisco (California) en busca del metal precioso.

Toda esto se originó cerca del pueblo de Coloma, cuando unos obreros del general John Sutter descubrieron oro. La noticia se extendió rápidamente por los Estados Unidos y otras partes del mundo. Se cree que alrededor de 300 mil personas emigraron a California, entre las que se encontraban varios mendocinos.

Estos buscadores de oro fueron llamados ‘Forty-niners’, los cuales en su mayoría eran estadounidenses y, como nunca falta, también algunos mendocinos se embarcaron en esta sacrificada empresa.

Del exilio a California

Durante el largo período en que gobernó Juan Manuel de Rosas, varias familias mendocinas se exiliaron en Chile al ser perseguidos por motivos políticos. Muchos de ellos se establecieron en Santiago y otros en Valparaíso.

En 1849, varias naves que llegaban al puerto de Valparaíso desde los Estados Unidos traían la noticia que en California se había descubierto oro. Para muchos de estos jóvenes cuyanos la idea de aventura se puso en acción, y fue así que Nicolás Álvarez, Juan Antonio y Gorgonio Guevara, Isidro Quiroga, Agustín Aguirre y Manuel Chávez, entre otros, partieron rápidamente hacia aquel territorio. Luego de realizar un largo y penoso viaje, los aventureros mendocinos llegaron al puerto de San Francisco y desde allí se dirigieron a los lugares en donde se podía encontrar oro.

Aunque en un principio parecía fácil, rápidamente los cuyanos se dieron cuenta de que, como dice el refrán, no era “soplar y hacer botellas”. Para buscar el precioso metal, primero había que conseguir un equipo de campaña y acampar muy cerca de arroyos y los lechos de los ríos; de esta forma, el pionero empleaba un técnica llamada el cribado, que consistía en separarlos sedimentos con un tamiz.

Otros aventureros dedicados a la búsqueda de oro.

Muy pocos consiguieron buenas cantidades de dinero; la mayoría se quedó con apenas un poco más de los bienes que tenían cuando la fiebre comenzó y muchos de los que viajaron regresaron desilusionados.

Sin oro pero con renombre

Al radicarse en California, dos mendocinos se destacaron de aquel grupo. Uno de ellos se llamaba Juan Antonio Guevara. Vivió allí algunos años y formó su hogar con Concepción Castro, con quien tuvo varios hijos,tres de ellos californianos. Además, don Juan Antonio participó, como miembro, en la incorporación de la ciudad de San Francisco a la Unión, a finales de octubre de 1850.

Luego regresó con toda su familia a su provincia natal,sin la fortuna que había soñado pero trayendo nuevas maquinarias para el agro. Otro que tuvo un importante protagonismo fue Nicolás Álvarez (padre de destacados gemelos, los doctores Agustín y Jacinto), quien llegó a ser miembro de la Junta de la ciudad de San Francisco. También regresó a su terruño natal y unos años después falleció en el trágico terremoto del 20 de marzo de 1861.

Agustín Álvarez, hijo de uno de los protagonistas de aquella aventura.

Mendocinos, un condado con mitos

Existen varias versiones sobre la toponimia de un condado llamado Mendocino, ubicado al norte del actual Estado de California. Hasta hace algún tiempo se creía que este nombre hacía alusión a estos aventureros de origen mendocino que llegaron a California en aquellos años.

Pero hay más versiones, ya que se mencionaba que en 1819, luego de la expedición naval de Buchardo a California, en donde hizo flamear el pabellón nacional en el fuerte, se radicó allí un marinero oriundo de Mendoza que daría nombre a ese lugar. Lo cierto es que el mencionado nombre se remonta a 1543, cuando una flota enfiló hacia el norte de California bajo el mando de Bartolomé Ferrelo.

El 1 de marzo de ese año el explorador llegó a un lugar que denominó punta Mendocino en honor de Antonio de Mendoza, primer virrey de la Nueva España, patrocinador de la expedición. Como podemos ver, nada que ver con la fiebre del oro.