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A 35 años del último terremoto que enlutó a la provincia

El 26 de enero de 1985 un fuerte movimiento sísmico afectó a una vasta zona del Gran Mendoza y del Este, con el triste saldo de seis muertos y más de 200 heridos

24 de enero, 2020 - 16:25

Hace 35 años que los mendocinos fuimos testigos de un gran sismo que afectó gran parte de la ciudad y de algunos departamentos. Habían pasado 124 años desde que un terremoto de tal magnitud afectara directamente a los ciudadanos del Gran Mendoza.

Por mucho tiempo, desde esa última vez, la población percibió grandes temblores con epicentro en el Sur o el Norte de nuestra provincia. También los de la vecina San Juan o los grandes remezones producidos en Chile. Pero que la tierra se sacudiera con una fuerza estrepitosa, no se recordaba hasta ese día.

Fue en los primeros minutos del sábado 26 de enero de 1985 cuando los portones de hierro flamearon como papel. Ese día hubo sueños que se desplomaron con el adobe. Tierra, oscuridad y gritos.

Miles de mendocinos protagonizaron escenas de pánico en solo unos minutos. La gente salió a las calles, algunos, en paños menores en momento que dormían apaciblemente pero que fueron despertados súbitamente. Otros, en cambio, estaban sentados en el patio o en la calle apreciando la fresca brisa de una noche muy calurosa.

Nadie entendía qué había sucedido. Todo estaba tranquilo y de repente, se sintió como una gran explosión que se reflejó en el cielo. 

Inclusive, algunos asociaron a este fenómeno con la caída de un gran misil en la cordillera, teoría que se sostuvo por varios días. 

Inmediatamente, la oscuridad se hizo presente y muchos pudieron apreciar en el cielo nocturno miles de estrellas resplandecientes. Mientras que en la tierra, cientos de casas habían quedado en total ruina.

La ciudad en ruinas

El sismo alcanzó su mayor intensidad a las 0.08 y fue precedido de otro temblor, también intenso, pero de menor fuerza que el movimiento central.

En pleno centro de la Ciudad se registraron escenas de pánico, especialmente entre los vecinos que habitaban los edificios más altos. La angustia fue aún mayor entre  muchos turistas que visitaban la provincia, y algunos ante la desesperación por el movimiento, abandonaron los hospedajes para retornar a sus lugares de origen.

Mientras tanto, la caída de mampostería y elementos colgantes, a lo que se sumó la rotura de vidrios hizo que muchas personas sintieran más pánico aún. 

Otro de los hechos que ocurrieron fue en la Cuarta Sección, donde las veredas, por el movimiento, quedaron tapadas por unos metros de escombros que cayeron de los edificios, y se depositaron revoques, adobes y un sin fin de cornisas.

Todos los servicios sanitarios, bomberos, Policía, Defensa Civil y fuerzas de Gendarmería Nacional y del Ejército accionaron en las distintas zonas afectadas. Horas después, se restableció paulatinamente el servicio eléctrico.

Muertos y un hospital caído

Con el correr de las horas, comenzaron a conocerse noticias no muy gratas. Un hombre de Las Heras, que había corrido tras su hija, murió junto a ella bajo la cornisa del umbral de su vivienda.

Un joven de 16 años de Godoy Cruz y una nena de 6 en el departamento Junín, corrieron igual suerte en el intento de ganar la calle. Además, otras dos personas fallecieron de infartos cardíacos antes de que la tierra se aquietara.

Mientras tanto, el gobierno de Santiago Felipe Llaver estuvo a la altura de las circunstancias accionando con rapidez ante el lamentable desastre natural y dándole auxilio a los damnificados.

Las plazas de la Ciudad, el Parque San Martín o las estaciones de servicio se convirtieron en zona de refugio para quienes vivían en edificios altos o en casas visiblemente agrietadas.

Las zonas más afectadas por el terremoto fueron Villa Marini y Villa Hipódromo, en Godoy Cruz. Allí está enclavado el Hospital El Carmen, donde jaqueado por la sorpresa, el personal evacuó a los más de 200 pacientes. 

A oscuras, sin ninguna instrucción antisísmica, trasladaron gente sobre colchones, camas o sillas de ruedas a través de los pasillos de la antigua construcción. 

Los movimientos se complicaron con el desmoronamiento de un tanque de agua que inundó parte del patio. Mientras tanto, una ola de rumores corría por la ciudad: se decía que cientos de cuerpos yacían bajo los techos del hospital.

El día después

Los técnicos dirían después que el temblor del 26 de enero de 1985 tuvo una magnitud 5,9 (escala de Richter), que su epicentro fue en Barrancas (Maipú) y que duró 40 segundos, aunque solo 3 segundos en su pico de mayor intensidad. 

Pero fue suficiente como para colapsar alrededor de 20 mil casas precarias de Godoy Cruz, Las Heras, Guaymallén, Palmira, Capital, Luján y Rivadavia.

Según las cifras oficiales de aquel momento, el saldo fue de seis muertos y más de 200 de heridos. Los cientos de damnificados fueron ubicados en más de 50 albergues a lo largo del Gran Mendoza.

Meses después, con la concreción de nuevos barrios, se trazó el nuevo mapa de nuestra provincia, que ya nunca volvería a ser la misma.