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El 38% del agua se pierde en la ciudad, situación que repercute en el agro

Lo aseguró el titular de Irrigación, Sergio Marinelli, quien se refirió a la forma en que el organismo trabaja para lograr un equilibrio que permita menguar la crisis hídrica que sufre Mendoza

02 de enero, 2020 - 11:19

El importante debate que propuso la población mendocina en la defensa del agua dejó al descubierto nuevamente cómo la provincia tiene un problema con el vital líquido, sin que todavía surjan soluciones planificadas.

Mendoza, en el tema del agua, tiene dos fuertes puntos: la crisis hídrica que lleva diez años y que tiende a profundizarse y el crecimiento poblacional sin equilibrio entre lo urbano y lo rural. En esto último la cuestión se pone más tensa porque la concentración de habitantes se profundiza, tal como la demanda de agua. 

Con un servicio que está muy lejos de ser el óptimo a pesar de algunas inversiones que se hacen en la infraestructura, aunque no alcanzan y dejan al descubierto que se pierde el agua por antigüedad y colapso de cañerías, que en el caso de la destinada a líquidos cloacales han comenzado a contaminar sectores de importantes napas freáticas. 

Lo delicado de todo esto hace que la provincia comienza a planificar medidas urgentes con obras. Pero también en políticas de Estado que se vuelquen en la mesas de la sensatez para que tanto ciudadanos como industriales y productores se pongan en sintonía para optimizar el servicio en un terreno de total escasez de agua en todo este Estado provincial cuyano.

Sobre el tema, El Ciudadano entrevistó al superintendente del Departamento General de Irrigación (DGI), Sergio Marinelli, a quien se le preguntó si es grave lo que hoy ocurren con el agua en la provincia. “Los problemas reales que hoy tenemos en Mendoza pueden profundizarse si no hacemos algo en muchas cuestiones que no solo dependen del Departamento General de Irrigación. Algunas de ellas tienen que ver con un cambio cultural porque se usa muy mal el agua”, respondió el funcionario. 

Sergio Marinelli, superintendente del Departamento General de Irrigación.

Marinelli agregó: “A mi criterio el problema es la ineficiencia en cómo se usa el servicio. Lo otro, y es la causa principal, es que la naturaleza cada vez nos aportará menos agua en un marco donde crece la demanda, porque crece la población”.

—En el debate de estos días, se hablaba que son necesarios importantes fondos.

—Uno aspira que, para que haya importantes inversiones en el servicio, debe también crecer la actividad económica. Si no es minera que sea agrícola e industrial, pero debe quedar en claro que siempre es necesario contar con agua para desarrollarla. Por lo tanto tenemos que concentrarnos en eso.

—Muchos sectores apuntan a la producción agrícola en el mal uso del agua.

Trabajamos en muchos frentes que tienen que ver con atacar el problema de la ineficiencia en el uso del agua. Enfrentar esto requiere acciones sobre bases ciertas. Por ejemplo, en Jaime Prats (San Rafael) hay mucho requerimiento de agua porque hay una inversión importante en pasturas, donde se ha incorporado tecnología mediante el pivot con algunos productores grandes. Sin embargo no les llega el agua porque se transporta por canales muy arenosos, planos porque no hay pendiente y muy anchos. Todo eso lleva a problemas por falta de infraestructura. 

En otros casos tenemos la red primaria impermeabilizada, al igual que la secundaria que ya está en esa condición en un 80%, sin embargo se sigue regando muy mal.

—¿No hay sanciones para quienes cometen estos actos?

—Creo que hay que trabajar con el intrafinca. Todos los datos que doy, al dividirlos en tres nos permitirán identificar dónde está el problema que me plantea y en consecuencia dónde actuar. En las fincas se riega muy mal y en algunas se riega solamente a través de pozos que se usan más de lo que corresponde, por lo tanto cometen infracciones por mala utilización del acuífero. Existen las multas en agua y desde hace tiempo desde nuestro organismo venimos trabajando el marco legal.

El desfasaje en zonas urbanas repercute en la producción

En otro tramo de la entrevista, se le reiteró al funcionario la pregunta sobre los fondos necesarios para enfrentar el problema.

“Estamos trabajando en establecer una metodología en cálculo de valor en el metro cúbico que tiene que ver con las distintas actividades, para que nos permita a través de la inversión de quienes se incorporen o pretendan ampliar la producción, tengan que financiar también esa eficiencia del servicio”, respondió Marinelli.

—¿El problema del campo se repite en la ciudad?

—Lo mismo ocurre en la ciudad, donde de acuerdo a la zona, puntos más o menos, tenemos un 50% que se aprovecha y un 50% que se pierde. Eso ocurre tanto en la zona urbana poblada como en el uso rural. A lo que usted me pregunta le digo que la diferencia está en que en el uso urbano hay cañerías rotas, donde no se puede hablar de mal uso del agua, mientras que en la parte rural es por infraestructura que está faltando.

“Es decir que están a la par, a diferencia de un tiempo atrás cuando los problemas urbanos se ubicaban en un 10%, lo que no incidía. Hoy pronosticamos el 33%, que podría llegar al 38%. Por lo tanto se mide la magnitud de lo que se pierde en la ciudad y cómo esto influye en la producción agrícola”, finalizó Marinelli.

Los reservorios acuíferos, necesarios en la lucha contra la crisis

Días atrás, Rubén Villodas, director de gestión Hídrica de Irrigación, se refirió en un programa radial a la función de los reservorios acuíferos, e indicó que “es el sistema más adecuado para flexibilizar los sistemas de riego. Esto se hace para entregar agua a los usuarios cuando el cultivo lo necesita. Si yo tengo poca agua y el cultivo necesita el agua mañana o pasado y no hoy, la idea es guardarla para que le llegue".

Recordamos estas palabras porque vemos que atrás quedó el mito de que Mendoza es un oasis en medio del desierto. Los datos hidrológicos difundidos en estos años son de los peores del último siglo: la crisis hídrica pasó a la categoría de “permanente”, por lo que ya se habla de “sequía”. De acuerdo con el pronóstico de caudales 2019–2020 realizado por el Departamento General de Irrigación habrá 11% menos de agua que la temporada anterior

Por ese motivo, según las estimaciones oficiales, la disponibilidad del recurso total en la provincia se espera que sea del 54% de un año medio. Esto significa que los seis ríos mendocinos traerán la mitad de agua. 

Entonces, estos dramáticos datos nos depositan en una realidad: esto dejó de ser una emergencia para instalarse como algo permanente, por lo menos durante varios años más. Por eso hay que cambiar el paradigma y generar acciones necesarias para cuidar el recurso hídrico.

Todos los años Irrigación hace una campaña de medición de cantidad, de niveles y de calidad de agua subterránea. En invierno se miden los niveles estáticos y si falta agua en superficie, los niveles de agua subterránea bajan, eso es obvio.

En nuestra provincia, el 99,99% del agua viene de la montaña y de la nieve. Los mendocinos vivimos gracias a la nieve, no hay otra forma de recargar agua en todo el territorio

Hace diez u once años que se repite el mismo panorama año tras año. Dependiendo el río, hay menor cantidad de agua disponible y así estamos peor que el año pasado en materia hídrica. Esta es la nueva normalidad –el cambio climático– y hay que prepararse para enfrentarla.