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¿Cómo se vivió en Mendoza la llegada a la Luna?

La euforia contagió a los mendocinos y rompió al monotonía de la tradicional siesta

20 de julio, 2019 - 10:49

En Mendoza, los relojes marcaban apenas unos minutos más de las 16, cuando el módulo lunar alunizó. Los que miraban en vivo y en directo por la televisión no podían creer lo que estaba sucediendo. Es más, cuentan que al conocerse la noticia, un partido de fútbol se suspendió por unos momentos, y todo el público presente se puso de pie y comenzó a aplaudir.

Las calles mendocinas estaban desiertas. Micros y troles circulaban regularmente pero, a diferencia de otros días normales, la mayoría de los choferes llevaban encendidas las legendarias radios Spica para escuchar lo que pasaba.

Esta tranquilidad se quebró al sonar la tradicional sirena del matutino Los Andes. Algunos coincidieron en las calles céntricas para enterarse de algo más o intercambiar informaciones.

Entonces, cientos de personas –como si se hubiese ganado el Mundial de fútbol– salieron espontáneamente a las calles con una desbordante alegría.

Los coches tocaban sus bocinas, la gente aplaudía y otros se abrazaban, conmovidos. Tal vez fue la primera vez que el pueblo de Mendoza salió con tanta alegría a festejar algo que no estaba vinculado con las pasiones políticas o el deporte.

Aquel día, la euforia invadió a cada rincón de la esfera terrestre, sin distinción de razas, de ideologías y de religiones.

Y se transformó, por iniciativa de un argentino, en el Día del Amigo.